XLVII

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CAPITULO 47: HOGMEADE

—¿Creen que él vendrá?—pregunté de repente interrumpiendo el silencio en el carruaje.

Estábamos en el carruaje de camino a Hogsmaede. Si bien, quedaba cerca, por seguridad Hogwarts nos hacía transportarnos en carruaje.

Algo estúpido pero bueno...

Luna despegó su mirada de la pequeña ventana, en las que veíamos a los Thestrals tirar el carruaje, para verme.

—Seguramente. Tranquila—me ánimo Luna.

Abby asintió con la cabeza apoyando a la rubia y busco en su pequeño bolso algo. Finalmente cuando lo encontró, tenía en sus manos un espejo y un labial.

—¿Y eso?—pregunté mirándola curiosa. Ella sólo usaba su labial rojo para momentos especiales.

Luna soltó una carcajada.

—¿Y tú porque crees?—dijo sarcástica Luna.

Luna rara vez era sarcástica pero cuando lo hacía era divertido. Siempre nos hacía reír con sus ocurrencias.

—Yo...—balbuceó Abby sonriendo un poco y soltó—. Veré a Seamus.

Abrí mi boca con sorpresa, ella no había hablado durante unas semanas sobre el chico pero al final parecía que iban a tener una cita romántica.

—¡Oh que lindo!—exclamó Luna y reí.

—Creo que deberías evitar usar eso—señalé al labial y ella enrojeció avergonzada.

Luna y yo volvimos a reír recordando el incidente del tren.

—Cierto...tienes razón—dijo guardando el labial y acomodó su cabello a la vez que se miraba en el espejo.

Siempre lo diría, Abby era la más coqueta de las tres.

—¿Y tú Luna que harás?—pregunté preocupada. Creí que ella estaría con Abby pero al parecer no sería así.

—Yo acompañaré a Ginny a comprar unas cosas—respondió sonriente y asentí tranquila.

Por un momento creí que quedaría sola.

El carruaje finalmente se detuvo después de unos minutos. Ambas nos despedimos acordando encontrarnos en un par de horas para sacarnos unas fotos de recuerdo.

Caminé tranquila hacía la fuente en donde encontraría a Adrian. Tomé asiento en la banca que había allí y comencé a mirar el pueblo. Era muy lindo.

Sentí unas manos tapar mis ojos y me sobresalté asustada golpeando fuertemente con mi codo a mi agresor.

—¡Mierda!

Giré encontrando a Adrian abrazando su estómago y me espanté.

Genial Atenea... Muy inteligente.

—¡Adrian! ¡Lo lamento!—exclamé revisando al chico mientras él tomaba aire.

—Estoy bien—pronunció dándome una sonrisa. Solamente pude sentirme avergonzada.

—Lo lamento de verdad—me disculpé poniendo mi mano en su hombro. Él simplemente miró mi gesto y luego a mi formando una sonrisa en su rostro que me resultó difícil de descifrar.

Rápidamente quité mi mano incómoda.

—Esta bien—dijo mirando a su alrededor y volviendo a verme—. ¿Vamos?

Asentí con mi cabeza y comencé a caminar en silencio repitiendome en mi cabeza que no volviera a hacer una tontería.

—¿Podemos pasar primero por Honeydukes?—pregunté de repente y él me miró curioso.

EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora