the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 6 4

⋆⋅⋅⋅⊱∘────── [ இ ] ──────∘⊰⋅⋅⋅⋆

A la mañana siguiente, tratar de esconder mi sonrisa fue difícil y de cierto modo, pasó lo mismo con Jasper.

Cargué mi mochila y tomada de su mano me llevó a la explanada donde se llevaría a cabo la batalla. Me besó antes de ir a con su familia, dejándome en compañía de Bella y Edward.

También ellos parecían alegres, mas no tanto como yo, que casi me echo a cantar con ganas y a payasear, por lo menos, hasta que mi hermana me recomendó dejar un rastro en los árboles para atraer a los neófitos a donde estábamos.

Aquello no me gustó. Detestaba la sangre, más viniendo de mí. Además, no muy lejos estaba Jazz y lo que menos quería era incomodarlo o parecido.

Suspiré, me dije que estaría bien, que ambos lo íbamos a estar, así que tomé la pequeña navaja que Bella me tendió y me pinché el dedo con la suficiente profundidad para que saliera la sangre necesaria.

Fui cuidadosa, me apresuré a dejar mi rastro en varios árboles alejados de donde Bella, pero cerca del área determinada.

Debido a que estaríamos en una zona alta en la montaña, me hallaba preparada para el frío. Me había colocado una gruesa blusa de manga larga, un suéter de punto, una sudadera y mi gigante bleizer negro. Bajo el pantalón térmico me puse unos gruesos y cálidos leggings, así como triple calceta. Jasper en la mañana se había reído de mí, diciendo que me conoció así, luciendo como un adorable e inmenso malvavisco.

Pensar en eso me hizo reír. Ya había pasado un año desde que llegué a Forks y un sinfín de subidas y bajadas habían acomplejado mi vida, pero allí estaba yo, viva, luchando una vez más por librarla.

Bella llevaba el gorro que le obsequié cuando llegamos, al igual que yo. También yo traía unas orejeras para combatir el frío cuando estuviésemos arriba, junto a una gruesa manta en la mochila.

Traté de limpiar los restos de sangre de mi dedo antes de volver a ver a Jazz, que charlaba nervioso con Eun-Hye. Los dos llevaban un gesto de tortura terrible en el rostro —e incluso a lo lejos, vi a Young-Do igual junto a Alice—, como cuando Jasper por primera vez sintió mi olor. Alcé la mano que no tenía herida para saludar, gesto que ambos respondieron con tensión.

Arrugué el entrecejo, acercándome más. Oculté el lugar herido de mi mano, sin embargo, ambos comentaron que se seguía oliendo incluso desde la distancia.

Vi que Jazz apretó con dureza la mandíbula y la expresión de dolor e incomodidad que se acrecentó en sus facciones, pero se las ingenió para sonreírme.

—Jan, ¿llevas lo necesario? —Curioseó ella con absoluta amabilidad, acomodando mi gorro, con una sonrisa tirante y asustada, con la cara acongojada como si estuviera conteniendo la respiración.