XLIII

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CAPITULO 41: EL LADO DE LA SUERTE

Levanté la mirada de mi libro de pociones encontrando a Luna observándome fijamente con sus penetrantes ojos azules. En sus manos tenía una pila de revistas que pude reconocer como "El quisquilloso".

"El quisquilloso" era una revista de magos dirigida por Xenophilius Lovegood, el padre de Luna. En ella había todo tipo de contenido como artículos de criaturas mágicas cuya existencia aún no se había demostrado o de caricaturas de personajes famosos. Además, publica teorías inusuales con el fin de que el público conozca "la verdad".

—¿Ocurre algo Luna?—hablé de repente ante la mirada de la rubia.

—Oh no, es sólo que quería pedirte tu ayuda para repartir "El quisquilloso" en el tren—respondió tímida.

De repente caí en que Abby había desaparecido del compartimiento.

—¿Dónde está Abby?—pregunté.

—Ella ha ido a...—Abby entro de repente al compartimiento con una sonrisa estúpida en el rostro y el labial rojo corrido—. Aquí está.

Levanté una ceja esperando una respuesta coherente ante la actitud de Abby pero esta simplemente tomo asiento frente a Luna.

—Ya llegó la persona por quien lloraban—bromeó acomodando su cabello.

Cielos Abby...

—Abby tienes un poco de labial en...—dijo Luna señalando al costado de su labio. Abby abrió sus ojos espantada y revolvió en su bolso en busca de algo, hasta que finalmente sacó un espejo.

—¡Diablos!—exclamó viéndose. Solté una carcajada.

—Abby no sé que estuviste haciendo pero no quiero saber—bromee y Luna se reía al ver a su amiga limpiando los restos de labial.

—Maldito. Es un maldito—masculló Abby guardando el espejo y mirándonos seria.

Volví a soltar otra carcajada.

—No sabía que estabas saliendo con alguien—comenté levantando mis hombros como si no me importara.

Claro que me importaba, era mi amiga la que andaba besándose con alguien por ahí y yo quería saber el chisme.

—No estoy saliendo con nadie—negó rápidamente con la cabeza.

En ese momento el compartimiento de abrió de golpe.

Era Seamus.

—Chicas alguna tiene el libro de... —se calló en el momento en que vió como Luna y yo abríamos la boca con sorpresa.

El chico nos miró confundido y de inmediato puse mi mirada en Abby. Ambos tenían restos de labial, sólo que Seamus además de los labios, también tenía en su cuello.

Dean Thomas llegó en ese momento parándose junto a su amigo. En el momento en que vió como Seamus tenía el labial de Abby por todos lados soltó una carcajada.

—Oh no, no me digan que tu y tu...—comenzó a decir mirando a Abby y Seamus alternadamente.

En ese momento Luna comenzó a reír.

Abby comenzó a negar desesperada.

—¡No! ¡Eso no!—exclamó.

—Pero si tu y yo...—intentó decir el chico.

—¡Seamus largo! ¡Luego hablamos!—gritó Abby empujando a los chicos hacia el pasillo del tren y cerrando la puerta del compartimiento.

El silencio se apoderó del lugar y miré a Abby quien tenía las mejillas completamente rojas.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora