Capítulo 15

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"¡Todos moriremos! ¡Nuestro fin está asegurado!" Las personas corrían de un lado para otro sin saber qué hacer. Alguno que otro destacaba por frases como esas que demuestran su poca cooperación. Un espantoso alboroto se había provocado por todas partes.


— Tenemos que ir a hacerle frente de inmediato —Dijo Koji de manera apresurada.

— No, de ninguna manera iremos de frente contra ella —Puse mi mano sobre su pecho para detenerlo y que me escuchara — Es lo suficiente fuerte para destruirnos a todos juntos.

— Primeramente tenemos que detener la nave, de lo contrario las plantas se expandirán hasta devorar el lugar —Pedro apuntó hacía el objeto mencionado.

—El español levantó sus alas para emprender un vuelo — Veremos desde donde aparecen los brotes. ¡Pedro, Masaki y Koji! —Se volteo dirigiéndose a ellos — Necesitaré de su ayuda para crear una entrada. Nataly y Kenji intenten detener las que ya cayeron —Los tres comenzaron a volar con la ayuda de algunos Canes.

— Kenji, cuida a la señorita en lo que regresamos —Mencionó el mexicano antes de retirarse. De alguna manera (No muy adecuada) comprendía cuánto le importa.

— Supongo que si no hay otro plan tendremos que hacer lo que dijo —Estiré mi mano hacía Nataly — ¿Lista? —Se acercó para que pudiera sostenerla por su cadera. Salté con tanta fuerza que caímos a salvo encima de unos departamentos.

— Hay mejor panorama desde aquí —Sus ojos comenzaron a desprender un destello. Simplemente admiraba como fabricaba una barricada de autos y algunos edificios ya destruidos para evitar el paso de las raíces.

— Eres muy inteligente, debo admitirlo —Con mi energía pulverice algunas partes de la calle, para que les fuera difícil trasladarse por ella — Tenemos que hacer que la mujer salga o estarán en problemas —Observé cómo intentaban romper un vidrio para entrar, recordando que con las vibraciones del piso conocía nuestra ubicación.

— Bien —La chica levantó varios autos y los dirigió por el cielo, estrellándose en algunas ventanas del vehículo volador. No parecía costearle.


Los bulbos dejaron de caer, por esa escotilla de rampa saldría una diminuta figura humana. Esa armadura horrenda se reconocería aún se encontrara a cientos de kilómetros. La persona dejó caerse por aquella rampa en dirección al suelo, como si no hubiera daño alguno en su cuerpo. De inmediato un escalofrío recorrió parte de mi cuerpo, sabía que era momento de correr.


— ¡Es ella, es ella! ¡Momento de irnos lejos! —Le advertí mientras corría a la orilla.

— Parece que necesitas transporte —La rubia iba encima de la puerta de un automóvil, literalmente estaba surfeando en ese trozo de metal. Desde mis espaldas flotó otra igual, en cuanto la vi venir me trepé encima.

— ¡Esto es genial! —Exclamé con una sonrisa mientras recorremos cuesta abajo las ventanas de la construcción — Nos ha visto, eso creo —La mujer ya había aterrizado, ni idea de si ganó heridas por eso. El problema es que levantó sus manos y las raíces se dirigían hasta su alrededor.

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