XVI: Falling.

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—¡Muchas felicidades, Maggie! —Le dije mientras le daba un pequeño abrazo. Ella sonrió ampliamente. Era una noticia que realmente no esperaba. ¡Maggie y Glenn tendrían un bebé!

—¿Podrías cubrirme un poco en la guardia? Realmente quiero ir al baño. —Me dijo algo avergonzada, reí levemente y asentí mientras tomaba el arma de sus manos.

Si que el embarazo era algo rápido con esos síntomas.

Ella bajó las escaleras con cuidado y se marchó a paso rápido.

Miré a mi alrededor, desde que aquí podría observar lo que había detrás de la gran puerta de metal que cubría a Alexandria, donde apenas había dos caminantes cerca. Nada de que preocuparse.

Me ponía algo de nervios el hecho de que tenía un rifle entre mis manos, era incluso más pesado que yo.
Bueno, tal vez estaba exagerando pero si me asustaba un poco sostener un rifle cuando apenas sabía usar una pistola por Carl.

Luego de unos minutos Maggie volvió, le devolví su rifle y seguimos hablando acerca de su embarazo cuando escuché dos personas discutiendo. Giré mi vista hacia donde provenían aquellas voces y me encontré con Carl. Su ceño estaba fruncido mientras miraba a su papá, notablemente molesto. Rick le dijo algo más y se alejó de él, sus ojos azules lo siguen hasta que suelta un suspiro y nuestras miradas se conectan. Una pequeña corriente eléctrica recorrió mi cuerpo ante su mirada.

No sabía exactamente qué es lo que me pasaba con Carl. Había estado evitándolo un par de días, no sé lo que esperaba haciendo eso pero no estaba funcionando, para nada. Solo había provocado que extrañara aún más hablar con él.

Luego de unos segundos, él se dió media vuelta y comenzó a caminar lejos de mi.
Mi subconsciente gritaba que lo siguiera, pero no estaba segura si debía hacerlo. Otra parte de mi, me pedía que me alejara de él y borrara todo aquel sentimiento que comenzaba a crecer dentro de mi.

—Creo que deberías hablar con él. —Habló Maggie a mi lado, sacándome de mis pensamientos. La miré y ella me regaló una media sonrisa. —Realmente no sé lo qué pasa entre ustedes pero lo que si sé es que Carl te quiere, sé que te convertiste en alguien importante para él en tan poco tiempo. —Ella llevó su mirada hacia la espalda del ojiazul, quien seguía caminando. —Carl no está pasando por un buen momento. Te necesita. —Maggie me miró nuevamente, sin quitar la pequeña sonrisa de su rostro.

¿Quería hacerlo?
Llevé mi mirada a Carl, quien se alejaba cada vez más.
Solté un suspiro.
Claro que quería hacerlo.

—Hablaré con él más tarde. —Murmuré, quitando mi mirada de Carl. Maggie asintió.

(...)

Miré la tumba frente a mis pies. Una pequeña cruz con el nombre de mi padre estaba clavada sobre la tierra. Hacia semanas que no venía a verle, intentando que aquél dolor provocado por su pérdida disminuyera, pero fue imposible.

Quité las lágrimas de mis mejillas, recordando aquellos días.
Recordando su canto.
Recordando sus últimos abrazos y su gran sonrisa.
Incluso recordé el gran apoyo que Carl me dió tras su muerte.

Miré a mi alrededor, soltando un suspiro cansado. Estaba anocheciendo y no había visto al chico ojiazul de nuevo, es como si hubiese desaparecido.
Había intentado encontrarlo horas atrás, pero no lo veía por ningún lado.

Tal vez te esta evitando como tú lo hiciste con él.

Una mueca apareció en mi rostro al pensarlo. Tal vez él estaba molesto conmigo por haberme alejado de esa manera, cuando él no había sido más que un gran apoyo para mi.

Era una tonta.

Me alejé de la tumba de mi padre y me propuse a seguir buscando al ojiazul. Caminé por las calles de Alexandria una vez más y entonces lo vi, sentado en el gazebo junto al estanque, con la mirada puesta en algún punto del suelo. No lo dudé ni un segundo y me acerqué a él. Sus ojos se posaron en mi al notar mi presencia, para después volver al suelo.

—Hey. —Saludé en un murmuro mientras me sentaba a su lado.

—Hola. —Me respondió.

—¿Todo está bien?

Él soltó un suspiro y miró al cielo, la noche había llegado. Llevé mi mirada hacia su rostro, sus ojos azules admiraban la luna y las estrellas sobre nosotros. Sus pupilas parecían brillar aún más.
Su mirada hizo contacto con la mía y sentí mis mejillas arder, daba gracias al cielo por que estaba algo oscuro y no podía apreciarlo.

—He peleado con papá, es todo. —Confesó mientras fruncía sus labios. Asentí levemente y como si fuera un impulso, poseé mi mano sobre la de él. Carl llevó su mirada a nuestras manos y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. No pude evitar sentirme nerviosa.

 No pude evitar sentirme nerviosa

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—Todo estará bien. —Le susurré.

Su mirada se perdió nuevamente en algún punto del suelo y su sonrisa fue desapareciendo poco a poco.

—A veces me siento como un monstruo. —Murmuró luego de unos segundos.

Fruncí mi ceño, girándome a verlo.
—No lo eres. —Dije. —Las discusiones son muy difíciles de evitar, todas las personas tenemos problemas...

—No es solo por la discusión con mi padre. —Añadió. —Es solo que, a veces recuerdo el día en que perdí a mi madre. —Habló. —De alguna forma, me siento culpable.

—Carl, tu no tienes la culpa de eso.

—Ella seguía con vida, y yo le disparé. —Recalcó, mientras bajaba su mirada.

Suspiré mientras miraba nuestras manos aun juntas.
—Sé como te sientes... Cuando Caroline y Joshua murieron, fueron meses realmente difíciles... —Hablé en un murmuro. —Me sentía culpable. Muchas veces sentía que no merecía seguir viva, sentía que ellos no merecerían morir, que yo debería estar en su lugar... —Sentí sus ojos posarse sobre mi. —Incluso muchas veces pensé en quitarme la vida. —Confesé. La mirada de Carl se transformó. —Hasta que llegué a terminus y Max me salvó aquel caminante... comprendí muchas cosas, Carl. Y tal vez suene tonto pero, siento que todos tenemos una razón. —Reí levemente, sorbiendo mi nariz. —El no haber muerto en aquél accidente, el que Caroline y Joshua hayan dado su vida por mi, el que Max me haya salvado de aquel caminante, me hace sentir que tengo un propósito... no lo sé, tal vez esta vez ser yo la que salve la vida de alguien más.

Era un pensamiento que todos los días estaba en mi cabeza.

Realmente estaba muy agradecida con Caro y Joshua, por que de no haber sido por ellos, yo habría muerto aquella noche en que la horda nos atacó y no habría tenido la oportunidad de ver a mi padre una vez más, de llegar a esta comunidad, de conocer a Ron, Enid, Jack... y Carl.

Volví a la realidad cuando sentí sus brazos rodearme y pegarme a su pecho, no lo dudé dos veces y correspondí aquel abrazo, disfrutando su cercanía y aquella fragancia masculina que tan solo Carl tenía.

"No caigas, Soph. No caigas."  Me repetía mentalmente.

Pero desde el momento en que mi corazón latía más rápido con tan solo mirar sus ojos... supe que ya había caído.

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora