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CAPITULO 80: PRISIONERA

Desperté lentamente sintiendo la pesadez en mis párpados y cuerpo. Estaba totalmente débil.

El frío suelo se sentía horrible contra mi piel, intenté ponerme de pie tambaleando un poco. Tenía ganas de vomitar.

¿Hace cuánto estoy aquí?

¿Dónde estoy?

Miré a mi alrededor sosteniéndome de una pared y tomando aire para controlar mis náuseas.

Carajo...me sentía como en el puto infierno.

¿Estaba en Azkaban?

Ni siquiera sabía como era Azkaban...

Unos pasos de oyeron detrás de mi y voltee mirando hacia una puerta con rejas negras. Del otro lado había un hombre enano, regordete y con un aspecto horrible.

Él sonreía perverso causandome aún más náuseas.

—¿Quien es usted?—pregunté fría.

El hombre soltó una carcajada.

¿Se está burlando de mí?

—Al fin despiertas mocosa, mi señor te está esperando—abrió la reja.

¿Señor?

Por un demonio...

Lord Voldemort...

Yo caminé lentamente hacia el tratando de idear un plan para escapar.

¿Que demonios podía hacer?

—No intentes nada, estás débil y cualquier cosa que hagas será en vano—advirtió rodando los ojos.

Yo detuve mi caminata horrorizada.

¿Que me hicieron?

Miré mi ropa, tenía mis jeans negros y mi suéter color blanco debajo de mi chaqueta de jean.  Los brazos me dolían como un infierno.

—¿Que señor?—murmuré.

Él volvió a rodar los ojos.

—Deberías saber de quien estoy hablando—sonrió maniático—. El Señor Tenebroso.

Carajo...

Carajo...

Carajo...

En un solo movimiento de varita, el hombre me ató de pies y manos poniéndome un pañuelo en mi boca. Se acercó a mi arrastrándome por el suelo.

Hijo de puta...

Los escalones chocaban contra mis costillas causandome ganas de gritar, el maldito pañuelo sucio en mi boca me daba asco.

Después de unos segundos, de un golpe me soltó y de nuevo sentí la pesadez en mi cuerpo. Mi cabeza comenzó a doler y el aire me faltó de una forma horrible.

Empecé a gritar desesperada mientras pataleaba intentando soltarme las cuerdas que ataban mis extremidades. Una fuerte risa espeluznante y conocida me obligaron a detenerme.

—¡Oh cariño! ¡Deja de luchar!

Bellatrix...

El pañuelo en mis ojos desapareció, dejándome aún con el de mi boca y las cuerdas en mis brazos y pies.

Frente a mi tenía a Bellatrix junto a otros mortífagos.

Miré el lugar en donde me encontraba...

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora