LXI: Dilemma.

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—Solo son unos días de retraso, no significa nada.

—¿Y los mareos? —Preguntó Jack.

—Eso podría ser cualquier cosa, no exactamente un embarazo.

—Pero hay una probabilidad ¿no?

Fruncí mis labios, pensándolo.
—Carl y yo siempre nos cuidamos. —Respondí. —Sería imposible.

—En un mundo donde los muertos caminan, todo es posible, Sophie.

Nuestra conversación fue interrumpida por Carol entrando a la habitación con la inyección entre sus dedos.
Me despedí de Jack y salí de ahí, soltando un suspiro.

No podía estar embarazada... ¿o si?

Mierda.

Si no estaba embarazada, mis preocupaciones sólo harían que mi periodo se retrasara aún más.

Tomé mi mochila y salí de la casa sin mirar atrás.
Necesitaba distraerme, sin duda alguna.

Avancé por el bosque con el plan de dirigirme a aquella carretera una vez más. Me detuve una vez que estuve frente a esta, sintiendo como todo comenzaba a darme vueltas nuevamente.

Recargué mi cabeza sobre un árbol, cerrando los ojos y respirando profundamente. Una vez que veía todo con claridad, avancé nuevamente pero mi ceño se frunció al darme cuenta de lo que veía frente a mi.
Tomé mi arma y quité el seguro, avanzando por el pavimento y notando que esta vez, los cuerpos de los salvadores no se encontraban ahí.

Apunté con mi arma, siguiendo con mi vista el camino de sangre seca dirigiéndose hasta el bosque.
Era imposible que se hubiesen levantado, pues les habíamos dado a la cabeza, era más que obvio que alguien había arrastrado aquellos cuerpos.

Avancé a paso lento, tomando con fuerza mi arma. A unos metros de distancia, pude ver a un hombre colocando ambos cuerpos dentro de una camioneta. El estampado en la espalda de su chaqueta con la palabra "salvadores" me hizo entender que él era compañero de lo que fueron aquellos hombres.
Miré a mi alrededor, parecía estar solo.
Guardé mi arma y tomé la roca que estaba a unos centímetros de mis pies.

Mi plan parecía ser sencillo...
Deshacerme de un salvador más.
Utilizar la roca para hacer el menor ruido posible y no atraer caminantes pues no me sentía bien y lo último que quería era tener alguna pelea cuerpo a cuerpo.

Me acerqué lentamente con la roca entre mis manos, al mismo tiempo que la alzaba, tratando de no hacer ningún ruido.
Mi plan se vino abajo cuando una rama seca crujió bajo mis zapatos.

Mierda.

Aquél hombre se giró, tratando de sacar su arma y aquella roca entre mis manos terminó impactando con su cabeza haciéndolo caer al piso.

Bueno, eso pudo haber salido mejor.
Nota mental: tratar de no pisar ramas secas.

Mi corazón se aceleró en cuanto escuché voces a unos metros, acercándose hacia acá. Corrí, escondiéndome tras los árboles, lo suficientemente cerca para observarlos y no ser vista.

Eran aproximadamente cinco de ellos.

Cinco salvadores más.

No podía escuchar claramente lo que decían, pero sus rostros reflejaban lo enfadados que estaban por las muertes de sus miembros.

Vacíe el cargador de mi arma, notando que tenía pocas municiones. Miré mi navaja durante unos segundos, apreciando su color tornasol detalladamente.

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora