Capítulo 16

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Desde el cielo caían los grandes trozos de metal rodeados de fuego ardiente. Nos preocupamos por la seguridad de nuestros aliados, pero también podemos afirmar que ellos fueron quien causaron ese reventón.

Los tres nos dirigimos corriendo dentro de una casa en condiciones, era una vivienda común y corriente. Lo extraño es que era una de las pocas que variaba de los departamentos y edificios altos. Estando dentro colocamos un librero delante de la puerta para evitar el paso.


— Estamos más seguros dentro —La mujer morada se mantenía informada por una de las ventanas — Le afrontaremos todos unidos, no hay otra manera.

— Estoy de acuerdo.

—La chica de ojos miel se arrimó a la ventana — ¿¡Están mirando lo mismo!? —Gritaba de la impresión. Me acoplé a ellas y entendí porque su expresión. Por la ciudad corrían personas de casi 2 metros de altura, con cuerpos tan musculosos que no encajaban con sus cabezas. Probablemente estaban conscientes de sus acciones, pues, saltando de un lado a otro, destrozaban las plantas y ayudaban a los ciudadanos.

— Esos deben ser guardias del planeta, es poco posible que quieran hacernos daño. Tenemos que salir ahora —Retiramos todos el librero para comenzar a salir. En cuanto dimos nuestro primer paso fuera de la casa, ésta fue levantada por un árbol, destrozando cada ladrillo.

— Puedo jugar a las escondidas todo lo que quieran —La señora de la armadura se colocó en nuestra dirección — Y también asesinarlos de uno por uno, pensando en cómo torturarlos lentamente —Barrió de pies a cabeza a la general — Con algunos ya empecé.

— ¡Escapen! Encuentren a todos los restantes —Usando el artefacto de su mano comenzó a disparar sin parar — Yo me encargo.

— Me han dejado sin mi escape de este asqueroso lugar —Chasqueó los dedos y el árbol de antes comenzaba a germinar semillas rojas entre sus ramas, se encontraban por caer.

— Ni de broma te quedas —Nataly estiró su mano en dirección a la planta, ulteriormente, haciendo que flotaran, las dirigió hacía su propia "madre", dejándola inmóvil a causa del aroma que transpiraban.


Pasamos entre los destrozos y lo poco que quedaba de las calles. Íbamos directo al lugar de la caída del vehículo, esperábamos encontrar a nuestros amigos, los únicos dementes que estaban en un perímetro cercano.

A unas calles de llegar a nuestro objetivo los visualizamos, todos estaban recostados con algunos cuantos rasguños por todo el cuerpo. Viendo el lado positivo, todos estaban vivos.


— ¡Ahí! —La estadounidense los señaló, corrió para darles una mano — ¿Todos bien? ¿Todos completos?

— ¡Fue increíble! Casi... ¡Casi morimos! —Pedro se levantó y sacudió sus prendas.

— Eso detendrá la invasión —Asegura Masaki.

—Koji se detuvo en seco mirando el vacío — ¡Mierda! —Nadie se daba cuenta a qué se refería, nos rodeó rápidamente con el líquido de su mano izquierda justo segundos después dio una voltereta para incendiar nuestro alrededor y causar una explosión. Lo entendimos en ese momento, fue tan preciso que las raíces que nos iban a emboscar retrocedieron temerosas.

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