XII

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CAPITULO 12: ESTÚPIDO DRACO



—¡Expelliarmus!—extendí mis manos hacia la profesora McGonagall y de inmediato su varita voló por los aires.

—¿Podemos descansar ya?—supliqué agotada sentándome en uno de los bancos del aula.

—¡Excelente Atenea!—exclamó Minerva mientras miraba orgullosa.

—Oh no no, ahora tenemos que ir a hacer algo más divertido—la miré esperanzada. Hace una semana venía insistiendo que me ayudara a aprender a volar.

—¿Volar?—pregunté curiosa y ella formó una gran sonrisa. De inmediato la puerta del salón se abrió dejando ver a Rolanda Hooch, la profesora de vuelo.

 Mis ganas de vivir habían re-aparecido.

Caminamos por los pasillos hasta llegar al campo donde había una escoba en el césped esperando a ser usada.

—Bien Atenea, comencemos—dijo Madame Hooch mientras se paraba junto a McGonagall.—Debes saber que las clases de vuelo son dadas a los alumnos de primer año. Tu estás en cuarto año debido a tu edad y al hecho de que eres bruja celestina, has estado preparándote este tiempo y según la profesora McGonagall, con muy buenos progresos—observé a Minerva y le di una pequeña sonrisa que me devolvió al instante.

Volví a prestar atención a Madame Hooch.

—Para comenzar a volar debes colocarte al lado izquierdo de tu escoba, la mano derecha sobre tu escoba y di "arriba"—explicó y obedecí de inmediato.

—¡Arriba!—la escoba se elevó en un segundo a mis manos y sonreí emocionada.

—Excelente, ahora sube a tu escoba—obedecí nuevamente.—Sujetate bien, cuando suene el silbato golpea el suelo con fuerza y mantén el equilibrio, flota un momento, inclínate hacía adelante y vuelve al suelo.—asentí nerviosa y a la vez emocionada.

 Oí el sonido del silbato y la escoba se comenzó a elevar, seguí las indicaciones de Madame Hooch. Volví al suelo después de un momento.

—Muy bien, ahora hazlo de nuevo y despega—tocó el silbato y seguí los mismos pasos que había realizado antes sólo que sentí como la escoba despegó rápidamente causando que cerrara mis ojos sintiendo el viento en la cara.

 Era increíble.

 Los abrí de a poco y comencé a volar por todo el lugar, dando vueltas de un lado a otro hasta que oí el silbato de la profesora Hooch. Inmediatamente aterricé frente a ella esperando que dijera algo.

—Muy bien, lo aprendiste rápido—sonrió sorprendida y Minerva me miraba emocionada.—Creo que eso es todo por hoy, ten esto.—me extendió un libro cuya portada decía "Quidditch a través de los tiempos". Posterior a eso se retiró después de despedirse de mi y de McGonagall.

—Me encantó volar—admití de inmediato, alegre, causando que Minerva soltara una carcajada.

—Lo sé, lo he notado—puso su mano sobre mi hombro y comenzamos a caminar de vuelta al castillo.—Ya estabas lista y sabía que podrías hacerlo con facilidad—admitió.

 Una vez que llegamos al castillo me despedí de mi mentora y tomé asiento en el comedor que se encontraba un poco vacío. Decidí comenzar a leer el libro que me había dado Madame Hooch.

 Después de una hora sentí como varias personas se sentaban a mi alrededor y vi a mis amigos, Luna, Abby, Neville, Harry, Hermione y Ron. Junto a ellos tomó asiento con una sonrisa una chica pelirroja.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora