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CAPITULO 20: FIESTA EN HUFFLEPUFF

Estaba en un salón de clases vacío practicando mis hechizos, lo cierto es que había mejorado bastante, aún así no dejaba de practicar.

Ya habían pasado un par de días del baile y se acercaba la segunda prueba del torneo.

Después del baile volví a mi habitación, Draco se había ofrecido a acompañarme y acepte sin dudarlo, se había portado muy bien conmigo. Ya no estaba enojada con él, me había animado ese día y se lo agradecía.

Mis amigas no podían creer que yo estuve bailando con Draco lo que quedó de la noche del baile, les parecía un poco extraño pero dentro de todo bueno.

Con respecto a Cedric no había hablado con él y esperaba no hacerlo, estaba aún molesta y el hecho de verlo en los pasillos con Cho Chang me ponía de mal humor.

Como si hubiera invocado su presencia, la puerta del salón de abrió lentamente llamando mi atención.

Tenía al castaño frente a mi con una cara de arrepentimiento.

Iba a golpearlo.

—¿Que quieres?—hablé directa comenzando a guardar mis cosas. Mis palabras se escaparon secas, estaba enojada.

—Yo sólo... Quería hablar—se adentró al aula y me apresuré a tomar mi mochila al notar su intención. 

—¿De que quieres hablar Cedric?—crucé mis brazos.—¿De como me dejaste plantada en el baile cuando se suponía que eras mi pareja? ¿O de como me ignoraste esa noche dejándome en ridículo?—hablé sarcástica aguantando mis ganas de llorar.

 —Atenea, sé qué estuvo mal pero...—rascó su cabeza incómodo.—Sólo pasó, Cho no tenía pareja para el baile y le dije que podía ser mi acompañante.

—Ese es el problema Cedric, tu ya tenías acompañante y se suponía que era yo—dije irónica conteniendo mi enojo.

—Lo siento, no quería humillarte ni tampoco lastimarte—me miró apenado y eso me enfureció más.

—¿Es una broma? ¿El beso con Cho tampoco fue para lastimarme? Eres un maldito idiota—acomodé mi mochila en mis hombros y salí del salón hecha una furia.

Caminé unos pasos por el pasillo pero su voz volvió a detenerme.

—Atenea perdóname por lo que te hice, tu me gustas—giré sobre mis talones y me acerqué al castaño totalmente decidida.

Sin pensarlo dos veces estampé mi mano contra su mejilla dejándolo atónito.

—¡No vuelvas a decir esa mierda!—amenacé empujándolo con fuerza. Las miradas se posaron en nosotros.—¡No te me acerques, no me hables, no me mires y no te atrevas a decir que te gusto cuando dejaste en claro lo que sentías por mi cuando besaste a Cho!—exclamé totalmente enfadada y salí de ahí conteniendo las lágrimas en mis ojos.

Caminé hacia el campo de Quidditch que ahora se encontraba vacío. No había nadie entrenando ni tampoco había partido. Estaba todo solitario.

Suspiré profundo y saqué las galletas de chocolate que tenía en mi mochila, comencé a comerlas tranquila mientras sentía como la paz volvía a mi cuerpo.

Estúpido Cedric, como se le ocurría decirme que le gusto después de todo. 

Definitivamente no entiendo a los hombres.

 —Esta un poco solitario aquí ¿No crees?—una voz conocida sonó a mis espaldas. Era Draco.

—Así es, sólo quería estar tranquila—hablé sin despegar la mirada del campo.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora