Always | Carl Grimes (Pausada)

XXXV: The only way.

Comencé a tallar las cinta alrededor de mis manos con ayuda de la pared.
Bufé, molesta.

Esto era imposible.

Fruncí mi ceño al escuchar una respiración agitada. Carol sostenía un rosario entre sus manos mientras intentaba tomar aire desesperadamente, Maggie la miró confundida por su actitud tan repentina. La puerta se abrió una vez más y Donnie entró a la habitación nuevamente. Una cuerda estaba amarrada alrededor de su brazo, en un intento de parar el sangrado de él.

—¿Sabes que es lo que me molesta? —Preguntó luego de unos segundos, matándome con la mirada. —Que yo este aquí, desangrándome... mientras que tú estás ahí sentada, sin ningún rasguño. —Su rostro estaba cada vez más pálido y su camiseta estaba roja debido a la sangre que salía de su brazo. Estaba claro que iba a morir si no lo ayudaban. —Me importa una mierda lo que diga Paula, te mataré yo mismo. —Dijo, sacando una navaja de su cintura.

Y no cualquier navaja.
MI navaja.

Abrí mis ojos ampliamente cuando lo vi acercarse a mi. Pateé sus piernas, haciéndolo caer. Intenté ponerme de pie pero la cinta en mis piernas me impedían moverme. Escuché a Maggie intentando gritar, pero el pañuelo en su boca no ayudaba mucho en ello. Donnie se puso de pie nuevamente para después golpearme fuertemente en el rostro.
Paula, Michelle y Molly entraron rápidamente al cuarto e intentaron alejarlo de mi pero fue en vano. Golpeé nuevamente sus piernas, haciéndolo tambalear en dirección a Paula, quién le metió un buen golpe en la cabeza con su pistola.

—Eres un imbécil. —Le murmuró al cuerpo inconsciente en el piso. —Michelle... lleva a Maggie a otra habitación e intenta averiguar algo.

La morena asintió y tomó a la castaña con agresividad. Maggie se resistió, noté que la chica iba a patearla así que grité intentando impedirlo, pero lo último que salía de mi boca eran palabras claras por el estúpido pañuelo. Paula se acercó a mí con fastidio, retirándolo de mi boca.
—¿Qué quieres?

—No le hagan daño... —Supliqué. —No a ella, ni al bebé.

Paula alzó una ceja.
Michelle llevó su mirada a la castaña frente a ella.
—Llévatela. —Soltó Paula luego de unos segundos.

Michelle salió junto a Maggie de la habitación. Mierda.
La respiración de Carol era cada vez más agitada. Paula pareció notarlo y se acercó a ella, confundida.
—¿A qué le tienes tanto miedo? —Preguntó, con cierta diversión en su mirada. El pecho de Carol subía y bajaba con desesperación, Paula rodó los ojos y retiró el pañuelo de su boca. Carol inmediatamente tomó una bocanada de aire. —¿De verdad te da tanto miedo morir? —Paula la miró con una pequeña sonrisa en su rostro. —Todo esto... y tú estás asustada porque tú hora está por llegar.

—Ugh, es una de esas. —Soltó Molly con una mueca de asco, notando el objeto que Carol sostenía entre sus manos.

Carol pegó el rosario a sus labios, mientras su respiración se regulaba.
—No me importa lo que me pase. —Respondió. —Solo no le hagan daño a ellas...

—¿Ya lo pensaron? Soy Rick.

Paula tomó el walkie-talkie de su cintura.
—¿Acaso no me escuchaste? Dije que yo te contactaría. —Respondió con fastidio. — Pero, ¿sabes? No estoy segura, tendríamos mucho que perder y creo no recibiríamos mucho a cambio.

—No querrán ir por el otro camino.

—Nos vamos a arriesgar. —Soltó para después guardar nuevamente el objeto.

—No tiene que ser así, no hay que pelear. —Habló Carol.

Paula sonrió con gracia.
—Tus amigos asesinaron a mis amigos. —Añadió Molly, sacando un cigarrillo de su bolsillo. —Claro qué hay que pelear.