the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 2 5

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Estar esperando en el hospital, parecía robarte un pedazo de tu alma.

El agotamiento y el dolor me carcomían por todos lados. Sentía un fuerte dolor en mi pescuezo y estaba segura de que el agarre de James se había quedado marcado en mi pálida piel.

Suspiré con pesadez, acomodándome por milésima ocasión el cabello sobre mis hombros, ocultando aquellos moretones para que no se fuesen a preocupar por mí.

Mamá había llorado como nunca, excesiva de emociones. Edward llevaba expresión de acongojo y dolor en su rostro y completamente adolorido pidió perdón a mamá por lo ocurrido.

Mamá había tomado la decisión premeditada de llevarnos con ella a Florida. La verdad, es que no me veía viviendo en un lugar así y me preocupaba que consiguiera hacer que Bella decidiera mudarse allá.

¿Bell's renunciaría a Edward?

Dudaba de ello, así que me estaba aferrando a esa suposición.

Papá llegó conmigo al poco rato con un vaso de café con leche para mí. Sonreí a modo de agradecimiento, incapaz de hablar, de verdad avergonzada con él por lo que habíamos hecho, por los resultados de esta abrumadora noche.

—No estoy enfadado —afirmó en voz baja, tan serio y amable en su calidez que me brindó un absoluto confort que yo ansiaba.

Jasper no se me había acercado. Tras llevarme inconsciente, Alice fue quien se encargó de mí. No dijo mucho, solo que no estaba listo para acercárseme, cosa que me dejaba llena de dudas pero no quería en ese momento molestar ni parecido, además, mi salud mental estaba en el suelo. El agotamiento me perseguía a cada fragmento de mi ser.

Las suposiciones sobre porqué no se atrevía a venir conmigo no terminaban de golpearme y de revolotear por toda mi cabeza. ¿Qué se suponía que debía hacer?

Entonces, la mano de papá tomó la mía de improviso, generando que sonriera, aunque sí terminó por sacarme de balance cuando me rodeó y estrechó entre sus brazos con una fuerza desconocida en él.

No quería ni imaginar la cantidad de emociones que estaba en ese instante viviendo. Para hacer algo como abrazarme con tanto afecto, seguro no se hallaba del todo bien y me dolía el siquiera considerarlo.

—¿Volverán a casa? —Preguntó con suavidad en mi cabello, aún teniendome estrechada en sus armas.

Afortunadamente, lo hicimos.

Aunque fueron difíciles muchas cosas.

Conduje a casa de los Cullen un día de esos, dispuesta a enfrentar a Jasper a causa de su pronta desaparición. No había pasado por mi casa y se había ausentado en la escuela. Ni siquiera me envió un texto ni parecido y aquello comenzaba a inquietarme. No terminaba de entenderlo, ¿por qué se iría?