El fin de la magia...
Kyungsoo era un niño muy alegre y vivas, con una imaginación vívida de admirar. Amaba inventar historias de fantasía donde se presentaba como el héroe de países fantásticos con habitantes amigables y fuertes. A sus ocho años ya había vencido a Dos dragones, salvado de un incendio a tres ciudades, sacado del barro a un ciervo y un caballo, sin mencionar las tierras de ensueño que había descubierto por si mismo; y todo esto si salir de la ciudad en la que vivía.
Soo compartía su hogar con su padre, un hombre alto educado que siempre estaba fuera de casa por temas del trabajo. Su madre una tierna criatura, que dedicó horas en la alimentación de su imaginación, ella podía pasar horas escuchando a su pequeño hijo contar sus asañas. Y por último su hermano dos años mayor, conquien no solo compartía su habitación, si no también sus secretos y sueños. Era una casa sin muchos lujos, pero cada persona dentro de ella era especial a su manera.
Realmente no sabe cuando todo comenzó a ir mal, ya que normalmente no era expuesto a los problemas de grandes pero al cumplir sus doce años notó que no todo era como antes, su padre por ejemplo, a quien veía los fines de semana normalmente pasar el día en casa junto a ellos, ahora pasaba todos y cada día fuera, no sabiendo con certeza si por las noches era de otra manera. Su hermano y confidente ahora pasaba mas tiempo con sus amigos y fuera de casa que con él. Y por último y mas importante su madre, su madre comenzó a pasar tiempo a solas en su habitación con la puerta cerrada y antes no tenia la necesidad de salir mas que para sus compras diarias del almuerzo, pero ahora sabia que pasaba la mañana en la calle, ya que al volver a su hogar juntos tras la escuela, la misma se encontraba intacta, sus libros olvidados o hasta las tazas del desayuno en el lugar exacto en las que esa mañana quedaron.
Paso el tiempo y como nadie decía nada sobre algún problema el pequeño Soo pensó que tarde o temprano lo solucionarían.
El quiebre de su mundo inicio una mañana de otoño a sus quince años, su padre contra todo pronóstico no volvió a su casa ese día, ni el día siguiente, ni el siguiente. Pronto la comida se acabó y su madre tubo que tomar un trabajo de medio tiempo, el dinero aún resultaba insuficiente por lo que su hermano también opto por lo mismo, el pequeño Soo ahora pasaba mas tiempo solo de lo que quería aceptar. Al no tener a quien contarle sus historias opto a veces por escribirlas otras por olvidarlas. Había desarrollado cierta aversión a las personas, no quería encariñarse y como con su padre o familia y que un día se alejarán, pasaba su tiempo en casa escribiendo ... soñando.
Una noche de invierno un ruido lo desperto, a lo que parecia mitad de la noche, se levanto de la cama en silencio para buscar la razón del ruido y camino fuera de su cuarto, deslizándose sigilosamente por el pasillo llego al cuarto de su hermano, escucho claramente cuando la ventana se abrió entonces llego a la conclución que su hermano estaba despierto. Llevaba días sin ver a su hermano, entre el trabajo, la escuela y los amigos del mismo no habían compartido tiempo juntos desde hacia ya un tiempo. Sin mucho pensarlo empujo la puerta para poder hablar aunque sea un rato con él, pero al entrar no encontro a nadie efectivamente la ventana estaba abierta por lo cual se asomó por mera curiosidad y ahí estaba su hermano. Del lado de afuera su hermano mayor estaba descolgándose del árbol al lado de la casa para caer de pie, llevaba un enorme bolso y alguien parecia esperarlo mas alla. Soo instintivamente lo llamo por su nombre llamando su atención, pero este solo lo miró unos segundo a los ojos antes de girar y salir del patio hacia la calle. Soo pensó que se escapaba a alguna fiesta a la que no debía ir y lo dejo pasar. Pero el tiempo transcurrió y su hermano nunca volvió.
Ahora su madre pasaba mas tiempo del que podía permanecer despierto trabajando, no podía verla y mucho menos hablar con ella. El dolor de sentirse traicionado por su padre y hermano fue matando su mente activa, transformando sus sueños y alegría en vacío. Había dejado de escribir y abandonó por completo su contacto con el mundo. No se sentía con fuerzas, solo sentía el vacío.
La gota que rebalsó el vaso fue una fatídica noche de invierno un año después, se despertó de golpe otra vez por la noche por el constante ruido en su casa, para ser una casa casi abandonada había mucho ruido; bajo a la planta baja y pudo ver al fuego expanderse por toda la misma, comenzó a gritar todo lo que sus pulmones se lo permitieron ya que el humo comenzaba a afectarlo, grito el nombre de su madre una y otra vez en lo que se hacia camino a su dormitorio. Esquivó el fuego como pudo hasta llegar a la dichosa puerta de la habitación, la misma estaba abierta y había fuego incluso dentro, por el cuerpo de Soo la adrenalina aumento percibiendo el peligro en que su madre estaba, saltó dentro sin importar nada solo para encontarla en el suelo en un charco de sangre.
-- Mamá!!- grito ahogado, ella abrió apenas sus ojos para mirarlo, Kyung se arrojo al charco sin dudarlo para tomarla en brazos, ella le sonrió y pudo sentir su corazón romperse, el amaba esa sonrisa pero justo en ese momento no la sentía como siempre. Le dolió, le dolió el alma porque sabia lo que esa sonrisa significaba. -- No me dejes mamá...- le suplicó -- Que haré sin ti!! No podría si quiera vivir.. - sollozó, la mujer en sus brazos lo miró entristecida
-- Bebe, tu. De..bes vivir!!- Soo negaba con su cabeza, ella asentía -- Debes vivir!! Prometelo!!- seguía negando, no quería aceptar el futuro que le estaba obligando a vivir. -- Soo, vive y sueña por mi. Pro.. me. ..telo- decía mientras arracaba su collar de luna y lo depositaba en las manos de Kyungsoo -- Huye bebe, nadie debe encontrarte. Te amo...- fue lo ultimo que escucho por lo que abrió los ojos
-- Mamá!!! Mamá!! Noooooo- grito lo mejor que pudo, la arrullo entre sus brazos y hasta pensó en dejarse morir ahí mismo. Pero la pequeña luna en manos de su madre cayo de su mano sobre el charco rojo, las llamas lo iluminaban resaltando ante sus ojos. Soo la miró unos segundos y luego al cuerpo entre sus brazos, procedió a depositar un beso en su frente para colocarla nuevamente en el suelo, la sangre había mantenido al fuego al ras pero no serviría de mucho, tomo el colgante del suelo y con una última miraba al lo que quedaba de su amorosa madre se despidió de aquella que alguna vez fue su vida. Salto por la ventana a la oscuridad de la noche para perderse en un camino incierto sin mirar atrás.
ESTÁS LEYENDO
La Mansion Paranormal
De TodoKyungsoo es un joven que ha perdido todo, la única razón para permanecer con vida es una promesa y un collar. Un día el colgante se pierde y Soo piensa que es una señal para dejar de luchar, aunque por respeto a la promesa con su madre intenta busca...