Capítulo 52

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Me es necesario que alguien me pregunte "¿Qué tal tu día?" para responderle "¡De maravilla! Mi madre es parte de la organización odiada por mi ser, ¡Ah! Y se supone tengo un hermanastro o hermano adoptivo" desconozco las causas de nuestros enlaces. Todo éste tiempo preocupado y arriesgando a todos por encontrar a nuestras familias, resultando en la mía siendo parte del montón de maleantes a escapar. Dudo exista alguien con una relación tan mala con sus padres como es la mía.

En fin... ¡Respira, Kenji! Tenemos que aprovechar la situación, el estar aquí no es para ayudarlos, me "infiltré"; Robaré algo de información, de igual forma, aprenderé a usar mis incomprensibles habilidades. Cuando menos lo esperen los destruiremos desde adentro. Después de todo, ellos dijeron que volverían, tengo sus palabras grabadas desde mi llegada.

Una secretaria de uniforme naranja me estuvo guiando a la salida, hasta caminar por fuera, finalmente recorrimos alrededor del edificio para toparnos con un enorme campo de tierra encapsulado por metales y cristales encima. Una cantidad inmensa de bancas alrededor con cero espectadores. Abrió la puerta al colocar su mano sobre un escáner, ocasionando el partir de una entrada en direcciones opuestas.
Agachó la cabeza dejando un "Con su permiso", aguardando a mi entrada para retirarse con el sonido de su caminata en tacones.


— ¡Hermano! —Esa palabra mezclada con su voz causaba un crujido en mis oídos — Me alegra volver a encontrarnos —Estiró su mano para chocar los puños, ignoré el gesto y me dirigí al centro del campo.

— Vayamos directo al grano. ¿Nunca te quitas ese trozo de metal? —Le observé de pies a cabeza, insinuando su armadura.

— Es rara la ocasión, si te molesta tener un enfrentamiento contra esto —Subió y bajó sus manos por un lado de su torso — Puedo retirarlo, no hay problema. Su utilización es necesaria para mantenernos en contacto.

— Me da igual, me da igual —Contesté poniendo los ojos en blanco — ¿Y ésta gente? —En las bancas abarcaban unos cuantos espectadores con trajes deportivos, otros cuantos hacían excepción con conjuntos elegantes y algunas pantallas electrónicas.

—Siguió mi mirada — Es un campo público de la empresa, pensé sería más cómodo para ti estar al aire libre. No hay problema —Movió sus brazos de una dirección a otra en el aire, pidiendo a señas la marcha de los presentes — ¿Algo más? Estás en tu casa —Llevó su dedo pulgar a su pecho, haciendo que el traje de desmontara hasta convertirse en un anillo plateado. Una camisa de tirantes blanca y un short del mismo tono se presentaron como vestimentas — Me es incómodo cargar con el metal en —Hizo un salte en la siguiente palabra — Todo mi cuerpo —Sus calcetines comenzaban a ensuciarse con la tierra bajo sus pies, señalando gestos de disgusto.

—Miré sus manos, los símbolos eran muchos más claros ahora. ¿Qué significa el Omega? — Las luces en tus manos... ¿Tienen algún significado? —Le mostré las mía de mi mano izquierda.

— El alfa —Señaló mi mano con un levantamiento en sus cejas — Y un Omega —Colocó su mano contraria a un costado de la mía — En el alfabeto griego son la primera y última letra, respectivamente. Es curioso, de alguna forma lograron clasificarnos nuevamente: Un alfa apenas descubre sus poderes, obtuvo la primera evolución al ser expuesto como cualquier otro ser. Mientras el Omega ha obtenido todas sus capacidades durante una segunda evolución —Volvió su extremidad para observarme al rostro — Debes ser igual a mí, hermanito. Un poderoso e inigualable Omega. Los hermanos Omega, ¿Qué te parece? —Guiñó el ojo de la herida superficial, el derecho.

— Claro, rindiendo honor al apellido, Hashimoto —Sonreí, pero ahora su rostro era contrario.

— Mamá y yo abandonamos ese apellido. Somos Oshiro ahora —Se retiró unos pasos en caminata de reversa — A lo que venimos. Debo suponer la obtención de tu vuelo —Comenzó a elevarse en el aire, repitiendo yo su habilidad — ¡Bien! Eso confirma la supe fuerza al igual...

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