Harry Is Harriet

Capítulo 90

Ícaro.

Los días después de la fuga masiva de Azkaban fueron llenos de artículos en el profeta sobre la administración de Amelia Bones y como aún sin los dementores custodiando la prisión sucedió tal cosa.

También hubo el mismo sentido de paranoica entre la comunidad mágica que se tuvo cuando Pettigrew escapó.

El coven y Harriet por su parte se mantuvieron concentrados en entrenar sus hechizos, encantamientos, habilidades mágica y Muggles.

Harriet también comenzó con sus sesiones para fortalecer sus muros con su padrino, dichas sesiones se llevaban a cabo en el despacho de su papá, quien al principio dudo que le sirviera  de algo entrenar con Black pero decidió que bien pudiera desarrollar su legeremenancia para fortalecer su mente y por ende sus escudos mentales.

En medio de todo eso, las clases de Defensa no tenían un profesor fijo; en ocasiones la mamá de Harriet impartía las clases, su padrino también solía cubrir algunas horas, su papá y el mismo director.

Este último causaba que Harriet se sintiera recelosa siempre que los ojos brillantes se enfocaban en ella; parecía que el director buscaba algo, una confirmación.

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Draco no fue a casa para Navidad, su madre le pidió permanecer en el Castillo. El chico de ojos grises se hubiera sentido bien estando en Hogwarts si su madre también pudiera alejarse de casa, pero ella estaba atrapada en ese lugar con su padre y el señor Oscuro.

Su consolación podría ser que quizás tendría oportunidad de hablar con Harriet pero ella se fue como venía haciéndolo durante los últimos años y aún Dobby no lograba encontrarla.

Aún así el envío un obsequio, uso una de los búhos del colegio y no firmo la nota. Había escogido un brazalete de plata para ella pero cambio de idea y en su lugar envío un diario de pasta gruesa color hueso y una pluma de pavo real.

Las vacaciones de invierno pasaron y el ajetreo de la clase continúo. Sin Umbridge, ahora las lecciones de Defensa eran interesantes, lo único malo fue que Harrier pudo sentarse de nuevo con el idiota de Longbottom.

Y Draco se dio cuenta que tiempo antes de Navidad algo cambio en ellos. Longbottom la miraba como si Harriet fuera el sol, (y Draco no podía estar en desacuerdo con ello, Harrier era como el sol que calienta tus días).

Pero todo cayó como plomo cuando una tarde en la que se escabullo de Pansy y Nott, Draco se aventuró al claro donde pudo acercarse más al Sol, como Ícaro…

Ella estaba ahí y no estaba sola, Longbottom la tenía abrazada cerca de él y ella le sonreía como nunca sonrió para él. Entonces Longbottom la beso y como Ícaro, Draco cayó por acercarse tanto al sol.

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Estaba de pie en una habitación oscura con cortinas, iluminada con unas pocas velas, y agarraba con ambas manos el respaldo de una silla que tenía delante. Eran unas manos blancas de largos dedos, como si no hubieran visto la luz del sol durante años, y parecían enormes y pálidas arañas contra el oscuro terciopelo de la silla. Frente a ésta, bajo la luz que proyectaban las velas, estaba arrodillado un hombre que llevaba una túnica negra.

-Al parecer me han aconsejado mal -decía Harriet con una voz fría y aguda, cargada de ira.

-Le ruego que me perdone, amo -respondía con voz ronca el hombre que estaba arrodillado en el suelo. La luz de las velas se reflejaba en su nuca. Estaba temblando.