XI

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CAPITULO 11: CITA

 Solté un suspiro de cansancio en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Si bien me gustaba esta asignatura, sólo quería salir de clases para encontrarme con Cedric. Estaba muy ansiosa aunque intentaba verme tranquila.

—Deben saber que los hechizos no verbales les permitirán una ventaja frente a su adversario.—explicaba el profesor Alastor Moody, conocido como "Ojoloco" mientras paseaba por el salón.—Estos hechizos implican de una buena dosis de práctica, ya que requiere disciplina y concentración mental.

Leí mi libro siguiendo lo que decía el profesor mientras anotaba datos necesarios en mi cuaderno como siempre lo hacía.

—Para la próxima clase quiero un pergamino con los tres maleficios imperdonables—concluyó el profesor y todos comenzaron a levantarse de su asiento.

 Junté mis cosas en mi mochila y me levanté de mi asiento quitándome la túnica.

—Wow brujilliza, hoy te peinaste—sentí la voz molesta de Malfoy detrás de mi y solté un suspiro ignorándolo.—¿Ahora me ignoras? Hace unos días me sonreías en el comedor y no dejabas de verme—utilizaba nuevamente ese tono egocéntrico.

—No te estaba mirando, tu me miraste a mí y tu me sonreías—aclaré colocando un dedo en su pecho mientras él sólo reía burlón.

—Hey, tranquilizate—me miró de arriba a abajo causándome incomodidad.—Sólo quería decirte que te luciste el otro día en el comedor cuando lanzaste a Pansy por los aires.

 Lo miré confusa, ahora entendía porque me dio una sonrisa después de eso.

—Es tu novia, debería molestarte supongo—solté comenzando a salir del salón.

—No es mi novia Atenea, yo no tengo novias—se apresuró a decir con superioridad.

Alcé una ceja y respondí:

 —Ajá claro, adiós Draco— tome mis cosas y salí de ahí. Pude notar a Cedric a unos metros esperándome con una sonrisa, sus manos en sus pantalones y el cabello desordenado.

—Ay por favor ¿Sales con Diggory?—interrogó el rubio con una expresión de desagrado.

—¿Eso a ti te afecta en algo?—respondí seca en el mismo tono.

—Sólo no creí que te gustaran...ya sabes, los chicos tiernos—se excusó levantando los hombros restándole importancia.

—¿Acaso pensabas que me van los chicos malos como tú?—cuestioné y el rubio me miró ofendido.

—¿Que tiene de malo alguien como yo?

 En ese momento pensé por un segundo la respuesta y la verdad es que Malfoy si era un chico malo, a tal punto que se me hacía imposible imaginarlo enamorado de alguien. Lo conocía muy poco y sólo ese poco tiempo me bastó para darme cuenta.

—No sabes tratar a una chica—respondí levantando los hombros restándole importancia.—Adiós Malfoy.

No le di la oportunidad de responder al rubio y caminé rápido hacía Cedric.

—Hola—sonreí tímida.

—Hola—respondió dándome un beso en la mejilla.—¿Vamos a los jardines?—asentí con la cabeza mientras comenzaba a caminar junto a él.

 Al llegar nos sentamos bajo un árbol mientras yo sacaba de mi mochila unas galletas.

—¿Quieres?—le ofrecí y él aceptó tomando una del paquete.

—Aten, ¿Cómo era tu vida antes de venir a Hogwarts?—preguntó de repente el castaño.

—Pues, vivía en un orfanato de Massachusetts. No conocí nunca a mis padres y siempre estuve sola—expliqué para luego darle un mordisco a mi galleta.

—¿No tienes curiosidad sobre tus orígenes?—me miró atento.

—La verdad es que si, pero en el orfanato jamás quisieron darme información. Quizás ahora que estoy aquí pueda investigar un poco—respondí observando el jardín.

—Puedes, seguro tu familia perteneció al mundo mágico. Podrías pedirle ayuda a Dumbledore—sugirió mientras se acostaba en el pasto y me miraba intentando que yo hiciera lo mismo. Lo imité.

—Eso estaba pensando, por ahora quiero concentrarme en ponerme al día con las asignaturas y mis clases particulares. Luego tendré tiempo para investigar—dije mientras miraba al cielo.

—Dijiste que siempre estuviste sola—asentí.—Ya no lo estás Aten—me miró fijamente y tomó mi mano. Sonreí tímidamente.

 Realmente me estaba gustando Cedric.

Después de pasar un rato hablando de cosas sin sentido, decidí que ya era momento de regresar. Mañana sería sábado y tendría el día libre para hacer mis cosas.

Me despedí de Cedric con un beso en la mejilla y regresé a mi habitación.

Al llegar no había nadie, Luna y Abby todavía no habían llegado, por lo tanto decidí tomar mis libros y bajar a la sala común a hacer tareas.

Estaba buscando un libro en mi mochila hasta que encontré un diario que creía que no estaba entre mis cosas. Era el diario que había encontrado antes de venir a Hogwarts. Lo observé detalladamente. No había podido encontrar a su dueña.

Decidí utilizarlo como libreta para hacer anotaciones de mis obligaciones, tomé una pluma y tinta y cuando quise escribir la fecha una gota de tinta se derramó en la página en blanco del diario esparciéndose y revelando unas palabras que me dejaron anonadada. 

La luna es su progenitora, la verdad le revelará...

Lágrimas derramará y de amor verdadero sanará...

Un alma protectora, que cuidará y apoyará...

Y un alma oscura se hundirá...

Pasé mis dedos por aquellas palabras y sentí como si quemaran mi piel.

¿Que demonios es este diario?

 Leí una y otra vez las palabras buscándole un sentido. Aún así, no lo hallaba.

Cerré el diario y decidí seguir leyendo mi libro de Defensa Contra las Artes Oscuras mientras hacía mi tarea a la par. 

🤍

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora