Capítulo 55

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Maldiciones imperdonables.

El baúl de Harriet fue el único que no fue abierto, aunque parecía que lo intentaron. El hechizo anti robo y la protección extra fue buena idea.

Por supuesto, su padre llamo a los prefectos y comenzó una investigación interna. Por el momento lo que fue dañado regreso a su normalidad gracias a un encantamiento asombroso de parte de su padre. Harriet escucho a Millecent y Daphne murmurar teorías hasta bien entrada la noche. Pero algo zumbo en su mente durante la noche ¿Qué buscaban el dormitorio de las chicas?

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El desayuno fue el acontecimiento tranquilo de siempre, después de dos horas de Runas, Harriet se unió a su grupo enfrente de la cabaña de Hagrid (desde el incidente en con el hipogrifo su amigo se calmó un poco con las criaturas mágicas y siguió un plan de estudios aprobado por la subdirectora.)

Cuando llegaron los Gryffindors ya estaban en el lugar y Draco, quien hasta ahora conversaba con Theodoro se deslizo a lado de Harriet casi sin llamar la atención, al menos no la del resto porque Harriet si se dio cuenta y alzo una ceja pero el rubio no se dignó a hablar hasta que llegaron cerca del grupo de leones.

Draco sonrió abiertamente cuando Neville se acercó a saludar a Harriet, el chico de ojos grises no se movió del lado de Harriet en toda la clase.

El extraño comportamiento de Draco siguió toda la semana. En Astronomía (clase que tomaron el martes) acomodo su telescopio junto a Harriet, en Aritmancia y el curso de curación sucedió lo mismo. Y en pociones se sentó justo detrás de Harriet y Neville.

Su padre tenía una aura más oscura en estos días y Harriet sabía que se debía al nuevo profesor de Defensa que se había atrevido intentar entrar a los cuartos de su padre topándose con una muy enojada ex Madelictus que a punta de un hechizo muy famoso en la cultura asiática lo hizo retorcerse de dolor en el suelo frio de las mazmorras (el castigo del bambú) Su madre también tenía cierta desconfianza con el ex auror y siempre que estaba cerca del hombre le lanzaba miradas asesinas.

El jueves entonces llego su primera clase de Defensa y Slytherin llego poco después que los Gryffindors. Todos en la Casa de las Serpientes habían escuchado de Alastor Moody, algunos incluso lo odiaban por haber arrestado a algún pariente. Lo único que Harriet podría darle al hombre era que al parecer nunca fue su primera opción matar, solo capturar.

Neville, quien había estado un poco más gris de su yo habitual, no dudo en tomarla de la mano y llevársela con él a una mesa de en medio. Harriet escucho a Millecent y Daphne reírse disimuladamente a sus espaldas pero la presencia del profesor la hizo guardar su curiosidad.

-Ya pueden guardar los libros -gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella-. No los necesitaran para nada.-

Volvieron a meter los libros en las mochilas. La emoción zumbaba en el aula. Después de pasar lista y confirmar su avance con las criaturas mágicas el ex auror comenzó con su lección.

-Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contra y dejarlo en eso. No tendrán que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estén en sexto. Se supone que hasta entonces no serán lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de vosotros y piensa que podrán resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepan a qué se enfrentan, mejor. ¿Cómo pueden defenderos de algo que no habéis visto nunca? Un mago que esté a punto de echaros una maldición prohibida no va a avisaros antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tenéis que estar preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando.-

Harry Is HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora