the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 6 5

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A pesar de que sentía frío, al menos no hacía tanto como para que se me congelase alguna parte del cuerpo. Con privacidad, me saqué los leggins y varios de mis calcetines, dejándome la suficiente cantidad de ropa para no terminar muriendo de una hipotermia.

Cuando salí, Bella aguardaba por mí. Ambas notamos a un pequeño lobo grisáceo con marrón acercarse. El muchacho nos saludó, gesto al que respondí corriendo a abrazarlo.

La caricia de su pelaje suave me hizo cosquillas. Lo rodeé por el cuello en un abrazo que me correspondió con su inmensa cabeza lobuna. Era como tener un gigantesco oso de felpa entre los brazos, pero este respiraba y brindaba una calidez de lo más embriagadora.

Busqué alcanzar hasta sus orejas y con suerte lo conseguí. Rasqué con cuidado, aunque prácticamente mis manos eran nada en comparación a él. Seguí jugueteando con él, sacudiendo mis extremidades por su pelaje para causarle cosquillas hasta que se echó al suelo y me dio acceso a su barriguita.

Me fue imposible no reírme a carcajadas, encantada y divertida hasta que Edward apareció.

—¿Dónde está Jacob? ¿Él ya...?

—Aún no —interrumpió el cobrizo las preguntas de mi hermana. Apreté la boca y me aparté de Seth, que se puso en guardia a mi lado— está viendo que todo esté seguro antes de irse —informó.

Esa fue una señal para que el menor se marchara. Ni siquiera me pude despedir. Solo asentí conforme y les sonreí a mis compañeros, que tal parecía, requerían algo de privacidad.

—¿Jasper y los demás cómo están? —Curioseé al chico, que solemne me miró.

—Preparados. No tienes porqué preocuparte —aseguró, seguro escuchando mi refutar en mi mente.

Me alejé de ellos unos metros para admirar el paisaje. Las vistas de la montaña teñida ahora en blanco por las capas de nieve eran preciosas, por no decir que eran de los mejores paisajes que haya visto.

Sin embargo, esa bonita visión se vio interrumpida cuando aparecieron gritándose Bella y Jacob, quienes al final terminaron envueltos en un beso que me sacó de balance.

Me alejé de allí, sin ganas de ver eso, solo comenzando a pensar en los problemas que se generarían gracias a esos actos. Ojalá que no pasara a mayores.

El cobrizo tenía una expresión que delató lo obvio. No quise hacer ningún comentario burlón o sarcástico. No parecía ser el momento adecuado, así que me limité a cambiar mis pensamientos para no complicar tanto nada.

Pensé en Jazz, en que él estaría listo para la batalla, que seguro acabaría con todos él solo porque estaría en su zona de confort, además de que con el apoyo de su familia y los lobos sería pan comido. Fui positiva, considerando que ese día, al fin la angustia se iba a terminar.