the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 3 7

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Llevaba dulces en la boca cuando llegamos a casa después de la escuela esa tarde. Bella fue amable y juntas pasamos a comprar una bolsa de dulces agridulces y otra de regaliz para ella, aunque en ese tiempo ella no comía demasiados.

Papá nos esperaba sentado en el pórtico. Nos sacó de balance y nos miramos un momento antes de bajar, él ya estando cerca de nosotras con gesto cansado y triste.

—Muy bien, se acabó —pronunció. Arrugué el entrecejo al escucharlo y me llevé otros pocos dulces más en tanto Bella terminaba de acomodarse la mochila a la espalda.

—¿Qué se acabó? —Curioseé aún con la boca llena.

—Ambas. Se irán a Jacksonville con su madre —farfulló.

Me atragante en ese instante y Bells me ayudó. Papá intentó hacerlo pero pronto me recompusé, algo extrañada por la noticia. ¿Cómo era posible que llegara a esa conclusión?

—No nos iremos de Forks —afirmó ella con seguridad. No la había visto así desde que consiguió mi petición hace ya casi dos meses. Yo tragué duro, aún adolorida por casi ahogarme con las golosinas, pero asentí dándole la razón.

Más que nada, a diferencia de mi hermana, mis razones para quedarme era porque temía ver a mamá y que se viniera abajo. Ella no me había visto, como mi cara y cuerpo ahora lucían como el de un cadáver y aunque me dolía que papá sí lo hiciera, con él me sentía más a salvo que con mi madre.

—Ellos no volverán —susurró con calma, tranquilo, buscando que fuera algo que pudiésemos sopesar.

Ya ni me importaba. La ausencia de Jasper me había dejado de doler desde que al fin había comenzado a progresar con mi tratamiento... fue hace apenas casi dos meses, pero no esperaba recaer en un lugar que dejaba toda mi estabilidad en su recuerdo.

—Lo sabemos —afirmé, porque Bells bajó la mirada con angustia.

—Es que no es normal —dijo— su comportamiento con franqueza me está asustando mucho —confesó y yo lo entendía. Él solo no sabía como educarnos después de muchísimo tiempo sin vivir con él. Podía empatizar a pesar de que mi dolor fuera inmenso; no quería imaginar cómo era el de papá por tener a sus dos hijas pasando por depresión— y a su madre. Chicas, yo... —empezó a decir, sinceridad y su voz tirando haciéndose presentes. No pude mirarlo, me avergonzaba no poder confesarle todo por lo que yo sufría y no quería que sintiera más dolor.

Tan solo podía imaginarlo, su cara contrayéndose en llanto al enterarse lo que me ocurrió aquella noche.

—No quiero, pero creo que deben ir a Jacksonville —farfulló— hagan nuevos amigos...

—Me gustan mis viejos amigos —irrumpió de inmediato Bella tratando de defenderse. No recordaba la última vez que ella había hablado con alguno de ellos, o por lo menos con Angela o Eric.