Capítulo 10

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—Sentí como algo empujaba con fuerzas mi cuerpo. Una luz blanca iluminaba mi rostro — ¡Date prisa! —Había vuelto a dormirme, pero sería más sencillo despertarme. Me puse de pie y salimos del carrusel. A la luz de la noche y... Desde luego que miré arriba, podía apreciar una esfera roja en el cielo.

— ¿Eso es la luna? —Le pregunté a Nazu sobre el circulo.

—Me empujó fuera del carrusel y salió continuamente — Sí, sí, sí. Una de nuestras 14 lunas, te invitaré cuando todas sean visibles en nuestro festival. Por lo pronto tienes muy importante que atender —De forma apresurada había obtenido mi respuesta.

— ¿Qué está sucediendo? Parece ser que te interesa mucho lo que haga —Giré para darle la cara.

—Quedó con la boca abierta — ¿Acaso a ti no? Digo, ni siquiera me agradeciste por rescatarte de ese lugar.

— Olvidaste contarme la parte del cómo lo hiciste.

—Suspiró —El tiempo dispone de distintas líneas que llevan hasta un futuro en específico. Con ayuda del Oráculo puedo observar unas cuantas en las personas, en tu caso, me enteré que terminarás siendo detenido en la bodega. Además no podía encontrarte con mis poderes de teletransportación, por eso no te presentaste en la competencia. Temía que te pasara algo peor a eso y... —Rascó su nuca preocupada.

— ¿Escapaste de tu castillo para ponerme a salvo? 

—Levantó sus dos brazos al aire en mi dirección y los bajó rápidamente — Podría decirse. Tú tienes que ver algo con los humanos, créeme que eres una pieza fundamental en su historia. Un mejor futuro, supongo.

— Entiendo —Miré en mi entorno — ¿Ahora? Un terreno completamente vacío no solucionará mis problemas.

— No es el momento —Contestó ella.

— ¿Cuándo lo será? —De repente, una alarma comenzó a sonar. La princesa llevó su mano hasta su bolsillo y sacó un reloj de mano antiguo, el cual hizo guardar silencio al presionar con su dedo el único botón que tenía en su parte superior.

— Dale tiempo al tiempo —Apuntó al cielo y señaló una inmensa nave que se movía lentamente por los aires.

— Teletranspórtame —Le ordené, aunque no sabía si era lo que realmente deseaba. 

— No puedo hacerlo en dirección a lugares que nunca he visto. No es la clase de naves en la que daría un paseo. ¡Salta! Ya has logrado cosas que nadie creería, puedes hacerlo —Le miré de forma descabellada, pero tenía razón.

— Lo intentaré —Me alisté para el momento preciso de que la nave pasará exactamente encima. Di el enorme salto, pero a unos cuantos metros algo tomó mi pierna e hizo que me golpeara contra el suelo. Una raíz se movía e intentaba atraparme, le rompía, no obstante volvía a crecer.

— ¡No puede ser! Las probabilidades de que estuviera al mismo tiempo que nosotros eran muy pocas... ¡Corre! —La chica blanca tomó su vestido y comenzó a alejarse corriendo.

— Los planes de ayuda sobran —Más raíces moradas bloquearon el paso de Nazu — No me metería con alguien de la realeza, pero está ayudando a escapar a nuestro espécimen.


Apreté la delgada raíz y retrocedí, continuaban persiguiéndome, de alguna manera habían cobrado vida inteligente.

Levanté la cabeza para observar a una mujer de casi dos metros de altura, piel blanca y ojos verdes. Su cabello era oscuro y ondulado. Una humana, pero no cualquiera, su vestimenta se basaba en una armadura negra con pinchos en sus codos y hombros. En su pecho izquierdo tenían dos letras construidas con rubís de verdad: "EW", abreviatura de Evolution World. Sucedió lo que menos imaginaba, se enteraron de nuestro escape y se pusieron a buscarnos de inmediato. 


— ¡Kenji! —Una luz salió de la mano de la princesa, tomaría la forma de una espada blanca. Bastante necesaria para deshacerse de las plantas — Tienes que irte ahora. ¡Es una orden!

— Debes regresar a tu hogar, pequeño —Las plantas comenzaron a enrollarme como si de un capullo se tratase, eran lo suficiente rápidas para deshacerme de todas — Nos has mantenido preocupados a todos —Se dirigía a mí haciendo notar el sonido de su traje metálico.

— Debo escapar, debo volver con ellos —Comenzaba a hacerse más pequeño el espacio que tenía. No puedo actuar bajo presión.

— ¡Quédate quieto! —De las raíces brotaron unos pinchos que penetraron con fuerza mi piel. A través de pequeños espacios me permitían visualizar como la chica acercaba su mano al emblema de su pecho, de éste se producía una pantalla en holograma. Comenzó a presionar en ella hasta que detrás suyo aterrizó una nave que abriría sus puertas —El transporte llegó —La pantalla fue deslizada por su mano y dejó de proyectarse.

—Encima de nosotros pasaría un segundo vehículo, en el que se encontraban mis amigos. Pasaron lo suficiente cerca para provocar un ruido fastidioso — Ya es tarde —Mencionó Nazu. Haciendo explotar las plantas que le rodeaban — Pero no dejaré que te vayas con ella —Puso la punta de su en dirección a la mujer de ojos verdes, su arma proyectó una luz que impactaría directamente en sus ojos, dejándole una ceguera y haciendo que los seres que controlara cayeran sin control.

— Tienes que irte —Le exigí, pero la Oráculo me tomó de la mano y salimos corriendo por el bosque, la peor idea que podía ocurrirse a alguien. Frente a nosotros las ramas de los árboles crecieron lo suficiente para bloquear nuestro paso.

—Detrás de nosotros llegó nuestra rival — Dejemos de jugar a las atrapadas —Las ramas rodearon a la princesa con la suficiente delicadeza, mientras que a mí me golpeó un tronco enteró en la quijada, tal golpe me haría caer al suelo antes de reaccionar. 

Estando en el suelo fui nuevamente enrollado por pequeñas plantas del lugar, mis piernas y brazos no lograban zafarse del nudo. Me levantó en su hombro y comenzamos a adentrarnos en su nave.

— ¿Qué estás haciendo? ¡No puedes llevarme así! —Intentaba moverme de un lado a otro, pero no lograba algo.

—La nave era lo suficiente grande estuvimos un rato caminando entre un camino principal que daba a distintos cuartos. Dimos vuelta en uno de los muchos, uno especial para prisioneros con habitaciones separadas por un muro de metal a los costados. Me dejó caer ahí y cuando ella salió, se activó una reja eléctrica que impedía escaparme — Tengo asuntos pendientes que resolver, por ello me acompañaras.

— ¿¡A dónde demonios piensas llevarme!? —Continuaba parada en frente de mi celda, solo observando cómo sufría.

— No es que me agrade mucho el lugar, pero espero que te gusten los sitios como Iron Planet. Espero que te agrade el clima —Comenzó a caminar por la puerta principal, una puerta redonda de metal que se abría y cerraba con acercarte a ella.

— ¡NO! —Me arrastré por el suelo usando la fuerza de mi cuerpo completo. Por desgracia, llegué hasta la reja y el dolor fue infernal. No podía soportar la descarga que emitían estas rejas.

Ya no volví a intentar escaparme. No tenía idea de si iría a ese planeta en busca de algo o para comenzar otro imperio, después de todo eran rivales según lo que me habían contado. Debo encontrar la forma de salir, pero no es el momento, tengo que pensar bien lo que haré.

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