Capítulo 34

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Rutina y mejillas rojas.

Las vacaciones de verano hasta ahora habían sido las mejores en la vida de Harriet. Olvidando el incidente con Black, todo había sido lleno de diversión.
En casa, Harriet y su profesor se dedicaban a leer, jugar ajedrez, elaborar pociones, entrenar hechizos avanzados y encantamientos. En ocasiones Harriet se colaba en la cocina y preparaba algún postre que luego su profesor y ella comían con té. El pequeño patio de la casa ahora era verde y estaba lleno de flores y hierbas en proceso de crecimiento.
Dos semanas después de su llegada a La Hilandera, Harriet fue llevada a la casa de los Greengrass a tomar el té con la señora Scarpetta Greengrass y sus hijas. Harriet no sabía cómo debía comportarse y trato de recordar lo que su tía hacia cuando sus amigas iban a tomar el té; la imagen la hizo poner una mueca así que decidió dejarse llevar.

Por supuesto que llevo una tarta de manzana como regalo y se vistió con un lindo vestido de color azul cielo de mangas cortas. Los Greengrass no eran partidarios de los ideales puristas pero tampoco entraban en polémica con los que sí lo eran, su profesor había dicho que se mantenían al margen y Harriet no los culpaba.

-Bienvenida al Prado, señorita Potter- saludo un mujer de aspecto pulcro en la entrada, era una cabeza más pequeña que Harriet. Del tamaño del profesor de encantamientos.

-Gracias-

La mujer la condujo por un pasillo hasta una sala de estar donde cuatro personas la esperaban; la señora Scarpetta, Daphne, una niña más pequeña de aspecto delicado quien era Astoria y un chico mayor de cabellos rubios y ojos marrones.

-Gracias, Lira. Puedes traernos algo de té, por favor- dijo la señora Greengrass.

-Si señora-

-Espere, traje un poco de tarta. Es para el té- dijo Harriet tendiendo la pequeña bolsa de lona donde la tarta estaba guardada.

-Oh, gracias querida. Sírvenos entonces el postre que nos ha traído la señorita Potter-

La mujer Lira asintió y salió. Harriet se quedó de pie en el mismo lugar algo incomoda.

-Ven querida, siéntate- pidió la señora Greengrass indicando una silla junto a Daphne.- A  mi Daphne y Astoria ya las conoces, pero a mi querido  Petrus no. Él es aprendiz en el Ministerio, el departamento de Misterios –

-Un gusto- saludo Harriet. El chico mayor asintió y le dirigió una mirada a su madre quien sonrió.

-el gusto es mío, señorita Potter- dijo el chico en voz calmada- espero me disculpes madre, debo irme. Daphne, Astoria no den muchos problemas-

El chico dio un último saludo a Harriet y se fue. Daphne parecía incomoda ante la mirada que su madre le dio a su hermano y Harriet supo que aquí había algo que se estaba perdiendo.

Después de una charla forzada y los elogios a su tarta, incluso de Astoria quien parecía no ser muy habladora. Harriet y las dos niñas salieron al jardín.

Daphne las llevo hasta una arboleda y cuando estaban bajo la sombra de un frondoso árbol se giró para encarar a Harriet.

-Mira, agradezco que hayas descubierto a quien me ataco y todo, por eso te advierto que mi madre pretende comprometerte con mi hermano-

Harriet parpadeo confundida;

-Pero… tengo doce-

Daphne rodo los ojos y bufo:

-eso da igual, los compromisos se dan incluso antes de nacer- dijo Daphne dejándose caer con poca elegancia en el pasto, Astoria y Harriet siguieron su ejemplo pero con más calma- Tori y yo no estamos en peligro porque no somos primogénitas, pero Pat debe cumplir con su deber como heredero.-

-Pero yo no conozco a tu hermano, y no te ofendas pero no creo que me guste de esa manera- dijo Harriet con el ceño fruncido.

Era un chico lindo, claro, pero si se enamoraba de alguien no quería ser forzada, además si pensaba en alguien que le gustara… la imagen de cierto chico rubio  valiente venía a ella. Harriet saco ese pensamiento peligroso de su mente.

-No me ofendo. Por eso te advierto. Pat es…bueno. Pero no tiene esos… gustos- dijo Daphne

Harriet comprendió al instante y Astoria la miro alarmada.

-Oh, eso está bien. No te preocupes no le diré a nadie si eso te importa- dijo Harriet.- Además no aceptare nada de eso-

-Bueno, quien decide es tu tutor. El heredero Black-

Harriet compuso una mueca:

-No lo haría, odia a las “serpientes”.- dijo Harriet con burla- y él no es mi tutor.-
Daphne alzo una ceja pero no indago.

-Es... ¿es cierto que tu…tu peleaste con Ya sabes quien, en primer año?- pregunto Astoria después de un silencio cómodo. La voz de la niña era muy baja y débil.

-Técnicamente- dijo Harriet con una sonrisa burlona, ante la alarma en los ojos de Daphne por la pregunta de su hermana- En realidad era la posición de Él en nuestro profesor de Defensa, Quirinus Quirell-

Astoria abrió los ojos asustada ante eso:


-Pero… ¿Cómo hizo eso?-

Harriet se encogió de hombros:

-Quirinus se lo permitió, no puedes poseer algo si el receptor se resiste- dijo Harriet- es lo mismo para la maldición Imperius, si tu mente es fuerte quien lance la maldición no podrá dominarte-

-¿Cómo sabes eso?- pregunto Daphne.

-Oh, bueno. QuirelMort la lanzo sobre mí, pero no funciono – dijo Harriet tranquilamente.

Las dos hermanas gritaron un fuerte “¿Qué?”, bueno al menos fue fuerte de parte de Daphne.

-¿Te resististe a la imperius de Ya sabes quién?-  pregunto Daphne con un jadeo.

-¿Cómo fortaleces tu mente?- intervino Astoria.

Harriet se llevó un dedo a los labios y frunció el ceño:

-Mi tutor dice que yo soy nata para eso, pero oclumancia sirve- dijo la niña recordando lo que su profesor le había explicado- claro, no todos pueden usar oclumancia. Por eso es que imperius es tan eficiente-


Las dos niñas intercambiaron una mirada:

-¿Puedes enseñarme?- dijo Astoria con un rubor adorable en su rostro.

-¡Tori!-

-quiero tener una mente fuerte, ya que mi cuerpo no lo es- dijo la niña con tristeza.

Daphne frunció los labios molesta. Harriet entonces recordó que su profesor había preparado bastante poción para recuperar el núcleo mágico y suplementos este año para la niña.

-Podría, aunque  no soy una experta- acordó Harriet con una sonrisa. Astoria se ilumino ante eso. –Lo primero es aprender a vaciar tu mente, te prestare mi copia si gustas-

Daphne negó con la cabeza antes de hablar:

-Danos el nombre, le pediré a Pat que lo compre, así trabajaremos las dos en eso-


Astoria le dio una enorme sonrisa a su hermana.


El resto del día fue de esa manera entre charlas hasta la hora del almuerzo cuando Harriet se fue con el mismo traslador con el que llego. 

Harriet también visito a Neville para sus cumpleaños llegando un día antes del 30 y yendo a casa hasta el primero de agosto. Los pensamientos peligrosos sobre su amigo vinieron a ella cuando Neville la abrazo a su llegada y Harriet sintió que sus mejillas se calentaban.

-Gran me llevo hace poco a comprar una nueva varita, dijo que debía tener la mía para poder usar mi magia al máximo a la hora de cuidarte- dijo el niño alegremente mostrando su varita nueva.

Harriet estaba intento que el cálido sentimiento en su pecho no la hiciera decir alguna cosa rara.

