Capítulo 26

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— ¡Recuerden no separarse de su compañero! —Advirtió Trishma con gran potencia desde nuestras espaldas, quien, con un gran grupo de personas, se acercaban valientemente a pelear con la orden de su entrenadora.

—Por su parte, la Cazadora no despegaba la mirada de su oponente. Se habían detenido un momento, esperando que alguna actuara — ¡No vivirás para contar esto! —Dejó caer su espada por el cuello del clon, provocando un simple corte por el roce de la espada, siendo ésta detenida con el arma del destinatario.

— En cuanto te asesine robaré tu identidad, será todo un honor con esa hermosa figura. Será sencillo pasar entre los de tu raza —Los filos de ambas chocaban y eran empujados con ambas de sus manos, en una batalla por quien agotaba sus fuerzas antes.

—La chica original (A la cual distinguía por no portar un corte en su mejilla) comenzaba a ganar terreno, haciéndole retroceder pequeños centímetros — Para robar mi identidad necesitarás mucho más que mi físico; Te hará falta mi astucia, mi valentía, mi liderazgo. ¡Soy mucho más de lo que puedes observar a simple vista! —La arma punzocortante brilló hasta dar forma en un martillo con pinchos, con el que logró dejar caer en el hombro de su otra "Yo", provocando un grito de sufrimiento y profundos cortes.

— A los humanos les falta muchas de las cosas que mencionas —Opinó el alienígena con un gesto de dolor — Con duras penas pueden pensar en el otro —Su cuerpo comenzó a brillar provocando un choque que hizo caer a nuestra amiga sobre sus asentaderas. La luz mágica volvió a su cuerpo.

— Somos pocos lo confieso —Añadió la chica mientras se levantaba, observando cada rasgo de su doppelganger, ese pequeño detalle de sus tejidos regenerando donde antes la sangre corría escapando — No todos tenemos la capacidad de sentir empatía. A mí, por ejemplo, se me termino la poca empatía que sentía por ti. Una criatura que ni siquiera sabe quién es, imitando a los demás... ¡Patético! 

Nuevamente se puso de pie para acercarse en carrera. Al estar lo suficiente cerca, el enorme acero de la espada se aproximaba justo a su cuello, en ese momento sus reflejos le fueron fieles. Materializó dos pequeñas dagas, una de ellas la arrojó justo en uno de los ojos del enemigo, terminando con la mitad de su vista y provocando un sangrado. Estando al alcance del corte, dejó caer sobre sus rodillas dirigiendo su espalda y cuello hacia atrás, de ésta manera fue que logró esquivar el arma, dándole oportunidad de clavar el segundo filo en el muslo de su adversario.

— ¡Maldita! —La criatura comenzó a perder el control sobre su pierna izquierda, apuntando su espada sobre la cabeza de nuestra compañera, pensaba usarla como apoyo antes de caer. No le fue posible debido a que la Cazadora detuvo el choque con dos brazaletes metálicos colocados en sus antebrazos, ambos aparecieron como todos sus artilugios: Con el orbe mágico.

— Esto terminará mucho antes de lo que pensaba —Presumió la morena. La criatura comenzó a brillar mientras se caía a sus espaldas del lado derecho (Lugar contrario a su pierna sana), el impulso del choque metálico le hizo perder completamente el equilibrio, momentos antes de caer fue sostenida por un enorme tridente atravesando su pecho. La luz que emitía fue interrumpida acompañando un rostro de angustia.

—Con el pecho ensangrentado y algunas cuantos chorros de sangre color rosa escurriendo desde de su boca, pronunció el extraterrestre con suficiente fatiga — Hay algo que si señala a los terrestres en general... Ninguno duda en asesinar —Su mirada se quedaba fija en el suelo, hacía la nada — Pensé que te dolería verte morir a ti misma, ver como eres lastimada, pero no dudaste en ningún momento.

—La humana por un momento dudaba de si misma, ¿Tenía realmente la empatía y humanidad que tanto presumía? Sus pupilas dilatadas demostraban su temor — ¡No es así! —Respondió con un fuerte gritó — Intentaste manipular mi mente, eso demuestra mi fuerza para hacerte frente y defender a los míos. El día de hoy trabajamos todos juntos y así seguiremos... —Retiró el tridente, cortando su cuello con un hacha. Su cabeza cayó por el suelo hasta quedarse inmóvil, por otra parte, por la herida brotaba una increíble cantidad de sangre. El cuerpo, manteniendo la forma robada, cayó al suelo al no tener más fuerza.

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