CAPITULO 27: EL PERGAMINO
Caminaba apresurada hacia mi clase de pociones buscando alguna excusa para que Snape no me regañara y quitara puntos a mi casa.
De todas formas lo haría, pero valía la pena el intento.
Definitivamente empecé el día con el pie izquierdo, anoche no había dormido nada porque cierto rubio no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.
Me planteaba una y otra vez como es que tenía la capacidad de desequilibrarme con sólo dos palabras. No tenía ningún sentido.
No importa cuanto tratara me daba cuenta de que Draco es una persona difícil de tratar, sobre todo porque un día parecía ser la persona más borde del mundo, luego mostraba un poco de corazón para después bajarme de esa nube con su frialdad.
Me detuve unos segundos frente al aula de pociones mientras mis manos sudaban de los nervios.
Abrí la puerta despacio tratando de no llamar la atención pero fue en vano, tenía a alumnos de Slytherin y de Ravenclaw mirándome. Lo peor de todo, fue la cara de Snape que me miró con una ceja levantada y una expresión de enojo.
—Tarde Saint-Jean—cruzó sus brazos.
Sentí los nervios aumentar ante su mirada de frialdad.
—Lo lamento profesor—me disculpé intentando que mi voz tartamudeara.
Él pareció dudar si dejarme tomar la clase o no mientras que los demás estudiantes me miraban, algunos queriendo reírse de mi situación, otros compadeciéndose de mí.
—Adelante, siéntese y no hable—dijo al fin y me adentré hacia el único asiento vacío junto a un compañero de mi casa.
Sentí unos ojos en mi y miré a mi alrededor encontrando a Draco sentado en el asiento de al lado junto con Goyle.
Draco me dió una pequeña sonrisa confundiéndome aún más de lo que ya lo estaba después de anoche.
Me removí en mi asiento y comencé a prestar atención en clase, a pesar de que el rubio diera vueltas en mi cabeza.
Después de dos horas la clase terminó y me levanté de mi asiento guardando mis cosas, excepto por un gran libro que no entraba y debía llevarlo en la mano.
Avancé hacía la puerta cuando sentí un fuerte empujón causando que mi libro saliera volando.
—¡Maldita seas Pansy!—exclamé viendo a la morena que tenía una sonrisa de malicia en el rostro.
Me agaché a recoger mi libro pero para mi sorpresa alguien más también imitó mi acción y lo agarró primero.
Levanté la cabeza encontrando a Draco con una expresión seria en su rostro, tomé el libro sin decir nada.
—Al menos agradece—se quejó serio mientras acomodaba su mochila en su hombro.
Sus ojos volvieron a conectarse con los míos y sentí el mismo espanto que la noche anterior.
—Adiós—dije seca y me marché de ahí sin mirar atrás.
Caminé hacia el comedor tratando de ignorar lo que había pasado y en el camino encontré a Abby y Luna. Las tres entramos juntas reconociendo a lo lejos a nuestros amigos.
Tomé asiento junto a Ron y mis amigas imitaron mi acción, frente a mi tenía a Hermione y Harry, y un poco más allá a los gemelos, Ginny y Neville.
—Hola chicos—saludé mientras sacaba de mi mochila unas galletas de chocolate.
Comenzamos a conversar animadamente de varias cosas, aún así, Harry contó que tendría un castigo más tarde debido a que tuvo un cruce con Umbridge en clase de Defensa Contra las Artes Oscuras cuando esta lo trató de mentiroso al decir que el Señor Tenebroso había vuelto.
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EL MISTERIO DEL DIARIO SECRETO (Draco Malfoy)
FanfictionAtenea Saint-Jean, una adolescente de solo 16 años que vive en un orfanato en Massachusetts, un día se encuentra con un diario escondido entre las hojas de otoño en un bosque, que la va a transportar a un mundo lleno de magia y misterio dónde conoce...