XXIX: Karma.

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Miré a mi alrededor. Era un lugar más pequeño que Alexandria, sin duda alguna. Había unas cuantas personas cosechando, otras cocinando y algunas simplemente charlando afuera de los remolques.

—¿Cómo descubrieron este lugar? —Preguntó Michonne.

Jesús se giró a verla.
—Esa es la casa Barrington. Sus antiguos dueños se la dieron al estado en los treinta, y el estado la convirtió en un museo de historia viviente. —Habló, apuntando la gran casa detrás de él. —Éste lugar funcionó por mucho tiempo, antes de que todo pasara. La gente seguro vino porque creyó que seguiria funcionando en el mundo moderno. Por esas ventanas podemos ver a kilómetros de distancia... perfecta para la seguridad. —Explicó. —Vamos. Veámosla por dentro.

Entré tras Jesús, mirando a mi alrededor.
—Por todos los cielos sagrados. —Soltó Abraham en un murmuro.

La casa era hermosa.
Todo estaba perfectamente ordenado y limpio.
—La mayoría de los cuartos pasaron a ser habitaciones habitables, hasta los que no eran dormitorios. —Añadió Jesús.

—¿La gente vive acá y en los remolques? —Preguntó Rick.

Jesús asintió.
—Planeamos construir.

Una puerta siendo abierta captó nuestra atención. Giré sobre mis talones, mirando a aquél hombre de traje y poco pelo.
—Jesús. Volviste... —Sonrió, mirando al ojiverde. Su sonrisa fue desapareciendo poco a poco al vernos. —... con invitados.

—Amigos, él es Gregory. —Presentó Jesús. —Hace que todo funcione aquí.

—Yo soy el jefe. —Añadió Gregory con una sonrisa.

En mi mente solo se cruzó una palabra al escucharlo...
Soberbio.

—Yo soy Rick. —Se presentó. —Tenemos una comu...

—Oigan. —Le interrumpió, colocando sus manos sobre su cintura. —¿Por qué no van a asearse?

Esto era una broma ¿cierto?
Alcé una ceja, mirando a Jesús. Él tan solo miraba avergonzado la situación.
—Estamos bien. —Respondió Rick luego de unos segundos.

—Jesús les mostrará dónde pueden ducharse, bajen cuando estén listos. —Habló. —Cuesta mucho mantener el lugar limpio. —Palmeó el hombro de Rick con una sonrisa.

Y arrogante, pensé.

—Sí, claro. —Rick se limitó a responder.

—Síganme. —La voz de Jesús se hizo presente, empezando a subir las escaleras.

Rick le pidió a Maggie que hablara con Gregory y tratará de llegar a un acuerdo con él.
Pues Alexandria era una comunidad grande, teníamos muchas personas viviendo en ella, necesitábamos alimentos y solo él podría dárnoslo... claramente, a cambio de algo.

(...)

—Queremos hacer el intercambio, pero no necesitamos municiones ahora. —Habló Jesús, saliendo de aquella casa.

–¿Y por qué no? —Pregunté, cruzando mis brazos.

—Las murallas resisten. —Respondió. —Trajimos más medicamentos, Gregory quiere el mejor trato.

—Necesitamos comida... venimos hasta acá y la vamos a conseguir. —Habló Rick mirándolo.

Jesús suspiró.
—Hablaré con él y vamos a solucionar esto. ¿Pueden darme unos días?

—Está bien. —Respondió Michonne. Rick tan solo asintió.

Miré a mi alrededor mientras soltaba un suspiro. Mi mirada se detuvo en uno de los remolques, justo de donde una melena castaña salía. La chica se giró y sus ojos verdes no tardaron en posarse en mi.
—¿Enid? —Murmuré, frunciendo mi ceño levemente.

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora