XXXI

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CAPITULO 31: AY DRACO

—¡No puedes atraparme!—grité y solté una carcajada.

Corría hacia el bosque entre risas esperando a que Draco no me atrapara cuando me di cuenta que nadie me seguía.

Apoyé mi mano en un árbol mientras juntaba aire, estaba un poco agitada por haber corrido. Definitivamente no tenía estado físico.

Miré a mi alrededor pero no había indicios de que Draco estuviera cerca y comencé a preocuparme.

—¿Draco?—no tuve respuesta.

No me había dado cuenta lo tenebroso que se veía el bosque, aún más cuando ya casi anochecía.

—Draco no me gusta esta broma...—volví a decir y sin tener respuestas.

Mi preocupación aumento cuando me di cuenta que no recordaba por donde era la salida del bosque. Sentí ganas de llorar.

Sentí unas manos tomar con fuerza mi cintura y como un acto reflejo giré rápido y sin pensarlo golpee a mi atacante con mi puño encontrando a un Draco horrorizado por mi reacción mientras llevaba su mano a su nariz.

—¡Maldición golpeas fuerte!—exclamó ofendido.

—¡Eres un estúpido!—grité empujando al rubio molesta—. Me asustaste, pensé que algo te había pasado.

Su rostro cambió de ofendido a sorpresa y una gran sonrisa satisfactoria.

—Te preocupaste por mi brujilliza—se burló y volví a empujarlo enfadada.

—Eres un tonto—murmuré y me acerqué a examinar la cara del chico—. Déjame ver, quiero ver si te lastimé...

Draco quitó su mano de de su rostro y pude ver qué no sangraba su nariz ni tampoco su labio, agradecí internamente.

—No tengo nada Atty—dijo casi en un susurro al estar tan cerca de mi.

La forma en que me habló me erizó la piel, mi corazón comenzó a latir rápidamente y fue inevitable no desviar mis ojos hacia sus labios.

Como si él pensara lo mismo que yo, comenzó a acercarse lentamente hacia mi mirando mis labios mientras que yo, comencé a dar unos pasos hacia atrás ante mi nerviosismo hasta que llegó un punto en el que ya no pude ir más atrás.

Estaba acorralada entre Draco y un árbol...

El rubio apoyó uno de sus brazos en el árbol por encima de mi cabeza mientras que su otra mano se deslizó por mi cintura estremeciendo cada vello de mi cuerpo.

—Draco...¿Que estás...—intenté hablar pero sentí sus labios rozando mi cuello y mi mejilla. No pude evitar soltar un suspiro.

Él ante mi reacción me apegó más a su cuerpo y yo sentía que podía derretirme ante su tacto.

—Dime si quieres que me detenga Atty—susurró en mi oreja y depósito un beso en mi mandíbula.

Maldita sea, me iba a morir de un infarto.

Antes de que pudiera responderle, un aullido de lobo se escuchó en todo el bosque matando la tensión del momento. Yo empuje levemente a Draco a la vez que tomaba aire para tranquilizarme mientras que él miraba a nuestro alrededor buscando alguna señal.

En ese par de segundos recuperé la cordura.

—Es tarde ya, debemos volver—dije separándome con rapidez mientras intentaba que no se notara lo acalorada que me sentía.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora