Capítulo 7

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Todos se encontraban ya atacándose los unos a los otros, mi prioridad se basaba en defenderme, en caso de ser necesario iría al ataque.

En uno de los momentos perdí la atención en todas las personas del escenario, todo para observar la parte alta de a medias del coliseo, ahí se encontraba el Mayor junto a su hija, como todo rey disfrutando del espectáculo mientras eran atendidos por algunos sirvientes.


Posteriormente de encontrar a mis amigos, me di cuenta que su plan era bueno para haberse pensado en el rato que fui. Nataly se encontraba en medio del escenario circular, donde se encargaba de usar su telequinesis para empujar y limpiar esa zona. Pedro estaba en el lado superior, usaba sus armas para alejar a los enemigos cercanos mientras invocaba Canes de tamaño pequeño para dejar inconsciente a los enemigos. Por su parte, Sergio daba vueltas volando en círculos, se encargaba de tirar a quienes ya se habían perdido el equilibrio. Si podían soportar durante el suficiente tiempo, habríamos logrado pasar a la segunda fase.

Por mi parte decidí dirigirme a la parte baja, con ayuda de mi fuerza y mis rayos de energía, empujaría a todo el que intentara acercarse hacía mi compañera. Creo que de ésta forma lograremos mantenernos.


— Estás en mi camino, niñato —Desde mi espalda sentí como unos dedos tomaban de mi cintura para intentar levantarme.

—Recargué mis manos en esa gigantesca mano que me rodeaba, a continuación comencé a desplegar energía por mis palmas, impedía la salida, pero lograba que su mano sufriera el calor suficiente para que me soltara — No, tú estás en el mío.

— ¡Que demonios! Pero si eres un humano —Una criatura horrenda, siendo sincero. Su cuerpo era igual que el mío (Generalizando), sólo que su cabeza era una mano gigantesca con una boca en ella.

— Digamos que hemos cambiado lo suficiente —Una vez libre, comencé a lanzar dos de mis descargas para hacerlo retroceder lentamente. Él simplemente se cubría con su extremidad más grande.

— Éste no es lugar para ti. No toleramos a los tuyos —Me acerqué lentamente para asestar un golpe en su estómago, seguido de una patada para mandarlo fuera del escenario.

—Sacudí mis manos — ¿Sí? Eso ya lo veremos —Susurré para mi mismo. Un grito desde el otro lado llamó mi atención. Volteé unos momentos después para averiguar de qué se trataba.

— Empiezo a cansarme —Gritó Nataly con la cabeza abajo. Todos los prisioneros correrían a deshacerse de ella aprovechado la situación.

— Esper... —Quise dirigirme hacia ella, pero tropecé con algo. Poniéndome nuevamente de pie me di cuenta que había sido un gigantesco león que se mantenía en dos piernas y portaba una espada plateada para dos manos.

— No consideraría apto que trabajaran en equipo —Paso tras paso se dirigía lentamente hacia mí, ya tenía un objetivo asegurado.

— Y yo no estoy de humor —Golpeé el suelo con mi pierna, lo suficiente fuerte para alejarlo y hacer un cráter. Seguí corriendo sin importar nada.

— Aprende a preocuparte por ti mismo —No me lo creía. Era tan veloz que me alcanzó en ese poco tiempo. Su espada ya se encontraba por rozar mi cuello cuando di la media vuelta. Temía por mi vida, pero siempre hay un rayo de esperanza.

—Una espada más delgada había impactado con el arma impidiendo que llegara a mi cuerpo. Únicamente escuchaba el sonido del metal chocando. Continué corriendo con la cabeza mirando atrás, uno de los Canes de Pedro me había protegido, quizá la espada parecía que la había robado o tomado de otro competidor — Quizás arreglemos eso luego —Dije mientras me dirigía al centro. 


La rubia se encontraba en medio resguardada por sus dos amigos, quienes hacían hasta lo imposible para alejar a todos a su alrededor. Al estar precisamente en medio se habían convertido en el blanco de todos.

No lo pensé dos veces, me faltaba una parte del recorrido para alcanzarlos, pero ellos ya estaban totalmente en problemas. Flexioné mis rodillas y di un inmenso salto hacía ellos, por suerte Sergio me miró y de inmediato sacó a Nataly y a Pedro del lugar con algo de esfuerzo.

Al caer provoqué un pequeño terremoto desviando a todos por los aires, la mayoría caería heridos o justo en el agua. El público comenzaba a aclamar por tal "hazaña", por mi parte había gastado todas mis energías y solamente dejé un suspiro al aire esperando que fuera todo. Me recosté un momento en el suelo, todo había pasado tan veloz que me tenía un mareo.


— ¡No! —Miré al cielo (El cual aún daba unas cuantas vueltas) y miraba como la chica era arrebatada del adolescente halado. No podía hacer mucho debido a que batallaba por soportar el peso de su otro amigo.


Intenté alcanzarla, pero ni siquiera conseguía mantener mis dos piernas. Una clase de hombre pulpo la había lanzado al mar, la verdad no sabía de los detalles, todo continuaba borroso. De inmediato vi como Sergio no soportaba el peso, lanzó a Pedro lo más lejos posible y él comenzó a desplomarse de igual forma al mar. Tal vez exageraba, pero comenzaba a preocuparme ¿Cuándo terminaría esto? Sólo quedamos dos y las condiciones no eran favorables.


— ¡Fin del primer asalto! —Logré escuchar la voz del Mayor. Me alivié bastante al hacerlo. Después de unos momentos fuimos teletransportados nuevamente a nuestras salas, ¡Ya estábamos a salvo! 

— Al menos quedan dos —Mencionó Nataly entre risitas que se le escapaban — Debo admitir que fue divertido hacer esto —Estaba empapada por el chapuzón de hace rato.

— Tendremos que esforzarnos o no saldremos de aquí en unos 2 meses, según la sentencia que nos han aplicado —Recordó Pedro, pero la verdad es que yo no tenía idea de esto. Pensé que con el simple hecho de participar ya estaríamos afuera.

—El pelirrojo volteó los ojos por el pasillo que llevaba al comedor — Por el momento necesitamos curar nuestras heridas. ¿Vienes, Kenji? Si saldrás nuevamente, más vale que lo hagas en condiciones —En verdad que ahora estaba siendo amigable. Pero tenía que rechazar su oferta.

— Los alcanzaré más tarde, tengo algo que hacer —Voltearon a verse entre ellos dudosos, pero se ahorraron las preguntas. Entraron por una de las puertas del pasillo, mientras que continuaba hasta llegar al comedor. Buscaba nuevamente a los amigos que había hecho, necesitaba encontrar unas cuantas respuestas que rodaban por mi mente.

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