VII

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CAPITULO 7: AMIGAS EN RAVENCLAW

Entré a la que sería la sala común de la casa Ravenclaw y miré maravillada el lugar. Estaba decorada con sofás colores celestes mientras unas cortinas y alfombras del mismo color adornaban todo el lugar. Noté que habían muebles repletos de libros y una gran estatua de Rowena Ravenclaw le otorgaba un toque especial a la sala.

Comencé a caminar hacia donde estarían las habitaciones de mujeres y al llegar a la puerta di unos toques suaves esperando ansiosa conocer a quienes serían mis compañeras.

—Adelante—oí la voz de dos chicas y lentamente entré esperando que sean amigables.

—Hola, soy Atenea. Me asignaron a esta habitación—las miré con una pequeña sonrisa tímida.

—Hola, sé quién eres—saludó dulcemente una chica rubia y piel pálida. Era muy linda y tenía un rostro angelical—. Soy Luna Lovegood, es un gusto conocerte.

—Es un placer Luna—saludé.

—Hola Atenea, yo soy Abigail Delacour pero puede llamarme Abby—se presentó sonriente y animada otra chica también rubia.

—Es un gusto Abby—respondí.

Observé la gran habitación y la verdad es que era muy linda, mucho más de lo que estaba acostumbrada en el orfanato. Estaba decorada con el color representativo de la casa y habían tres camas que se veían acogedoras con unas mantas color celeste.

Las cortinas eran del mismo color que las de la sala común y había una puerta que supuse que era el baño.

En el medio de la gran habitación había una gran alfombra color azul con detalles en color plata y pude observar un cuadro donde había un águila, el animal que representaba a la casa.

—Te preparamos una cama—dijo Luna mientras señalaba una cama frente al gran ventanal donde se podían observar las estrellas decorar el cielo nocturno.

—Oh muchas gracias, no se hubieran molestado— agradecí mientras tomaba mi maleta y demás cosas para ponerlas sobre la cama.

—Déjame ayudarte—se ofreció Abby y Luna la siguió. Ambas me ayudaron a poner todas mis cosas sobre la cama .

—Son muy amables chicas—volví a sonreír. Mis compañeras eran realmente adorables.

—No es molestia, seremos compañeras ahora—respondió Luna serena y Abby asentía con la cabeza apoyándola.

Luna y Abby me ayudaron a acomodar mis cosas en mi baúl y nos pusimos a conversar sobre la casa Ravenclaw. Cada día que pasaba aquí descubría más cosas interesantes y me fascinaba.

—¿Podemos decirte Aten?— preguntó de repente Abby mientras se acostaba en su cama comiendo unas galletas de chocolate.

—¡Claro!—añadí inmediatamente mientras la imitaba y comía de las mismas galletas.

—Aten, ¿Cómo fue que descubriste que eras una bruja celestina?—Luna me observó y Abby la imitó.

—Oh eso, es extraño—comencé a explicar—. Yo no sabía que era una bruja y cuando llegue aquí fue de sorpresa. Jamás me imaginé algo así.

Ambas me miraban atónitas.

—¿Y que hay de tu familia?—indagó Abby y pude sentir que estaba nerviosa por haber hecho una pregunta indebida.

—No tengo familia, crecí en un orfanato en Massachusetts, Estados Unidos—relaté y noté como Abby se sintió arrepentida de preguntar—. Oh pero no te preocupes, no me molesta hablar de eso—agregué y ella soltó un suspiro de alivio.

—¿Massachusetts? Eso es muy lejos de aquí—masculló Luna y pensó por unos momentos—. ¿Entonces como fue que llegaste aquí? Oímos algunas versiones pero nos negamos a creer algo basado en un simple rumor.

 Abby asintió a lo que dijo Luna mientras me miraba con atención.

Comencé a relatar toda la historia sobre como fue que me dormí en el bosque leyendo el libro sobre Hogwarts pensando que era un simple mundo mágico de ficción y cuando oí un fuerte ruido desperté en el suelo del gran salón donde estaban todos.

Luna y Abby estaban asombradas y sorprendidas por mi relato.

—Es increíble que seas una bruja celestina, papá siempre habla de ellas. Dice que son seres increíbles y que cuando una de ellas aparece es porque buscan proteger—explicó Luna y yo la miré atenta.

—Es cierto, aparece una cada miles de años y son muy inteligentes—agregó Abby y me miró emocionada.

—Si, yo tampoco puedo creer que sea una— dije —. De todas formas todavía no pude practicar usar magia

—Oh, podemos enseñarte algunos hechizos simples—propuso Luna emocionada y yo miré a las chicas con entusiasmo.

Me levanté de mi cama parándome en el medio de la habitación mientras Luna sacaba un libro de su baúl.

—Mira Aten, este hechizo es muy sencillo, no hay peligro—aclaró la rubia mientras Abby se asomaba para leer el hechizo que marcó en un círculo Luna en su libro con su pluma y tinta.

Me acerqué y leí que el hechizo marcado se llamaba "Reparo".

—Este hechizo sirve para arreglar cosas, ahora tu arreglarás algo—explicó emocionada Abby y vi como tomaba un gran jarrón de adorno sobre una mesa y lo tiraba al suelo con fuerza causando que se rompiera en pedazos.

Mire a Luna esperando que me dijera que debía hacer.

—Tu elemento son tus manos, nosotras utilizamos varita pero tú no la necesitas—comenzó a explicar—. Frota tus manos suavemente y sentirás calor y una corriente en tu cuerpo.

Asentí ante su explicación y noté como Abby miraba expectante.

Comencé a frotar mis manos lentamente y sentí como una electricidad invadía mi cuerpo, cuando sentí que era necesario las separé observando una especie de hilo azul eléctrico entre mis manos. Era como si yo lo formara, yo lo sostenía.

Miré a Luna y a Abby sorprendida y noté como ambas se movían hacia un lado esperando que haga el hechizo.

—¡Reparo!—recité mientras dirigí mis manos hacia los pedazos del jarrón que se levantaron del suelo rápidamente y se unieron de una forma increíble reparando totalmente el objeto.

Quedé atónita observando el jarrón y una gran sonrisa se formaba en mi rostro mientras comenzaba a dar pequeños saltitos de emoción.

—¿Vieron eso? ¡Es increíble!—dije emocionada totalmente y Luna y Abby saltaban alegres compartiendo mi emoción.

—Jamás vi algo así—soltó Abby sonriente—. ¡Tienes tanto poder Atenea! Es impresionante como juntaste tus manos y esa cosa azul arregló el jarrón.

—¡Estoy de acuerdo, eso fue increíble!—Luna me abrazó emocionada y yo le devolví el abrazo. Abby se nos unió.

En ese momento de alegría mis ojos se llenaron de lágrimas y ambas rubias me miraron preocupadas.

—¿Aten que sucede?—preguntó Luna dulcemente mientras se separaba de mi. Abby la miró confusa.

—Es que, jamás tuve amigas y ahora me sentí acompañada—expliqué sonriente mientras secaba mis lágrimas, ambas se miraron y me devolvieron la sonrisa. Volvieron a abrazarme.

—Ya no estarás sola Aten, nos tienes a nosotras—dijo Abby tiernamente.

—Y no te dejaremos nunca—continuó Luna y las miré completamente feliz.

Había encontrado mi lugar, descubrí que tengo un don, conocí gente muy amable y finalmente estaba haciendo amigas. Por primera vez estaba siendo feliz.

Las tres dejamos las emociones de lado, y ambas chicas me ayudaron a aprender varios hechizos básicos, estuvimos horas y horas practicando y hasta incluso, me mostraron como se usaba la varita.

Seguía asombrándome y emocionándome cada día en este lugar tan especial.

🤍

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora