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CAPITULO 5: BRUJAS CELESTINAS


Atenea

—¿De verdad que no consigues una varita?— preguntó Ron confundido— ¡Se supone que todo mago tiene una!

—Lo sé, yo también estoy confundida. El señor Ollivander dijo que debería hablar con Dumbledore porque es extraño— contesté.

—Realmente lo es—agregó Harry.

—Deberíamos averiguar en la biblioteca a ver si encontramos algo al respecto—propuso.

—Claro, eso sería bueno—acepté—. Pero tendrá que ser mañana después de una ceremonia que me dijo Hagrid que habría.

Los tres me miraron confundidos.

Hermione razonó unos segundos y habló: —Oh si, la ceremonia de selección. Allí podremos saber cual es tu casa.

Cierto, había leído algo de eso en el libro que mágicamente me transportó hasta aquí. Al parecer existen cuatro casas donde un sombrero seleccionador elige a donde irá cada alumno de Hogwarts.

—¿En qué casa están ustedes?—pregunté.

—En la casa Gryffindor—respondieron al unísono orgullosos.

—Wow—sonreí divertida—. Pues, espero quedar en la misma casa.

—Eso sería bueno, podrías compartir cuarto con Hermione— propuso Harry mirando a la castaña.

—Eso sería genial, pero no depende de mí. Supongo que en la ceremonia lo sabremos—respondí.

—Sólo esperemos que no quedes en Slytherin—dijo el pelirrojo mientras sacaba un chocolate de su túnica.

—¿Que hay de malo en Slytherin?—interrogué dudosa. Había leído sobre eso pero muy poco. Es la casa de uno de los fundadores de Hogwarts, Salazar Slytherin, y al parecer la astucia, el ingenio y la ambición la caracterizaban.

—Lo que sucede es que los estudiantes de esa casa suelen unirse a Voldemort—explicó Harry y tanto Ron como Hermione lo miraban escandalizados.

—¡No digas su nombre!— dijeron rápidamente mirando mal a Harry.

Yo sólo los mire confundida.

—¿Quien es Voldemort?—pregunté confusa.

—¡Atenea!—me reprendió Hermione y entendí que no debía mencionar el nombre—. Para referirte a él debes decís "quien tu sabes". Nadie lo mbre.

Asentí con la cabeza rápidamente para luego mirar al trío con curiosidad.

—Lo siento, pero...¿Quien es él?—volví a preguntar.

—Es un mago muy malvado que intenta matar a Harry—respondió Ron.

—No solamente a mi, intenta matar a todos—lo corrigió Harry y un temblor corrió por mi cuerpo.

Los mire horrorizada y Harry supo que había metido la pata.

—Oh Atenea, pero no te preocupes—mostró una sonrisa amigable a la vez que Hermione lo miraba con ojos asesinos—. Hogwarts es un lugar realmente seguro, mientras Dumbledore esté aquí todo estará bien—agregó.

Solté el aire que había contenido debido al miedo. Cuando menos me di cuenta ya me encontraba frente a una puerta grande color marrón.

—Aquí es, la oficina de Dumbledore—explicó Her mientras me daba una gran sonrisa.

—Gracias chicos, de verdad—agradecí amable.

—Si necesitas algo no dudes en buscarnos—ofreció Harry mientras la castaña y el pelirrojo a su lado asentían apoyando al azabache.

Asentí contenta, al fin había conocido gente y eran realmente amigables. Excepto por el rubio que conocí al principio, era realmente desagradable.

El trío comenzó a irse e inmediatamente escuché la voz de Dumbledore llamándome.

—¿Que tal Atenea? Vi que ya hiciste amigos—dijo el anciano con una gran sonrisa.

—Oh si, son muy buenos chicos—respondí.

—Realmente lo son—agregó y tomó un libro en sus manos dispuesto a hablar—. Estuve investigando sobre tu llegada y es algo que no ha pasado en años en el mundo mágico.

—Al parecer esa llegada repentina ocurría a las llamadas Brujas Celestinas, nace una cada miles de años y tu eres una— explicó fascinado—. Este tipo de brujas suelen ser muy poderosas y tienen características que las distinguen del resto de magos o brujas.

En ese momento recordé que el señor Ollivander dijo que debía hablar con Dumbledore debido a que ninguna varita se amoldaba a mi.

—¿No tomaré clases con los otros chicos?—pregunté.

—Claro que tomarás clases, pero tendrás horas extras debido a tu poder. Ahora más que nunca debemos prepararte para cualquier cosa—explicó.

Yo sólo me límite a asentir sorprendida.

—¿Quién me dará clases extras?—la curiosidad me invadió.

—La profesora McGonagall está muy interesada, ella te ayudará—explicó entregándome un libro cuyo título decía "Brujas Celestinas y su historia".

Observé el libro maravillada. Era increíble, jamás creí que yo era una bruja. Todo se hace más genial al pensar que no era cualquier tipo de bruja, sino que era diferente.

Eso explica porque siempre me sentí diferente, siempre sentí que algo faltaba o que necesitaba algo.

Ese sentimiento desapareció y ahora sólo queda emoción e incluso un poco de miedo a lo que me espera.

🤍

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora