the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 3 5

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Me dolía cada fibra de mi ser. Exterior e internamente, todo me generaba dolor. Ni siquiera me sentía capaz de moverme, sin embargo, al ver que no solo había una figura desconocida a mi lado en el acolchado, sino que también había otras en el suelo, me insté a escapar ya.

No importó cuanto dolía, me apresuré a levantarme de ahí. Busqué mi ropa y me la coloqué sin importar si estaba al revés o no. Ni siquiera me puse mis zapatos, no quería pasar más tiempo allí.

Me escabullí por la casa que no conocía. Perdí mi teléfono en algún momento de la noche. Busqué como loca uno en las paredes y salones del lugar hasta que hallé uno en la cocina.

Llamé a Bella, llorando en silencio. Esperé paciente, rogando a que nadie me encontrase, poder salir tan rápido como se pudiera.

Me contestó al cabo de un rato después de que insistí mucho. Supuse que al ser un número desconodido por eso no contestó. Pude fingir y hacer que mi voz se sosteniera; ella se dio cuenta por supuesto de que algo no andaba bien, por lo que afirmó que llegaría cuánto antes.

Y así lo hizo. Bella no tardó demasiado. Era muy temprano así que tuve la suerte de que nadie se levantara y me viese. Aguardé en la acera y sentí un inmenso alivio cuando vi el pickup acercarse calle arriba.

Tomé mi chaqueta y apenas estacionó, yo ya estaba subiéndome, huyendo de allí mientras me contenía el llanto.

—Creí que dormirías con Jessica —comentó mientras arrancaba. Asentí, silenciosa, hecha un ovillo junto a la puerta del vehículo.

El trayecto fue silencioso y difícil. Me aguanté el llanto que estaba arrasando conmigo por dentro y Bella me hizo el inmenso favor de no mencionar nada.

Me sentía sucia. No quería ni siquiera tocarme, me daba repulsión. Deseaba llegar a casa y darme un baño que durase una eternidad, aunque lo que menos quería era ver mi anatomía.

Me cuestioné todo, pero la cabeza me martilleaba y no me dejaba pensar con claridad. Además, apenas podía recordar. Todo estaba borroso en mi cajón de memorias. Solo tenía alguna que otra idea de las risas, del baile, de los juegos y rostros ajenos que pasaban por mi mente como flashes, pequeños fragmentos de lo que en algún momento me rodeó en una noche que se convirtió en las peores de mi vida.

Al llegar a casa, agradecí ver que papá no estaba al no hallar por ningún lado su auto. Bajé cuidadosa del pickup y con paso presuroso e inseguro caminé por el asfalto, ansiosa por internarme en las paredes de mi hogar. Me escondería allí el resto de la preparatoria, el resto de mi vida de ser necesario.

—January —llamó con suavidad Bella al tenerme cerca. Le ignoré y me moví con cautela por la casa, aguantando el dolor que a cada paso me carcomió las entrañas.