LVIII: Surrender.

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—Lo siento... —Hablé, alejando mi mano de la suya para secar rápidamente mis lagrimas. —Creerás que soy una chica débil que llora cada vez que tiene la oportunidad. —Solté una risa sin ganas, sorbiendo mi nariz.

—No pienso eso. —Respondió con una sonrisa. —Está bien perderse a veces... —Encogió sus hombros. —Siempre y cuando sepas cómo regresar.

Un sollozo salió de mi boca al recordarlo. Rodeé aquél sombrero de sheriff con mis brazos, pegándolo a mi pecho.

—Estoy perdida sin ti, Carl. —Solté en un hilo de voz. —Tú eras mi camino de vuelta.

Me dolía pensar en él.
Pensar en su voz.
Sus ojos.
Su sonrisa.

Me dolía.
Dolía como la mierda.

—Necesitaba que te quedaras, pero dejé que te fueras. —Murmuré, intentando reprimir mis sollozos pero fue en vano. —No debí dejarte, Carl. No debí hacerlo.

¿Puedo rendirme ahora?

Mis sollozos cesaron al sentir como Max se acercaba e intentaba colarse entre mis brazos haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en mi rostro. Sorbí mi nariz y lo abracé fuertemente, acariciando su pelaje.
—Nunca te alejes de mi, Max. Por favor. —Le murmuré sintiendo las lagrimas bajar por mis mejillas. Éste tan solo movió su cola de un lado a otro para después lamer mi mejilla. —Giu, Max. —Reí levemente, limpiando mi mejilla con mi blusa.

Max cerró su hocico y extendió sus orejas, ladeando su cabeza levemente.

—¿Qué pasa?

Aquellas voces me hicieron volver a la realidad. Retiré las lágrimas de mis mejillas y me puse de pie, mirando hacia mis lados, tratando de ver de donde provenía aquel sonido. En mi espalda recorrió un escalofrío al darme cuenta.

—Mierda. —Maldije en un susurro, me agaché un poco y caminé lentamente de vuelta. Conforme me acercaba, logré escuchar mejor aquellas voces...

Me escondí entre los árboles, tratando de mirar mejor. Sentí la rabia apoderarse de mi cuerpo al ver a dos hombres con sus armas, apuntando hacia Daryl y Ashton, quienes les apuntaban de vuelta. Clarke y Eugene mantenían sus manos en alto mientras que Carol, sospechosamente, mantenía sus manos escondidas bajo las mangas de su abrigo.

Llevé mi mano a mi cintura, tomando el arma que le pertenecía a aquél salvador que había intentado terminar conmigo en Alexandria. Me aseguré de que estuviera cargada y volví mi vista hacia el frente. Mi mirada se cruzó con la mujer de pelo plata, quien asintió casi imperceptiblemente.

Sin dudarlo dos veces, salí de mi escondite y disparé a la cabeza del hombre frente a mi, mientras que Carol pasaba su cuchillo por la garganta de su acompañante. En cuestión de segundos, ambos cuerpos cayeron sin vida a nuestros pies, liberando toda aquella tensión en el ambiente. Pude escuchar los suspiros de alivio de Eugene, quien estaba prácticamente escondido detrás de Clarke.

—Más salvadores. —Gruñí, mirando el cuerpo frente a mi.

No pude evitar recordar aquél día en que maté a Negan. Los deseos de acabar con él eran tan grandes que simplemente lo hice. La ira me había cegado tanto que ni siquiera pude sentir un poco de compasión.
Pero después, me había sentido como un maldito monstruo pues era la primera vez que acababa con la vida de alguien... al menos intencionalmente.

Y esta vez, era diferente.
No sentía arrepentimiento.
No sentía miedo.
No me sentía mal... Ni siquiera un poco.
Tan solo sentía la jodida necesidad de terminar con los salvadores.
El odio y rencor me exigían terminar con cada uno de esos imbeciles.
Y lo haríamos.
Claro que lo haríamos.

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora