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El desastre...

Chen cerraba los ojos lentamente suspirando como ultimo aliento para sus compañeros, los cuales no la tenían para nada fácil. Su condición de ser sobrenatural no era rival para el mal en persona.

Kai, aún de pie prefirió permanecer espectante en busca de debilidades o ventajas que le ayuden en ese dilema, momentos antes, al ser el único con margen de maneobra, despacho al lobo con el botín quedándose los restantes para cubrir su huida, rápidamente el señor del mal los descubrió y en venganza les había jurado la muerte. Acorralados y con un ganar o ganar entre manos, el grupo se quedo luchando con garras y dientes para poder contar con un día más.

Un gran rugido rompió el aire tras el primer estruendo enfurecido de la bestia, solo para complicarles la batalla el amo del mal había decidido cambiar de forma, a su mascota preferida. Tenia conciencia propia a pesar de su transformación y enfado, el pelirosa había abierto los ojos exageradamente, cuando la bestia le mostró sus colmillos y comenzó a disparar bolas de fuego, el animal parecía una metralleta haciendo casi imposible el esquivar los embistes. Alguna que otra bola los golpeaba, en combinación con la sensación desorientadora le daban ese aspecto de pesadilla desalentadora de la que ruegas poder despertar.

Las quemaduras comenzaron a notarse, y aunque por un momento creyeron poder haber huido de sus llamaradas, todo parecía ser parte de una treta mas grande. Luzbel no se quedo quieto, tras confundirlos con sus bolas de fuego, se abalanzó contra cada uno en su mejor momento, los elfos nacidos con habilidades inimaginables, encontraron maneras de hacerse ilesos, pero no así el vampiro quien necesito de la asistencia de Yeol para no perder la cabeza.

Rápidamente comenzaron a cansarse, pero no así el dragón, quien parecía estar dotado de energías interminables.

Teniendo que tomar una postura mas primitiva los elfos al ver que la criatura no se vería afectada por su magia optaron por armas tomar, cada uno materializaba armas improvisadas de larga y corta distancia probando suerte con hacerle daño, distraerlo principalmente de un vampiro mal herido, para que este tuviera tiempo de sanar si quiera un poco sus heridas antes de continuar la batalla. Abalanzándose por turnos los elfos consiguieron cabrear mas y mas a la terrorífica criatura. Otro estruendo de rugido hizo temblar sus pies. De pronto el dragón puso sus ojos sobre el abatido moreno quien se arrastraba a un lugar mas seguro dejando un reguero de sangre tras sí. Tomando carrera el animal de cuatro patas fijo su dirección y abriendo su gigantescas fauces preparándose para engullir al alto.

Jihoon reaccionó rápidamente ante el enorme dragón, saco de nuevo una larga espada que blandeo serpenteante contra la gran masa que conformaba el tronco del animal.

Ante el primer corte la reacción de Luzbel se hizo esperar, posiblemente sin enterarse del mismo, pero luego con los consiguientes lograron cambiar su atención hacia otra víctima. Con gritos de fría determinación, el pequeño elfo ataco con mas picardía pero aun así no tubo mucho efecto. Cada rasguño que aparecía marcando su escamosa piel, desaparecía tras unos segundo de combate, denotando así su capacidad de recuperación superior.

Estaban acorralados, si no lograban matar al demonio, siendo esta una misión imposible, debían al menos herirlo para poder asegurar la huida. Ambos elfos se tomaron unos segundos para mirarse y entre jadeos profundos y muecas de dolor el imperceptible asentimiento paso inadvertido por el dragón.

Manteniéndose al margen de los ataques y zarpazos del animal, ambos elfos sacaron de sus bolsillos unos anillos blancos. Poniéndoselos en actos reflejos en la misma mano y el mismo dedo, procedieron a pararse de cada lado de la bestia, una cascada de palabras arcanas cayeron como rayos de sus labios, como si cantaran un solo tema al unisono. Un reflejo bajo los pies de Luzbel comenzó a aparecer, velozmente este lo observó, lentamente abrió sus alas en todo su largo con la intención de alzar vuelo.

Tras los primeros aleteos y sin verse separado del suelo la enorme bestia se descubrió atrapada.



























Kyungsoo trataba de juntar los envoltorios de comida chatarra que se salpicaban en el suelo, no sabían cuanto tiempo debían permanecer dentro del espejo por lo que mantener el orden podría ser ventajoso, se negaba a vivir en un basurero.

Baek apostado en el suelo frente a la entrada terminaba su tercer paquete de papitas, para no tener que aguantar otro sermón de su hermano tomo el paquete apretujandolo en una pequeña bola y muy disimuladamente lo arrojo por la entrada del espejo.

Esperaba que chocara contra esta cayendo al suelo lejos de él, pero lo fue así. La bolsita había pasado sin resistencia por la entrada, sorprendido el azabache gateo hasta el borde de la entrada mirando el envoltorio como si de una animal salvaje se tratara.

El ojon vio a su hermano agachado curiosamente ante el borde del espejo, camino hasta pararse a su lado.

-- Que miras Baek?- le preguntó, el nombrado nunca lo miro si no que señalo fuera del espejo a un envoltorio de papitas. -- Baek!! No tires las papeles al piso, ensucian!!- le reprendió. Saco el cuerpo por la entrada y tomo el bollito. Entrando nuevamente lo echo en la bolsa que venía usando para la basura. Girándose de nueva cuenta hacia su hermano lo descubrió mirándolo desorientado.

Le tomo unos segundos a su cerebro reaccionar y tomar en serio la mirada de terror que le enviaba el azabache. Algo hizo click en su cabeza, de pronto el frío le corrió la espalda y abrió la boca pero ningún sonido salio de ella. Con pasos titubeantes llego ante la entrada y con dedos temblorosos acerco la mano a donde el vidrio protector debería estar.

En cuanto su mano sintió la fría existencia que los protegía del exterior, respiro profundamente dándose cuenta que había dejado de hacerlo en algún momento. Se giro a Baek quien permanecía en el suelo a su lado.

-- Lo ves?! Todo bien- lo tranquilizo aunque sus palabras no le llegaron. Quiso pensar que imagino esa salida y la desaparición de la puerta protectora pero sabia que no podía ser cierto. El había salido tal y como el papel, para luego entrar nuevamente. Sus peores temores se agolpaban en su cabeza y se atrevió a pensar que tal vez y solo tal vez Algo le había sucedido al elfo.































El Dragón les miro furioso, dejando escapar su ira en un rugido ensordecedor, de pronto tomando impulso salto liberándose de la cúpula que lo retenía.

No había funcionado.

Ambos elfos apenas se mantenían en pie, el uso de magia negra tan avanzada consumía una cantidad de aura indescriptible. Y solo sus ferviente deseo de sobrevivir los mantenía en pie.

El animal volvió a aterrizar retomando su forma humana.

-- Malditos bastardos, - grito --solo me hacen perder el tiempo. Pero se acabó, sus existencias me molestan...- pronunció separando sus manos a cada lado. El suelo comenzó a temblar haciendo caer al par de rodilla, Kai no muy lejos de la escena logro sentarse quizá sólo para presenciar su muerte.

De pronto todos quedaron atrapados en una fluctuación en el aire, como si algo se cortara, todo se detuviera y volviera a seguir. Parpadearon para sacudirse la sensación abrumadora, pero el latido de sus corazones les recordaron que aun estaban con vida. Rápidamente buscaron a Luzbel, quien estaba de pie nuevamente con sus manos a cada lado y una cara de fastidio.

Todo paso muy rápido, tras la fluctuación, el demonio chasqueo la lengua y luego con un sólo movimiento de su mano les vacío el cuerpo a los dos. Kai impotente sólo pudo observar mientras los cuerpos de los elfos caían como plomo al suelo y el mal en persona desaparecía.

La Mansion ParanormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora