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La puerta de la jaula abrió, la felicidad corrió por sus venas de tal forma que hubiera gritado si la situación hubiera sido otra. Moviéndose a un lado espero a que los osos bajaran, pero no lo hicieron. Tanto el osezno como Key se movían impacientes esperando la silenciosa aprobación de animal mas grande. 

El oso se giró hacia el cachorro en una conversación muda, o en idioma oso, Key no podía asegurarlo ya que no conocía el idioma. Los segundos corrían acumulando mas adrenalina en ambos.

-- Que sucede? Vamos salgan!! Están en peligro!! No pueden quedarse!!- Nada sucedió. 

De pronto el humano tubo una epifanía. No eran cambiaformas, eran osos reales!! 

Temeroso de la situación Key retrocedió lentamente alejándose de la reja pero no la cerró, no podía. Animales reales o no, dejarlos ahí significaría sus muertes. Pero ahora se encontraba en una encrucijada mas grande.

Como haría para hacer a los osos salir y alejarse de ahí? En momentos como ese, Key se preguntaba si había alguna clase de guru en algún lado que pudiera enseñar idioma oso. Suspiró, debía concentrarse. 

Su primer instinto fue de encontrar fruta o alguna planta del gusto del tipo de oso dentro de la jaula, queriéndose golpear la cabeza por lo estúpido que sonó. De donde sacaría fruta estando a hurtadillas en una carpa siquiera. A veces sentía que no saco lo brillante de la familia. 

-- Ven osito veen!- dijo incurriendo en su primer plan, golpeaba sus rodillas entre palabras para dar énfasis a su apuro. 

El pequeño comenzó con pequeños ruiditos similares a los gruñidos del grande y Key comenzaba a temer por su cordura cuando casi creyó entenderlo. El gran oso empujó suavemente al pequeño hacia la entrada sin poder sacarlo con éxito.

-- vamos, vamos pequeño no tenemos tiempo.- urgió sabiendo lo expuestos que se encontraban, solo rogaba salir de esta.

Lentamente el oso mas pequeño bajo de la plataforma donde reposaba la jaula y observo espectante al otro, Key comenzaba a ventilarse, debían salir de ahí, si el sonido del guardia que caminaba hacia ellos era algún indicio.

El gran animal volvió a tomar su lugar frente a la puerta cubriéndolos con su cuerpo.

Era la señal que esperaba.

Comenzó a arrastrarse por el borde de la plataforma recordando mirar hacia atrás por el pequeño oso, el miedo casi lo deja ciego al notar al animal de menor tamaño exactamente donde lo había dejado, los pasos sonaban a condena pero maldito si retrocedía ahora.

En un movimiento fluido volvió sobre sus pasos tirando de la pata del animal quien a duras penas le siguió. No supo mas nada y no se detuvo hasta sentir el aire en su rostro, incluso en ese momento sólo corrió tirando del grueso pelaje a su lado sin parar. No quería parar, no debía.

Solo cuando el escozor en sus pulmones fue demasiado y sus pies se negaron a seguir, se detuvo cayendo de rodillas, respiro profunda y pausadamente. El cansancio le robo la lucidez por unos segundos, aferrándose a su cordura espero y poco a poco todo volvió a su lugar.

Una esponjosa y húmeda nariz roso su cien haciéndolo girar. El oso de menor tamaño respiraba sonoramente en su cara, como si quisiera echarle aire. Key sonrió.

-- Estoy bien Chiquitín..- explico acariciando la cabeza del animal. -- Lamento lo que paso ahí atrás.- si bien ahora sabia que no se comunicaba con un cambia forma, no podía menos que pedir disculpa por su incapacidad de salvar a su familia. Se sentía fatal por dejar atrás al otro animal pero la criatura, en su gran sabiduría le mostró la mejor opción.

Nuevamente se planteo su proceder, ahora tenia un oso sin tutor y seguía atrapado en algún lugar extraño donde las personas no parecían muy amables.

Cuando el animal copio su postura de descanso, sonrió, parecía una criatura tan indefensa y ahora estaba sola. Se pregunto de inmediato si el animal estaba apto para vivir solo, si había tenido tiempo de aprender lo indispensable para sobrevivir. Y si no? Su intromisión le compro tiempo pero no le salvo la vida. Pensó.

Dios, había perdido por completo la cabeza.

-- Vamos amiguito, no porque seas un oso vas a dormir al intemperie y a merced de el resto de depredadores.- volviendo al paso ambos buscaron refugio por la ladera de la montaña.

Sabia que se debía a su suerte cuando se toparon con una cueva delicadamente oculta a la vista.

Rebuscando en su propio manual de supervivencia armo un paso a paso de   reconocimiento del área, la cueva era un refugio potencial y saber quien habitaba dentro, era prioridad. Haciendo uso del tamaño del oso para espantar a sus ocupantes, suspiro aliviado cuando una pequeña zorra fue la única en salir del agujero. En cuanto estuvo vacía procedió a preparar trampas que le protegieran y algunas para obtener alimento.

En cada paso el osezno atendió casi cómicamente, Key sentía admiración por el espíritu de lucha del animal y poco a poco generaron una extraña dependencia.

Su primer plan, el de encontrar la manera de volver a la mansión fue rápidamente pospuesta mientras enseñaba al pequeño animal uno que otro secreto para al menos no morir de hambre.

Algunos días pasaron y la naturalidad con la que se movían era inaudita, el mismo Key encontró asombroso el desenvolvimiento del otro.

Un día mientras tomaban un baño en una rivera del otro lado de la montaña, por jugar descuidadamente no escucharon al peligro llegar.

-- Es el oso que buscabas Stan?- Key se hundió automáticamente observando al par de cazadores que apuntaban tentativamente a su nuevo amigo.

Decidido a sacarlos a ambos de ahí, Key tomo un poco de aire para luego sumergirse del todo haciéndose de las rocas para avanzar sin tener que salir a la superficie.

En cuanto llego bajo su amigo quien permanecía completamente quieto, trato de tirar de él en vano, pues el infierno se desato en un abrir y cerrar de ojos, ruido y fuego...sangre.

La Mansion ParanormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora