Capítulo 44

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Narrador: Masaki


Corría con el viento atrás intentando borrar mi rastro, hasta que esa voz masculina me detuvo de nuevo "¡Espera! ¡Quiero volver a verte!", Decía. Me fue imposible ignorarla, por lo que di media vuelta viéndole dirigirse hasta mí y tomarme de los brazos de forma exaltada. Me temía obsequiarle la verdad, a pesar de eso, es imposible, en cierto momento se percataría. Las palabras debían fluir con el viento, dejarlas ir en compañía a las consecuencias.


— Te pido que me escuches —Las personas observaban sin discreción alguna — ¡Es muy repentino, pero me gustas! De alguna forma has logrado hacerme perder en cada una de tus cualidades. Veo algo en ti, no sé qué, ningún otro chico se asemejaría u ocuparía el lugar que has conseguido en mi vida. ¡Me encantas! Estaré encantado de invitarte a salir y seguir con esto, tener una relación —Significaban más problemas — Vivir condenado será poco al estar a tu lado. Dame una oportunidad.

— Yo... —Las miradas de clavaban como agujas. Señales de disgusto y asco, cosas que había vivido superando desde que salí del closet, mismas las cuales temía antes de hacerlo — Perdóname, me niego a ello —Su mirada se dirigió a sus pies soltando mis brazos. Sentía la culpa por encima, soy tan poco cruel para dejarle así nomás — Jacob... —Trataba mirarle a los ojos.

— Quedan bajo arresto —Desde atrás mío un sujeto me tiró al suelo y sostuvo mis manos con fuerza, apoyando su rodilla sobre mi espalda — Debido a sus actos, son considerados infractores de la ley —Encadenó ambas de mis manos con unas esposas. Decidí no hacerle daño, poner en peligro a Jacob no está bien, esperaré el momento adecuado.


Hicieron lo mismo con mi colega. Nos mantuvieron presos dentro de una camioneta con algunos sujetos más. Las ropas de los sujetos se conformaba de pantalón negro, junto a un chaleco del mismo color con botones plateados y diversas insignias. Un sombrero oscuro con una imagen indistinguible a medias y una distintiva venda roja en uno de sus brazos, la cuál portaba un logo. La terrorífica organización en la que se encontraba participante era indistinta, muy reconocida durante estos años de segunda guerra mundial. Me encontraba informado sobre los tratos que tenían hacía los homosexuales, dejarles en ese sitio lo consideraba un descaro humano, debo usar mi poder para el bien.


El camino fue silencioso junto a otros civiles más, se nos negaba la comunicación entre nosotros. Tanto silencio me abrumaba, consumía mi alma al ver la mirada de un amor fallido.
Tomamos la carretera por fuera de la ciudad hasta toparnos en un campo de concentración de inmensas proporciones cubiertas por un alambres de púas sujetas a troncos de madera. Las puertas fueron abiertas por otros vigías, permitiendo la entrada al coche, nos dieron la bienvenida con unos uniformes a rayas, posteriormente nos separaron a ambos del grupo para llevarnos a un cuarto aparte. Me quedó observar a las personas presas, desde niños pequeños como mujeres aparentemente inocentes.


—Abrieron las puerta de la habitación y nos empujaron a ambos retirando las esposas — ¡Más cuidado! —Advertí, siendo mi palabra ignorada. El sitio es habitado exclusivamente por personas del sexo masculino. Nos excluían del resto al ser "contagiosos".

— ¡Nuevos chicos! Son muy atractivos físicamente —Mencionó un preso de los tantos presentes. En la sala no teníamos camas, es remplazada por un estante enorme dónde se acostaban a descansar.

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