LXXX: Jack.

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Tomé la mano de mi amigo, notando su piel más caliente de lo regular.

Con ayuda de Rick y Daryl habíamos logrado traer a Jack a la granja nuevamente. El grupo había decidido que era la última vez que estaríamos en esta granja, pues teníamos que encontrar el camino a Hilltop y no podíamos seguir perdiendo a más personas.
Habían pasado varias horas ya y el ojiverde se encontraba cada vez más enfermo.
Llevé mi mirada a su rostro, él soltó un suspiro.
—Cuando era más pequeño, escribí una lista de cosas que hacer antes de morir... La mayoría eran cosas sin sentido, como saltar de un helicóptero o nadar con delfines. —Guardó silencio unos segundos, una sonrisa de nostalgia apareció en su rostro. —Pero ahora, creo que esa lista sería totalmente diferente.

—¿Qué habría en esa lista? —Pregunté. Sus hombros se alzaron levemente, para después mirar hacia el techo.

—No lo sé. Quizá aprender a preparar las famosas galletas de Carol. —Soltó. —Declararme a la persona de la que siempre estuve enamorado.

Me tensé casi al instante, Jack pareció notarlo ya que dirigió su mirada hacia mi.
—Oh, no. No me malinterpretes, eres linda, pero no eres mi tipo. —Soltó con una gran sonrisa en su rostro.

Solté un suspiro, haciéndolo reír levemente.
—¿Quién es la persona afortunada?

Jack llevó su mano hacia su bolsillo, buscando algo en él. Segundos después, colocó el objeto sobre la palma de mi mano.
—Cuando llegó a Alexandria no habló con nadie durante más de una semana. Fui la primera persona a la que le contó su historia.

Llevé mi mirada a la cadena plateada, observando el dije que colgaba de ella. Una pequeña tortuga.

—Me dijo que había comido una tortuga. —Rió levemente. —La molesté con eso durante días.

Enid.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —Solté, sorprendida ante esa confesión.

—No quería hacer las cosas incómodas. —Hizo una mueca. —Enid siempre estuvo enamorada de Ron... y yo disfrutaba mucho la amistad de ambos.

Una terrible sensación oprimió mi pecho.

—Por favor, no le digas nada de esto. —Suplicó. —Solo dale esa cadena de mi parte cuando la veas, porque sé que lo harás.

Asentí, guardando la cadena en mi bolsillo.
—Lo haré.

Un silencio inundó la habitación.
Jack soltó un suspiro.
—No dejes que esto te derrumbe, Sophie. Sé que las cosas son difíciles y que has perdido demasiado, pero no estás sola. —Murmuró. —Tienes a Max... y tienes una familia.

Bajé mi mirada.
Jamás había pensado en que algún día tendría esta plática con Jack alguna vez.
Dolía como la mierda.

—Fuiste la mejor amiga que pude haber tenido en mi jodida vida. Y créeme que, si existe un cielo, haré todo lo que esté en mis manos para que estés bien.

No pude aguantar más, los sollozos salieron de mi boca.
No quería perder a mi mejor amigo. Definitivamente no.

Jack tomó mi mano.
—Las despedidas son agridulces. —Murmuró. —Pero el hecho de que estemos aquí, diciendo adiós, significa que ya hemos ganado.

—Lo siento, Jack. —Solté en un hilo de voz. —No debí dejarte ir.

—No hay necesidad de disculpas, Soph. Nadie tiene la culpa aquí. Todo tiene un propósito, ¿recuerdas? —La sonrisa en su rostro se mantenía a pesar de las lágrimas. —Tuvimos buenos momentos, quédate con ellos cada vez que me recuerdes. Prefiero ser razón de tu sonrisa y no de tus lágrimas. —Él bufó divertido. —La muerte me hace ser demasiado cursi.

Reí levemente.
Hasta en los peores momentos, Jack sabía como sacarte una sonrisa. Y es algo que en definitiva extrañaré de él.
Vaya mierda.

Él soltó un quejido, cerrando los ojos ante el dolor.
—No me queda mucho tiempo, Soph...

Asentí repetidas veces.
Me levanté del sofá, mordiendo mi labio, intentando reprimir los sollozos al notar el arma que yacía sobre las sábanas.
—Te quiero demasiado, Jack. —Hablé en un hilo de voz, abrazándolo por última vez con cuidado de no lastimarle

Sentí como sonreía, correspondiendo el abrazo.
—Sabes que yo también, Soph.

Me alejé de él, di media vuelta y caminé hacia la puerta. Apenas toqué el pomo cuando escuché su voz.
—Nos volveremos a ver. Estoy seguro de ello.

Me giré, con las lagrimas recorriendo mis mejillas.
—Te veo.  —Solté en un hilo de voz.

Su sonrisa se ensanchó aún más.
—Te veo.

Salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mi. Pegué mi espalda a la puerta, tratando de regular mi respiración. Un par de segundos después, un sonido semejante a un soplido se escuchó.
Eso solo significaba una cosa.
Lo había hecho.

Mis piernas flojearon, haciéndome caer de bruces al suelo mientras que con mi mano ahogaba los sollozos que salían de mi boca.
Escuché pasos subiendo las escaleras, para después hincarse a mi lado y colocar su mano sobre mi hombro.

Ni siquiera hacía falta verle el rostro para saber de quien se trataba.
—Estoy aquí. —Murmuró el ojiazul.
Y por un segundo, todo aquel enojo que sentía hacia él se esfumó cuando sus brazos me rodearon, acercándome a su anatomía.
Correspondí el abrazo de Carl, escondiéndome en su cuello mientras las lágrimas caían sin control alguno.

Completamente destrozada.
Jack se había ido.

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¡Sorpresa! Jajaja
Llegó el momento más esperado. La autora dio señales de vida. Aveda.
No me odien por matar a Jack, por favor.

Por cierto, no había tenido oportunidad de agradecerle en un capítulo a @x_porcelain_x por la hermosa portada que hizo <3 muchas gracias en verdad

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora