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CAPITULO 1: EL DIARIO DE SARAH


PRIMERA PARTE

Masachussets, 1994


Atenea garabateaba en su cuaderno círculos y estrellas deseando el sonido del timbre para poder salir del salón de clases a respirar aire fresco. Se sentía agotada y aburrida, sólo deseaba que el día termine y para su suerte sólo le quedaban unos minutos para poder relajarse y dedicar el tiempo que le quedaba en su gran pasión, la lectura.

Su mente divagaba a la vez que pensaba acerca de su vida. No entendía como había llegado a ese lugar tan solitario y deprimente en el que había vivido toda su vida. No sabía nada de sus padres, su familia y sus orígenes.

La pelirroja suspiró pesadamente levantando la mirada de su cuaderno para observar a su alrededor. A su lado se encontraba Nicholas, un adolescente de su edad, con quién, sin embargo, jamás mantuvo una conversación a pesar de ser compañeros de clase y del orfanato.

Miró un poco más adelante donde, sentada con su cabello castaño y sedoso, se encontraba Leah, la joven que se había esmerado cada día de su vida en hacerle la vida imposible logrando en muchas ocasiones que la pelirroja derramara lágrimas que intentaba calmar mientras se abrazaba a si misma sentada en el bosque buscando calmar su respiración, convenciéndose que debía ignorar esos comentarios.

¿Que hice para merecer esto?
Pensaba Atenea mientras buscaba una razón que justificara el comportamiento de Leah.

El timbre sonó de repente interfiriendo en los oídos y pensamientos de la pelirroja quien suspiró aliviada y juntó sus cosas en una mochila vieja y desgastada para luego salir caminando apresuradamente hacia el bosque para poder tomar un respiro, aquel que tanto deseaba desde hace unas horas.

—¿A dónde vas cabeza de zanahoria?— escuchó una voz chillona a sus espaldas identificando a su dueña. Atenea cerró sus ojos conteniendo la ira—. Eres tan fea, tu cabello rojizo es horrible y raro, tanto como tú.

Atenea volteó encontrando a Leah y a sus dos amigas cuyos nombres desconocía.

—Déjame en paz— murmuró cortante para luego darle la espalda y seguir su camino.

Sintió un fuerte tirón en su coleta de caballo causándole dolor y pudo sentir como las lágrimas se contenían en sus ojos esperando salir.

—¿Vas a llorar?— preguntó irónicamente Leah a la vez que se reía con malicia al notar la reacción de Atenea.

—¡Golpéala de una vez!— escuchó la voz de una chica, sin embargo no pudo identificar quien era ya que inmediatamente se encontraba en el suelo siendo golpeada en su estómago.

—Basta por favor— suplicó mientras cubría su cabeza con sus manos esperando que terminaran de golpearla.

Esperó unos cuantos segundos hasta que los golpes se detuvieron.

—Eres una estúpida, Atenea— pronunció con odio la castaña para después retirarse y dejarla tirada en el suelo del patio sola.

La pelirroja se levantó juntando fuerzas y suspiró con cansancio mientras sacudía la tierra de su vestido azul, un vestido desgastado y viejo pero cómodo.

Comenzó a caminar hacia el bosque, el lugar donde había decidido ir en primer lugar antes de que Leah la encontrara.

Se sentó junto a un árbol mientras analizaba sus golpes y moretones que comenzaban a notarse debido a la agresión recibida.

Se encontraba tan concentrada mirando los golpes hasta que escuchó un rugido que la obligó a mirar a su alrededor. Notó que a unos metros de ella había un zorro esperando el momento para atacarla.

—Maldita sea— murmuró a la vez que se levantaba suavemente del suelo lentamente ideando un plan para escapar del animal furioso.

Contó mentalmente hasta tres dispuesta a hacer lo único que se le ocurrió, correr.

1... 2...3...

Corrió con todas sus fuerzas buscando de alguna rama de un árbol que le sirviera de arma. Si bien no quería lastimar al animal, necesitaba defenderse. Respiraba agitadamente mientras sentía los pasos del zorro justo detrás de ella hasta que tropezó con una gran raíz de un árbol y rápidamente se volteó hacia el animal que venía corriendo con furia deseando atrapar a su presa.

Cuando pensaba que se acercaba su fin, un aullido a lo lejos alertó al zorro que rápidamente se alejó de la joven y se marchó, dejándola sola tratando de calmar su respiración.

Atenea se levantó del suelo un poco asustada, juntando las cosas de su mochila que se habían caído junto a ella al tropezar hasta que sintió una textura suave debajo de las hojas de otoño que caían de aquel árbol. Removió las hojas encontrando escondido un especie de diario o libreta de cuero color marrón oscuro.

La curiosidad nuevamente la invadió y abrió la primera página del diario encontrando las palabras escritas "Diario personal de Sarah".

No sabía de la existencia de ninguna Sarah, pensó en que quizás se le olvidó a alguien que caminaba por el bosque o lo extravió. Atenea lo cerró y posteriormente lo guardó en su mochila mientras retomaba el camino de regreso al orfanato donde seguramente la regañarían por desaparecer y aún más por el hecho de que ya estaba anocheciendo.

En el camino se preguntaba ¿Quién será Sarah?, las dudas rondaban su cabeza y no entendía por que le daba tanta importancia a un simple diario.

Sin embargo, se propuso buscar a la famosa Sarah, la dueña del diario perdido.

  🤍

Hola! Estoy feliz de estar escribiendo esta nueva historia, la verdad es una idea que se me ocurrió hace unos días y decidí plasmarla en un fan fic de Draco Malfoy.

Espero que les guste y gracias por leer🤗

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora