Always | Carl Grimes (Pausada)

LV: Without him.

Tomé la navaja del suelo al igual que el arma, guardándola en mi cintura. Me puse de pie y abracé fuertemente a Carl.

—Eran parte de los salvadores. —Dije, deshaciendo el abrazo para poder mirarlo a los ojos.

Carl asintió, tragando saliva con dificultad.
—Lo sé.

—¿Cómo lograron entrar? ¿Qué sucedió?—Pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi piel al escuchar los gruñidos de los caminantes fuera de la casa. Carl suspiró, apartando la mirada de mi. —Carl, ¿qué fue lo que hicieron? —Pregunté una vez más, al borde de la desesperación.

—Impactaron un trailer con el muro de Alexandria...

Mierda.

—Le dieron paso a una horda de caminantes.

—¿Qué? —Solté en un hilo de voz.

—Tenemos que irnos, Sophie. Ahora.

—Podemos con ellos, Carl. Podemos sacar a los caminantes de aquí y volver a construir el muro. Podemos hacerlo. —Carl negó repetidas veces.

—No podemos, Sophie. —Podía notar el estrés en su voz. —Sabotearon el claxon del trailer para que atrajera a más caminantes. Glenn logró desactivarlo luego de 5 minutos. —Suspiró. —Hay demasiados caminantes afuera y ten por seguro que se aproximan aún más.

Pasé una mano por mi cabello, tratando de tranquilizarme, tratando de pensar que todo estaría bien pero el rostro de Carl no me permitía hacerlo.

—Hay algo más, ¿cierto? —Pregunté a lo que él bajó la mirada a sus pies.

Carl asintió levemente luego de unos segundos, para después volver a posar su mirada sobre mi.
—Cuando derribaron el muro, Jack estaba ahí...

Las lágrimas se acumularon en mis ojos y un escalofrío recorrió mi espalda.
—¿C-cómo está?

—Su pierna está lastimada, por suerte Noah estaba cerca cuando todo ocurrió y logró empujarlo a tiempo...

Suspiré de alivio.

Jack estaba bien.

Todo estaría bien.

—Sophie... Noah murió.

Lo miré.
—Lo mordieron al salvar a Jack.

Ninguna palabra salió de mi boca.

Esto tenía que ser una jodida pesadilla.

Me acerqué a la ventana, mirando hacia afuera.

El muro ya no estaba, los caminantes comenzaban a entrar sin problema alguno.

Las imágenes de aquella horda entrando a la cabaña de Joshua y Caroline aparecieron en mi mente.

—¡Sophie! —Escuché a Joshua llamarme desde la planta baja, luego pisadas fuertes acercándose a mi habitación y la puerta siendo abierta bruscamente. —¡Sophie, hay que irnos!

Mis manos comenzaron a temblar al recordar como corría lejos de la horda, escuchando sus gritos de dolor.

—Sophie..