LXXI: Empty.

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Entramos a aquella granja abandonada en cuanto nos deshicimos de los caminantes. Después de haberme asegurado que no quedara ningún otro, me senté sobre aquél viejo sofá. Mis pies agradecían infinitas veces al poder sentarme a descansar luego de largas horas de camino. No podía ni imaginarme como estarían los de Maggie justo ahora.

—Nos quedaremos aquí por lo pronto. —Habló Rick, bajando de las escaleras de la casa. —Hay algunos caminantes en el granero, mañana Daryl y yo nos encargaremos de ellos. —Todos asintieron. Rick llevó su mirada a Carol. —¿Nos queda algo de comida?

—Tenemos algo de carne de ciervo. Veré que puedo hacer. —Rick asintió. Ella tomó su mochila y se dirigió a la cocina seguida de Tara y Jack.

—Dios, éste lugar me recuerda tanto a mi hogar. —Murmuró Maggie, sentándose en el sillón frente a mi.

—¿Cómo te sientes? —Le preguntó Glenn, acariciando su melena castaña.

—Siento como si mis piernas fueran a explotar. —Habló. —Pero estoy bien.

—Hay una habitación arriba. —Dije. —Deberías descansar. Te subiré la comida en cuanto esté lista.

Maggie asintió. Se levantó del sofá con ayuda de Glenn y subió a la habitación.

—Tendremos que buscar más suministros. —Anunció Rick, sentándose sobre el sofá. —¿Puedes apoyarme con eso, Sophie?

Asentí gustosa.
—Claro.

—Hay unas casas cerca de aquí. —Sugirió Ashton. —Yo puedo acompañarte si gustas.

—Entre más seamos, mejor. —Asentí con una pequeña sonrisa en mi rostro, la cual él imitó.

—Nosotros también iremos. —La voz de Carl se hizo presente, haciéndome estremecer. Rick miró hacia su hijo con algo de impresión. —Si es que no tienen problema con ello. —Soltó mirando hacia Ashton.

Ash frunció su ceño, confundido.
—Ningún problema. —Aseguró, manteniendo su vista en Carl.

—La comida está lista. —Avisó Carol, salvándome de éste incómodo momento.

Caminé a la cocina y tomé uno de los platos para Maggie. Una mueca de desagrado se formó en mi rostro en cuanto olí el pedazo de carne frente a mi. Lo hice a un lado, alejándolo lo más posible de mi.
Ugh, tenía el estómago revuelto.

—¿Te sientes bien? —Una dulce voz preguntó cerca de mi.

Giré mi vista encontrándome con Clementine, quién me miraba con un poco de preocupación en su rostro.

—Sí. —Aseguré con una pequeña sonrisa en mi rostro. —Tengo un poco de náuseas y oler la comida no ayuda mucho.

—¿Es para Maggie, cierto? —Preguntó y asentí. —Puedo llevárselo yo después de comer, si gustas.

Asentí con una sonrisa.
—Gracias, Clementine.

Ella asintió con una pequeña sonrisa, sentándose en la mesa del comedor y comenzando a acariciar el pelaje de Max, quien estaba echado en el piso de la cocina. La miré durante unos segundos, debatiéndome si debía soltar todas aquellas preguntas que mantenía en mi mente. Bueno, ¿que más da?

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora