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Capítulo Extra [1.1]

Hashimoto Kenji

Nacimiento: 07 Diciembre 2036

Estatura: 1.74cm          Peso:62kg

País de residencia: Japón

Edad: 17 años

20  Abril de 2050     9:20AM

Escuela Primaria "Masashi"

Abril 20 de 2050, Justo el año en que esperaría por cumplir mis fabulosos 13 años. Lo importante no es el tiempo, si no la persona que conocí en aquel entonces; Alguien que cambiaría el rumbo de mi vida.

Lo describimos como un día bastante soleado, nos sonreía completamente, aunque, era cegado por la envidia de las nubes alrededor. Eran envidiadas por su fantástico brillo, por lo que decidían ocultarle de vez en cuando.

Me encontraba en grados de estudios, como un chico "normal", preparándome para terminar trabajando en una oficina cuando sea mayor, dependiendo de la especialidad que eligiera. Realmente no tenía idea de que quería ser de mayor, era un dilema que ni siquiera quería traer por la cabeza, es complicado. No conocía el área en que destacaba, todo me costaba; Los deportes, las matemáticas, la literatura... ¡Qué será de mi! Mis calificaciones desde luego que no eran las sobresalientes en la clase, tampoco encajaba en el popular, ni el gracioso, o el rico. Mi persona se encontraba fuera de los estándares que pone la televisión. Soy... Kenji, solamente.

Durante mis clases me la pasaba distraído o dormido, en vez de prestar atención a la profesora prefería realizar figuras y rayones sin sentido en mi libreta. Mi falta atención incitó a mi madre a pagarme profesores particulares, a pesar de que los resultados fueran sumamente decepcionantes.

— ¿Hashimoto? —La profesora (Una anciana blanca de traje oscuro y tacones altos) comienza a mover mi cabeza con su mano. Me atrapó durmiendo en su clase de matemáticas, como dije anteriormente, no se me daban para nada, podría ser el poco refuerzo de casa.

— Sí, diga —Levanté mi cabeza de entre mis brazos, tallando mis ojos por el debido sueño. No dormí adecuadamente la noche anterior, me deleitaba con un maratón de películas. 

—El tacón de la maestra se levantó del suelo para caer con fuerza — ¡Es la segunda vez que te quedas dormido en la semana! Si tu madre no estuviera tan ocupada trabajando, habría puesto un alto. Es momento de que hagas algo por ti mismo y lo reflexionaras con un castigo.

— ¿Otro? —Limpié la saliva que escurría por mi boca — Me parece que son suficientes con los que ya he tenido.

— Definitivamente erróneo lo que dices. Quiero que te dirijas a dirección, tendrás que indicarle a la supervisora que has hecho ésta vez. Pasarás el resto de la clase ahí —La señora se dirigió de regreso a su escritorio, bastante molesta por mi comportamiento.

Me dirigí de inmediato al lugar mencionado. Ahí estaba otra mujer vestida de la misma forma, mencionó estarme esperando, por consiguiente nos ahorramos explicaciones.