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CAPITULO 55: LIBERACIÓN

—Draco...


Había ido hacia la sala de los menesteres con mucho cuidado de que Filch no me descubriera. Él estaba bastante pendiente después de ver a Draco merodeando en los pasillos.

Finalmente encontré al rubio donde supuse que estaba en un primer momento.

Tenía que saber la verdad.

Draco volteó dejando de hacer lo que estaba haciendo, para alejarse del armario y dirigirse hacia mi.

Lo siguiente me tomo por sorpresa.

Me abrazó con fuerza.

—Mierda Atty—susurró en mi oído—. Te extrañé, estaba preocupado.

Sentí como mis piernas temblaban ante sus palabras. Era demasiado para mi.

Me derretía de amor pero la inquietud todavía estaba latente en mi cabeza.

Él se alejó un poco mirándome confundido y yo estaba seria. Con las mejillas un poco rojizas pero seria.

Él frunció el ceño ante mi expresión.

—¿Que está pasando Draco?—pregunté de repente con la angustia y el miedo reflejados en mi voz.

Él tragó saliva alejándose de mi y negando con la cabeza. De inmediato supo de que estaba hablando.

—No es nada de lo que te debas preocupar—respondió con la mirada clavada en el suelo.

Yo crucé mis brazos dispuesta a enfrentarlo. Quería la verdad.

—No me mientas por favor—supliqué.

Él se veía incómodo, nervioso. Casi igual que aquella vez en la que discutimos fuertemente.

—No Atenea. Basta con eso—me evadió girando para concentrarse en el armario.

Yo bufé estresada.

—Sé que estás en peligro—solté sin rodeos.

Si no quería decirme las cosas por las buenas, entonces lo haría por las malas.

Él de nuevo se detuvo de lo que estaba haciendo y me miró completamente perplejo y con un toque de frustración.

Se apoyó en el armario apoyando una mano en él y la otra en su cintura.

—Deja de insistir con eso. Vas a hacer que me moleste—advirtió serio.

Yo me dediqué a observarlo un momento. Su traje negro lo hacía lucir elegante pero un toque rebelde, su cabello rubio platinado peinado hacia un costado lo hacía ver completamente atractivo, y por la posición en la que se encontraba, en otro momento diría que se veía jodidamente sexy, pero estaba enojada con él y exigía la verdad.

—No—enfrenté igual de seria—. Tú harás que me moleste. Quiero la verdad Draco.

Él se negaba a mencionar ni una sola palabra y yo sentía que podía llegar a explotar de la angustia y miedo. Las imágenes de su cuerpo ensangrentado en el suelo llegaban a mi y se repetían en mi cabeza una y otra vez causando que el aire me faltara.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora