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CAPITULO 60: REENCUENTRO

Levanté la cabeza de mi libro de pociones sintiéndome completamente incómoda ante la penetrante mirada sobre mi de los alumnos de otras casas. Finalmente había regresado a Hogwarts después de los horribles acontecimientos en navidad.

Sinceramente, aunque los resultados fueron parcialmente buenos, no estaba para nada contenta con el ataque de los mortífagos a la casa de los Weasley. Me había sentido completamente aterrada y ni siquiera podía pensar en que hubiera pasado si los hechizos de protección que había invocado ese día no funcionaran.

Por poco y la Madriguera era destruída.

A duras penas pude salvar la casa de la familia que tanto apreciaba. Harry había roto la barrera de protección al salir corriendo detrás de Bellatrix, y Ginny lo había empeorado cuando fue detrás de él.

Ni hablar de Remus, Arthur y Tonks.

Todavía seguía sorprendida ante los acontecimientos y no podía creer que una nueva barrera haya salido con tanta rapidez y fuerza de mis manos. Era un hechizo, sin duda alguna, sumamente complicado.

—¡Aten!

Escuché una voz masculina detrás de mi y voltee encontrando al pelirrojo con el que no había intercambiado ninguna palabra desde antes de Navidad.

—Ron—saludé seria volviendo mi mirada a mi libro. Él se removió incómodo y tomo asiento junto a mi.

Podía sentir que él estaba nervioso y en mi interior yo quería soltar una carcajada, sin embargo, me contuve con todas mis fuerzas mostrando una faceta fría y neutra.

—¿Cómo estás?—preguntó en un balbuceo.

Ay Ronald...

Suspiré pesadamente y regresé la vista hacia él.

—¿Que quieres?—solté de repente a un desprevenido Ron.

Él miró a su alrededor sintiéndose inquieto.

—Yo...quería disculparme—elevé una ceja y suspiró frustrado—. Sé que fui grosero contigo cuando intentaste hablarme sobre Lavander y lo cierto es que tenías razón...

Cerré mi libro para prestar atención al pelirrojo a mi lado.

—Continúa.

—Y también se que aún no te he agradecido por todo lo que hiciste por mi y por mi familia—rascó su nuca arrepentido—. Por favor perdón...

La verdad era que yo ya no estaba enfadada con él. Por más que haya sido un imbécil sabía que Ron solía ser inmaduro a veces pero no podía enfadarme con él.

Después de todo, Ron era un buen amigo.

—No estoy enojada contigo Ron—dije soltando un suspiro.

Él cambió su rostro de apenado a uno de confusión. Posteriormente, una sonrisa se formó en sus labios.

—¿De verdad?—abrió su boca sorprendido y asentí sonriente—. Caramba... gracias Aten.

Lo que hizo luego de eso fue algo que sinceramente no me esperaba de él, me abrazó por los hombros con fuerza mientras reía emocionado.

Ron era adorable y entendía porque Hermione había caído a sus pies. Con el paso de los años se había puesto cada vez más guapo al igual que Harry y él resto de chicos.

Y las chicas también, todas se habían convertido en mujeres sumamente atractivas y, sin dudas, poderosas.

—Ya ya Ronald—me alejé de él entre risas y él se mostró sonrojado.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora