XLIX: Wonderful.

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Miré aquél gorro de lana colgado sobre la cruz.
Sorbí mi nariz una vez más, sintiendo las lágrimas salir de mis ojos.

—La gente de Hilltop siempre lo recordará. —Habló una voz a mis espaldas. Me giré sobre mis talones, observando al hombre frente a mi. —Todo mejorará, todo gracias a él...

—¿A qué te refieres?

¿Cómo podría mejorar si yo había perdido a mi hermano?

—Soy Alex. —Se presentó aquél castaño de ojos grises que parecía tener unos 35 años, alzando su mano hacia mí.

Lo miré unos segundos pero finalmente estreché mi mano con la de él.
—Soy...—

—Sophie. —Me cortó. —Sé quien eres. —Me dijo con una pequeña sonrisa, sin despegar los labios. Lo miré con el ceño ligeramente fruncido, secando las lagrimas de mis mejillas. —Jesús me habló mucho de ti. —Explicó, haciendo que asintiera levemente. —Él realmente te quería mucho.

Volví mi vista a su tumba, sintiendo un nudo en mi garganta.
—Él dió su vida por mi.

—Todo pasa por alguna razón, Sophie. Podrás odiar a la vida en este momento por arrebatarte a tu hermano de ésta forma pero quizás... —Suspiró. —Quizás la vida pueda sorprenderte. —Habló, con su vista sobre el cielo. —No era tu lugar, no era la forma... no era tu momento.

Me giré a verlo una vez más, escuchando sus palabras.
—¿Por qué me dices todo eso?

Él alzó sus hombros levemente.
—Sé que pensarás que soy un jodido loco pero... Todos tenemos un propósito y estarás a punto de encontrar el tuyo.

—Yo también solía pensar eso. —Murmuré.

—¿Ya no? —Preguntó de vuelta.

Miré la tumba nuevamente, sintiendo las lágrimas caer una vez más.
—Quizás el pensar que tengo un propósito en esta vida, es solo una mentira que me hago a mi misma todos los días para no rendirme fácilmente. —Sorbí mi nariz. —¿Y si en verdad no lo tengo?

—Lo tienes. Todos lo tenemos.

—¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? —Solté con molestia.

—Lo sé porque yo ya he encontrado el mío hace tiempo.

Miré nuevamente el gorro de lana sobre la cruz, tomándolo entre mis manos.
—¿Y cuál era? —Pregunté girándome hacia él pero para mi sorpresa, Alex ya no estaba ahí. Miré a mi alrededor tratando de encontrarlo y al no tener éxito, fruncí mis labios, volviendo la vista hacia la tumba de mi hermano.

(...)

Abrí mis ojos lentamente y me senté sobre la cama. Max se acercó rápidamente, comenzando a lamer mi rostro. Sonreí ampliamente, acariciando su pelaje.

Las imágenes del día en que perdí a Jesús se repitieron en mi mente, provocando que esa sonrisa desapareciera en cuestión de segundos.

Los días pasaban y aquél dolor solo se volvía más fuerte.

Cada vez al despertar, bajaba las escaleras con la esperanza de que todo fuera una horrible pesadilla y encontrarme con mi hermano haciendo el desayuno en la cocina... pero nunca fue así.

Todo había sido la jodida realidad.

Él no estaba aquí.

Y no volvería.

Solté un suspiro y salí de casa, tratando de deshacer aquél nudo en mi garganta.

Maggie estaba sentada sobre los escalones de la casa de Rick, jugando con Judith sobre sus brazos. No lo pensé dos veces y me acerqué a ellas.

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora