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CAPITULO 70: ALEGRE VISITA

Tomé el pastel de manzana que había preparado la noche anterior y verifique que todo esté en orden antes de salir del apartamento. Iba al Callejón Diagon dispuesta a visitar a los gemelos Weasley en su tienda.

Una vez que me encontré en el callejón, después de aparecerme, caminé por las vacías calles dándome cuenta de que la única tienda que no había sufrido algún ataque o algo similar, era la de los gemelos.

Me sentía aliviada de que no los atacaran de nuevo como aquella vez en la Madriguera, de todas formas, seguía sintiéndome mal por el resto de personas que sufrieron daño.

Lord Voldemort destruía todo a su paso.

Llegué a la tienda observando a lo lejos la entrada con el peculiar de su tienda. Aún seguía pareciéndome genial el Weasley que se quitaba el sombrero en la puerta para recibir a los clientes.

N° 93 Callejón Diagon, Londres.

Esa era la ubicación de la tienda. Fred y George reían en el interior mientras arreglaban algunas estanterías y abrían cajas, supongo que con material nuevo.

La sensación de miedo o preocupación ante una posible reacción mala de ellos al verme me daba terror, no sabía si Harry les había comentado algo a los Weasley y a Hermione sobre lo que pasó entre nosotros la noche en que Albus Dumbledore fue asesinado.

¿Y si no querían verme?

¿Y si también pensaban que yo era una traidora?

Sacudí mi cabeza quitando esos malos pensamientos y tomé aire dándome ánimos para entrar.

—Tu puedes, tu puedes—murmuré para mi misma aferrándome al pastel de manzana en mis manos.

Entré a la tienda a un paso lento pero decidido, una campana sonó apenas puse un pie en el interior y cerré la puerta admirando el lugar.

Estaba diferente a la última vez, habían muchos más productos y más estanterías. Habían varias personas comprando.

Reconocí a los gemelos por separado, Fred estaba acomodando unos productos y George se había ido a ayudar a un niño que estaba con su madre.

Al menos la tienda no se había llenado de oscuridad con la existencia de Lord Voldemort, los gemelos siempre mantenían un aura alegre y positivo.

Comencé a sentirme incómoda y miré unos estantes encontrando algo que me llamó la atención.

Poción para no cocinar.

Ay caray, eso si me interesa.

—Señorita, ¿le ayudo en algo?—escuché la voz de George acercarse y levanté la cabeza con una sonrisa.

George abrió sus ojos como platos al verme y me sonroje cuando pasó sus ojos por todo mi cuerpo.

Mi cuerpo había cambiado un poco, supongo que era normal. Ya no era una niña, al igual que Luna, Abby, Hermione y Ginny.

—¡Atenea cielos!—exclamó—. ¡Te hemos extrañado!

—¡George!—chillé dándole un fuerte abrazo—. ¿Como va la tienda?—pregunté cuando me separé de él.

—Bien, sólo que estamos por cerrar un tiempo hasta que las cosas se calmen con...ya sabes—su sonrisa se desvaneció un poco.

—Si, lo sé—asentí de la misma manera.

A todos nos angustiaba demasiado que Lord Voldemort comenzara a controlar absolutamente todo.

—¿He escuchado mal? ¿O está aquí a mi ravenclaw favorita?—Fred llegó corriendo hacia nosotros y apenas me vió abrió los ojos de la misma manera que George.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora