Sus ojos me miraron durante unos segundos, esperando una respuesta de mi parte. Sabía que tarde o temprano tendríamos que hablar, pero para ser sincera, esperaba que fuera muchísimo más tarde. No me sentía preparada para esto. Aparté mi mirada, tragando saliva con dificultad.
—No tenemos nada de que hablar. —Me limité a decir.
Por Dios, ni siquiera podía mantener mi vista sobre la suya sin querer llorar.
—Por favor, Sophie. —Insistió. —Hay cosas que debemos aclarar y...
—¿Para qué, Carl? —Le interrumpí. —Nada importa ahora. —Lo miré, sintiendo una horrible sensación en mi pecho. —Solo soy una chica a la que tu papá le tiene cariño y ya está. No hay nada más que decir.
Carl soltó un suspiro. —Creí que habías muerto, Soph.
Y aquí era donde me daba cuenta de cuanto lo había extrañado.
Quizás era algo estúpido de mi parte cuando él ni siquiera había pensado en mi, pero el escuchar ese apodo saliendo de sus labios una vez más, provocaba una sensación de escalofríos por todo mi cuerpo.
Y sé que no habíamos tenido un reencuentro para nada lindo, pero me alegraba tanto que él estuviese aquí, frente a mi.
Continuando su vida aunque fuese sin mi.
—¿Sí? Yo también creí eso de ti. —Le respondí, poniéndome de pie. —Pero por lo que veo, tú encontraste la forma de lidiar con mi muerte. —Miré hacia la granja, donde muy seguramente se encontraría la rubia. —Lastima que a mi no me sucedió lo mismo contigo.
—Las cosas no fueron así. —Respondió evidentemente dolido ante lo que acababa de decirle.
—¿No? —Solté una risa seca. —Deja ya las jodidas mentiras, Carl.
—No tienes idea de cómo me sentí después de perderte. —Soltó, avanzando un poco hacia mi.
Fruncí mi ceño. —¿Y tú piensas que yo estaba bien? ¡Perdí a mi hermano! ¡Y poco después creí haber perdido a mi jodido novio, Carl! —Mis ojos comenzaron a cristalizarse, sintiendo que me quebraría en cualquier momento. —O al menos eso fue lo que creí que éramos. Novios.—Añadí con sarcasmo.
Él intentó tomar mi mano y como reflejo, me alejé al instante. —Tu sabes perfectamente cuanto te amaba, Sophie.
Amaba.
—¿Amar? —Repetí. —¿Sabes si quiera lo que es amar a alguien? No te olvidas de una persona a la que amas de la noche a la mañana. —Solté entre dientes, las lágrimas no tardaron en recorrer mis mejillas. —¡Fueron solo seis meses, Carl! ¡Seis jodidos meses te bastaron para olvidarte de mi! —Golpeé su pecho con rabia.
Él detuvo mi mano, manteniéndola sobre su pecho. —Jamás te olvidé, Soph. —Murmuró con dolor y noté como su mirada azul comenzaba a cristalizarse. —Te prometí que siempre estaría contigo.
—E hiciste todo lo contrario, Carl. —Respondí, retirando mi mano de su pecho. —Ni siquiera estoy segura si sentiste algo por mi realmente. —Tragué saliva con dificultad, sintiendo un gran nudo en mi garganta. —Quizás solo estuviste conmigo porque fui la primera chica que se cruzó contigo.
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