Capítulo Extra [3.1]

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Sergio Crespo

Nacimiento: 17 de Septiembre 2034

Altura: 1.76 cm     Peso: 68 kg (93kg después de mutar)

País residencia: España

Edad: 19 años


15 Noviembre de 2053       11:40pm

Hogar de los Crespo

Me encontraba metiendo unos libros de la escuela, los cuáles saqué para hacer tarea hasta noche, en mi mochila roja, mi color preferido sobre todos los demás siendo explicado por mi tinte de cabello. Antes de partir al colegio debía arreglar a mis dos pequeños hermanos y dejarlos en el colegio, los dos pequeños gemelos. Mi padre trabajaba hasta tarde, le tocaba ir a recogerlos a la salida. De igual forma, nos repartíamos las tareas de la casa (Yendo a mí la mayoría), mi madre se encontraba en el hospital... Iba a verla antes de ir a trabajar después de la escuela; Tenía una vida apresurada, un ritmo acelerado.


— ¡Paula, Mateo! —Grité desde el piso para que ambos escucharan — Bajaré enseguida. Apúrense en terminar de almorzar —Dicho y hecho, me tomó unos minutos arreglarme físicamente para salir, cogí mi mochila colgándola en mis hombros y bajé corriendo los escalones.
Recorrí la sala hasta llegar al comedor, apreciando al par de rubios de cabello lacio. Sus ojos eran de color miel, heredados de mi mamá (Considerando que los míos eran café oscuro por mi papá). La fémina llevaba su cabello en una coleta y un copete, por su parte el varón se peinada de lado con lo poco que tenía en la zona alta de su cabeza.

— Pau no terminó de comer —Mi hermano comenzaba a chantajear a la pequeña en cuanto me vio entrar. Pude apreciar su plato vacío, cosa ilógica.

— Sí, olvidaste que a mí me desagrada la carne —Apretó sus mejillas — Le he dado todo a Mateo.

—Suspiré — Lo siento, debí haber preparado algo extra para ti —Di la vuelta para observar la silueta de reloj en la pared, una luz azul que avanzaba con el tiempo. No entendía muy bien la tecnología moderna — Ya es tarde para todos. Les he preparado sus lonches para el receso —Metí unos sándwiches envueltos en aluminio y unos frascos con frutas en la mochila de cada uno. Accesorios que tenían figuras de superhéroes en el centro.

— Oh no... ¡Mi uniforme! —El niño se había parado a llevar ambos platos de comida al lavabo, por desgracia los recargó en su camisa provocando que llenara de grasa.

— Maldición, ten más cuidado —Solía perder la cordura y gritar algunas cuantas palabras, ellos ya se habían acostumbrado a mis regaños. Es complicado llevar los quehaceres de la casa, trabajar, estudiar y hacerse cargo de "bebés" — Nada que no pueda arreglar —Tomé un trapo y tallé la mancha hasta hacerla menos notoria.


Salimos de la casa y coloqué la llave en el cerrojo dando dos vueltas, se quedaría inhabitada por lo que debía permanecer bajo seguridad de los intrusos. Guardé la llave en mi pantalón, tomé la mano de los gemelos y partimos de inmediato camino a su escuela. Teníamos que pasar unas cuantas casas para llegar, cosa que me facilitaba a mí muchas cosas.
En el camino ambos se la pasaron jugando con lo que pisaban, son muy inquietos a sus 5 años de edad, por fortuna en la escuela les iba excelente a ambos, nuestra mamá estaba orgullosa con sus notas.

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