Capítulo Extra [3.3]

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Sergio Crespo


Los civiles se confiaban demasiado, olvidaba las enseñanzas de sus superiores al indicarles que "Cantidad no es igual a calidad". Bueno, tendrán que ver para creer, les demostraremos un poco de lo que somos capaces.
9 de ellos nos rodearon en un círculo, lo cerraban lentamente con miradas amenazantes. La general nos pidió no asesinarlos, a pesar de que sus intenciones fueran directamente esas, ella guardaba fe en un cambio.

Giré mi cuerpo con espalda a la chica, aunque prácticamente mis plumas le estorbaran para sentir el tacto de mi cuerpo.


— Ten cuidado, pequeña —Dije riéndome. Justo alguien decidió acercarse con las manos en alto, pero acerté un tajo con el cuchillo en su rostro, momentos antes de su acción. Fue enviado de inmediato bajo tierra.

— Por favor, ¿Solamente uno? —La cara de disgusto de Nataly hizo presencia. Continuamente voló su daga por el aire, cortando hasta 4 mejillas en secuencia, esos pares fueron eliminados tal como indicaban las reglas — Tenemos más cosas que hacer.

—El cuchillo cayó al suelo, lo que me obligó a voltear mi mirada. La chica se encontraba petrificada, ¡Maldición! De inmediato recordé el poder tan interesante que tenía aquel chico, similar al de Medusa en la mitología — ¿En qué lugar te ocultas...? —Pregunté en susurros. Su cabellera amarillenta lo delataría en el montón, además, sus poderes se limitan por su vista. Debe mantenerse cerca.

— ¡Es momento! —Gritó uno del montón. En ese momento me llovieron diversos ataques, de los cuales me hice cargo de esquivar saliendo volando al cielo.

—Si bajo solo me comeré cada uno de sus golpes... Debo pensar en una estrategia, y debe ser rápido. Mi objetivo debe estar sumamente protegido, si algo se le enseñó fue mantenerse a distancia, una estrategia que me ha sido de utilidad durante tanto tiempo. Y hoy no debe ser una excepción — ¡Mueran! —Dejé caer en picada varias de mis plumas disponibles, entre una de ellas, se ubicaba un conjunto que cargaba mi arma punzocortante — Y ahí van 3 menos —Desde arriba de mí percibí un peculiar sonido, similar al del vidrio romper.

— Sorpresa —Mencionó una chica saliendo desde una abertura del cielo, se podía interpretar como un portal, el problema es que ella no lo producía, se trataba de un ataque en conjunto. La mujer estiró sus brazos mientras caía, disparando de las muñecas dos cadenas amarillas producidas por energía. Ambas se enrollaron en mis extremidades sin permitirme moverme por el cielo, caía a una increíble velocidad como una piedra sobre un río.

—Observaba como mi rango de vista se iba cerrando a un punto en único en el "pavimento", mientras todo el contorno daba diversas vueltas. Mi fuerza no era lo suficiente para librarme, ni siquiera con mis brazos sueltos. Cuando mis esperanzas fueron las más mínimas, algo se estampó conmigo, pero sentís como me sostenía desde la espalda — Esto es tan vergonzoso —Uno de los Canes humanoides me sujetaba, me dejó descansar justo atrás de su creador.

— Un grito de auxilio no le hace mal a ninguna persona, Sergio —Su cuerpo estaba cubierto totalmente por una capa de madera, dando una forma de protección con escudo en su brazo izquierdo, mientras en el derecho se sostenía el arma que le otorgaron.

— ¿Cómo demonios retiro esto de mi cuerpo? —Eran tan fuertes como unas cadenas reales, me traía problemas.

—El mexicano se encargaba de acarrear a todo a su alrededor, su cuchilla no lograba un corte — ¡Oh! La habilidad de Agna, según recuerdo —Un quejido salió expulsado luego de acertar un tajo contra el oponente — Utiliza su fuerza física para generarlos, la cuál intentamos entrenar descomunalmente, necesitarías...

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