-Neville… no. No necesitas cuidarme- dijo Harriet sin mirar al niño.

-Claro que debo, eres mi mejor amiga, Harriet. Eres importante para mí- el niño rubio estaba algo abochornado pero su mirada era decidida- Lo que ese Lockhart hizo…lamento no poder ayudarte con eso, pero este año estaré cerca y si tienes algún problema sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?-

Harriet sonrió y asintió ante las palabras de Neville aun cuando eso de ser su mejor amiga no le termino agradando.

El cumpleaños de ambos fue agridulce, visitaron a sus padres y de nuevo la madre de Neville le dio una envoltura de dulce. Este año Harriet les llevo a sus padres un ramo de girasoles  y Neville un arreglo de lirios.

Millecent, Hermione, Ron (cuya adición al grupo fue algo que Harriet aún no terminaba por aceptar aun cuando perdono al chico) y Luna se unieron a ellos el 30 de julio después de visitar San Mungo. Las chicas como la vez anterior se quedaron en la habitación designada a Harriet y Neville compartió su habitación con Ron. Los gemelos y Ginevra se unieron a ellos el 31 y terminaron haciendo que el cabello de Hermione se volviera azul, George lo arreglo después de que la niña de cabello espeso se negara a bajar de la habitación donde corrió cuando vio el estado de su cabello.

Luna había dicho que no le importaría tener el cabello rosa y Fred la complació. Ginevra se unió a Luna pidiendo tener el cabello verde, Millecent como Harriet pasaron del cambio de Look.

Al final Neville obtuvo una túnica de color tinto de parte de Millecent, un libro sobre “El cuidado de plantas desérticas” de parte de Hermione, una caja de golosinas varias de los Weasley, un colgante anti Nargels de Luna y unos guantes nuevos de Harriet.

Harriet en cambio tuvo un vestido de color verde botella de Millecent, un libro sobre “Serpientes mágicas y su cuidado” de Hermione, una caja de golosinas de Weasley, un par de aretes en forma de rábano de Luna y un broche nuevo para el cabello de Neville. El profesor Snape le había dado un cuadernillo para dibujar profesionalmente y un set completo de acuarelas y carboncillos que Harriet uso la noche del 31 para recrear a sus amigos.

El día de compras para el nuevo año llego y todos se reunieron en el callejón Diagon. Harriet había sido conducida primero a casa de Neville  para después partir a reunirse con Hermione y los Weasley. Millecent y Luna llegaron poco después por la red floo. El padre de Luna, un hombre de aspecto “Loco” y de cabellos largos y blanquecinos saludo a todos efusivamente y después se despidió de su hija amorosamente. Harriet supo entonces que para el señor Lovegood su hija era todo.

Los grupos se dividieron entonces. El primero constaba de Percival, Ginevra, y los gemelos. El segundo de Luna, Millecent, Ron, Neville y Harriet. El señor Weasley tomo la encomienda de los libros y partieron. En la casa de las mascotas Hermione termino comprando un gato esponjoso con mala cara y Ron busco entre las lechuzas.

-Arthur gano un sorteo en el trabajo-dijo la señora Weasley a Harriet mientras la niña compraba una bolsa de golosinas y algunas cosas para Nagini.- Se supone que iríamos a Egipto pero con todo lo que paso… bueno decidimos gastar el dinero en una varita nueva para Ron y una mascota. Además de arreglar algunas cosas en casa-

-Si invierte un poco con los duendes puede obtener algunas ganancias y quizás el próximo verano podrían ir a Egipto, señora Weasley- comento Harriet.

La señora Weasley se quedó pensativa un momento antes de sonreír.

-Es una buena idea, querida- acordó la mujer- Bill, mi hijo mayor, trabaja para los duendes, podría darnos algún consejo-

Las compras terminaron sin ningún incidente y Harriet volvió a la Hilandera cargada de paquetes. Este año parecía ser uno tranquilo.







Harry Is HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora