La Mansion Paranormal

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Woozie sentío el dolor un dolor que se repetía en su cabeza, pero su cuerpo no quería entenderlo absorbía el pasado como un hecho haciéndolo real. Inmóvil continuo esperando el mismo final, más en su cabeza tal como en esa horrorosa noche lo llamó.

La puerta dio un estruendo cuando la fuerza imparable desde afuera la tiró, un muy enojado Cheol perdió una pinza de su cabello cuando avanzó pero nunca lo notó, su mirada una visión en rojo, encontró al tipo el cual ya había tomado distancia del pequeño asustado por el ruido y la sorpresa, el impacto vino sin aviso volviéndolo efectivo y casi letal Cheol hizo una nota de cargar armas consigo aunque su ropa no se lo permitiera en ese momento.

-- Estás loca?!- grito el chico

-- YOOOO?! Eres tú el que intentaba tocar a mi amiga ante los ojos de todo. Imbécil!!- respondió tratando de llegar a él para un nuevo golpe, sin conseguirlo ya que esta vez el joven lo esperaba

-- No hice eso!!! Estaba declarandome!! Ante toda la escuela como tú dices... -Agregó más bajo esta vez, quizás avergonzado.

Rayos!!! Pensó, si había mal interpretado la situación, y de qué forma!.

Pero ya era muy tarde para arrepentirse y no lo haría. Después de lo que les había pasado, ser cautos era obvio, debían cuidarse el uno al otro en ese viaje o quién sabe que más les podría pasar. Pero ese era su punto de vista. Ahora tocaba enterarse de lo que pensaba el pelirosa. Estaba en desventaja, es seguro. Ya que el pequeño sabía y esperaba la formalización de su relación frente a todos, mientras que él, viendo desde el otro lado, lo malinterpretó.

Se giró lento, casi con miedo. Sabía que el pequeño era temperamental, a eso le sumas hormonas y Pam!! Cosas grandes suceden.
Contrario a los que esperaba cuando busco al pequeño, este observaba el suelo en silencio.

-- Woozie?- lo llamo bajo temiendo a su reacción.

En silencio la bajita avanzó tomando al alto de la mano y guiándolos a la salida.

-- Minha?- llamo el chico, ambas se detuvieron.

-- Lo siento, pero creo que es un adiós. Fue lindo conocerte.- respondo claro y fuerte pero nunca se giró para mirarle a la cara. Nuevamente retomó el paso y ambas salieron en un extraño silencio por el pasillo dejando atrás el colegio. En todo este tiempo el alto no pronunció palabra centrado en el temblor en la mano de la más pequeña.

Juntas volvieron a casa de la bajita, encerrándose en su habitación. Cheol cayó pesado en la cama mientras el pequeño tomó su lugar frente al espejo.

El alto esperaba una rabieta, no el silencio absoluto y no sabía si debía presionar el asunto.

-- Dime qué pasa por tu cabeza.- pidió desde su posición en la cama, entre los dos, era el más sensato y perder el tiempo no estaba en los planes.

Escucho el cajón abrirse, el pequeño sacó unas píldoras en un minúsculo bote colocándolas sobre la mesa. Ya sabía para donde iba esto. Suspiró mentalmente pero no dejo que su descontento se reflejará por fuera.

-- Pondré las cartas sobre la mesa.- hablo por fin el bajito tomándolo por sorpresa.

-- Se Parecen a pastillas- agregó sin poder evitar el chiste. Un deje de sonrisa paso por la cara del expelirosa.
Se giró al alto, entonces supo que la cosa venía en serio.

-- Estoy arruinado- espetó, haciendo fruncir el seño al alto.

-- No entiendo pequeño, explicate.- respondió enderandose en la cama

-- En pocas palabras, daré por terminada la persecución. Me gustaría pensar que saltando al siguiente universo volveré a ser chico y encontrá una correcta alma gemela, pero las probabilidades son pocas.- el alto escuchó en silencio. -- Está noche solo recalcó el daño que me está dejando el salto por las dimensiones. Es horrible sentir como un humano!!! Como as podido vivir con ésto?- indagó señalándolo.

-- Bueno es más fácil de sobrellevar, cuando no conoces algo diferente- refutó y está vez si ganó una sonrisa del pequeño.

-- Correcto.- comenzó a jugar con sus manos pasando al pastillero entre sus dedos -- No podré hacerlo por más tiempo, por lo que voy a proponerte un trato.-

-- Habla enano.-

-- Propongo una tregua,...entre nosotros ya sabes. No esperes que acepte a tus humanos. Pero podría ser más llevadero si solo debo aguantar a uno.-.  Silencio...

-- Entonces...-

-- Deberás dejarme libre de las órdenes de los humanos, para obedecerte solo a ti. Para que cuando ellos necesiten algo, deberán pedírtelo a ti!- el elfo había bajado la mirada por lo que no vio la sonrisa de superioridad en la cara del alto.

-- Entiendo, que sólo uno de nosotros pueda hacer el universo explotar es más que suficiente. -

-- Si.- fue la única respuesta del bajito.

-- Entonces yo también tengo una exigencia.- fue momento de levantar la vista y buscarse en los ojos contrarios.

-- Que mas podrías pedir!! Te estoy dando el control de poder ilimitado!! Maldición.- refunfuñó haciendo reír al alto.

-- Escúchame quieres. Tomaré la responsabilidad de lo que tus habilidades puedan generar a partir de hoy con la única condición de que me seas solamente fiel a mí. Sólo mi palabra te será importante, no podrás dejar mi lado ni aunque lo desees.-

Fue entonces cuando el ambiente cambió, un aura oscura bailaba en las pupilas del alto haciendo retroceder al pelirosa, por un segundo temió de quien tenía en frente y solo recordándose de que era su compañero y no podría hacerle daño se resignó. Su mente astuta rápidamente tomo nota del cambio del alto para indagar luego, tras esa mirada había más, cosas de las que no tenía idea pero de momento tampoco estaban a su alcance.

La duda de ponerse en manos de este hombre quien no parecía tan transparente como hasta el momento creyó lo atacó, debió reflejarse en su mirada ya que el alto rápidamente interrumpió.

-- Es lo mínimo que podría pedir Woozie, un poder ilimitado conlleva responsabilidades ilimitadas, o algo así. Me entiendes?- la oscura pantalla que bloqueo sus ojos ya no estaba, era el mismo con el que había llegado a ésta dimensión. Pero su cabeza no le dejó creer tal engaño. Quizás necesitaba un plan B, uno que había comenzado a escribirse mientras estiraba sus manos alcanzando una pastilla al alto.

Ambos se miraron, en un acuerdo tácito para sellar esta nueva tregua con pastillas y un vaso con agua.