La Mansion Paranormal

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Indicio Lunar...

La calle por la que corría no era exactamente una de las más conocidas del ojon, por lo que optó por desviarse hacia su territorio. Esquivando dificilmente a las patrullas prefirió jugarse la cabeza perdiéndolos en la zona cero.

Vivir en las calles no sólo te volvía duro de corazón, si no de mente cerrada a la cruda realidad, la zona cero era un lugar libre de polisontes, tanto así comí de personas.

Porque? Bueno era simple, a nadie le gustaba tener que verse ahí, ni los mas oscuros malvivientes. La zona cero constaba de una enorme extencion de tierras abandonadas donde a mitad del predio se podía observar elevarse una edificación quizás mas antigua que la misma ciudad que la rodeaba, viéndose a esas horas mas como un espejismo de un sueño perturbador que una casa simple pero abandonada.

Porque la llamaban la zona cero?
Esa era la verdadera cuestión, si se preguntará que pasa con la zona cero de seguro las respuestas serian parecidas, se la compara con el triangulo de las bermudas, con la única diferencia que era mas pequeña. Lo sierto es que era una zona muerta, dentro cruzando cierta área la comunicación con el exterior se cortaba dejando a uno solo. Y como si no fuera poco, por si aún había valientes también debemos agregar el echo de personas desaparecidas en el área. Este era un echo real comprobado por la policia por lo que se aconsejaba a la población mantenerse alejado, de lo contrario estarían bajo su propia responsabilidad, en otras palabras, se lavaban las manos de aquel valiente que se animaba a aventurarse en el área.

Pero justo en ese momento lo único en lo que Kyungsoo podía pensar era en liberarse de sus persecutores. Tomando un viejo sendero que rodeaba la gran mansión aumento el trote hasta perder de vista los vehículos, si conocía bien a la policía (y casi era asi) sabia que no cruzarían la valla de la entrada y jamas pondrian un pie en la zona cero por nada ni por nadie. Una vez que el silencio cubrió cada espacio tras él sabia que lo había logrado pero solo en el silencio sintió el peso de la desición que tomó, los sonidos habían desaparecido como por arte de magia, como si hubiera entrado en un agujero negro. El silencio era tan abrumador que aunque caminaba a toda prisa podía sentir que el universo lo comprimía como a un papel desechable, su respiración se entrecortaba, pronto no sabia si reír o llorar o ambas cosas tenia tanto miedo un miedo que ya conocía bien, por lo que acudió a su vieja razón obligándose a seguir, debía salir cuanto antes del terreno o perdería la cabeza y esperaba que en un solo sentido.

En su laboriosa huida había tropezado mas veces de las que quería, hasta el momento había derrapado tres veces, rodado dos y caer de frente..  Bueno, muchas veces. Penso que para cuando lograra salir estaría tan lastimado que no abría valido la pena intentar escapar, ya que las alimanias del bosque tras la Mansión se alimentarían de su maltrecho ser.

Camino lo que le parecieron horas, días? No, no, días no porque sólo podía ver oscuridad. O tal vez días y en esa misteriosa área el sol prefería no hacerse presente; no lo sabia, lo que si sabia es que ya no pensaba con claridad. Se abrazo a sí mismo manteniendo el paso firme lo mas que su cuerpo se lo permitia. Sin darse cuenta, en su última caída pasó a salvo el semi alambrado que rodeaba a la Mansión quedando por fin fuera de ella.

Un milagro!!! Pensó y quizo saltar de la alegría pero su cuerpo totalmente exhausto no se lo permitió. Siendo del todo optimista quizo agradecer el gran favor a su mamá, a travez del colgante que la misma le dio. Sabia que no habría podido salir en una pieza sin su ayuda. Metiendo su mano tras los tapujos en su pecho busco la alaja sin éxito alguno. Volvió a revisar mas insesante ahora y cuando la desesperación de no poder tocarla lo invadió, comenzó a desaserse de sus trapujos uno a uno.

En menos de un minuto se encontraba con su ropa "interior" que para entonces se trataba de una remera mangas cortas y un pantalón vaquero bastante roto (y no por moda) pero aunque ya no llevaba prácticamente nada encima, no pudo encontrar el colgante.

Sin poder evitarlo sus ojos se llenaron de lágrimas nublandole la vista, tomó su cabeza y comenzó a llorar como un niño.

La había perdido. Otra vez..

Aunque en el fondo sabia que la alaja no reemplazaría a su madre, le había servido todos estos años a mantener la cordura. El solo saber que ella estaría cuidándolo y asegurándose de que cumpla su promesa hacia ver el amanecer menos amenazante. Había pasado día tras día prendido a ese collar para seguir adelante y ahora no estaba.

Que quedaba? Nada

Volver a la ciudad iba a ser dificil ya que para no atravesar la mansión otra vez, debía rodearla, kiletros y kilómetros de bosque hasta que tarde o temprano se cruzarce con la civilización. Luego que mas? A si, lo esperaba Bahamut, quien de seguro ya se había enterado que había fallado por primera vez en su labor, que le haría? no lo sabia, pero no quería haberiguarlo. De seguro se enteraría de que entro a la zona cero y lo daría por muerto. Cosa que no sonaba tan mal.

Estar muerto...

Porque no? Ya había perdido todo, en todo el sentido de la palabra ya ni siquiera cargaba la luna del colgante quien le servía de constante recordatorio de la promesa que había echo, eso, si la perdida del colgante no era una señal mandada por su madre como claro indicatorio de que ya no debía seguir sufriendo. De que ya podía morir.

Sonrío ante este pensamiento y lentamente se dejo caer al suelo, bajo sus manos y subió la vista al cielo. Una enorme Luna la atravesaba iluminando todo a su alrededor, quedo inmediatamente hipnotizado por ella y se sintió menos abrumado, se sintió... Cálido.  Respiro lento por unos minutos para bajar la vista otra ves y mirar el camino por el que había venido, la yerba estaba alta y no se podía ver mas allá, pero el lo sintió, lo sabia.

Debía volver por el colgante.

Poniendose de pie y sin mas que perder retomo el camino que había echo minutos antes un paso a la vez.