the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 1 2

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Preparaba un emparedado para mí y para Bella en completa tranquilidad, tarareando en voz baja al son de una de las canciones de Taylor Swift. La casa estaba sumergida en un silencio sepulcral que me permitía escuchar cada movimiento mío con claridad, un ligero eco de mi voz e incluso los actuares de Bella en el piso de arriba.

Terminé de untar la mayonesa en uno de los panes y coloqué la tapa para mi sandwich de jamón, salchicha y queso.

Me tomé la molestia de servir un refresco de lima para ambas, y tras colocarlo todo en una bandeja, me encaminé a subir con los bocadillos a la habitación de mi hermana.

-¿Me podrías ayudar? -Indagué del otro lado de la puerta con las manos ocupadas. Tardó unos breves instantes antes de hacerlo, dejando el paso libre para que ingresara y que me acomodara en su cama- ¿interrumpo algo? -Curioseé.

-Solo estaba buscando historias sobre los Quileutes -masculló, mostrándome la pantalla del viejo computador. Asentí, tomando un mordisco de mi comida. Ella se me unió a los breves segundos, cuidando de que las bebidas no fueran a derramarse en el acolchado.

-No sé tú, pero esto comienza a inquietarme -confesé, ella prestándome suma atención por suerte, pero dudaba de que me hiciera caso-; ¿los Cullen relacionados con los Quileute? ¿Un tratado de territorios? -Vociferé, denotando lo sorprendida y atemorizada que aquello me tenía-. Te recuerdo que prometiste dejarlo si era mucho más grande que nosotras -recordé, ahora abrumada y confundida por todo aquello que de pronto nos golpeaba en la vida, en tanto al mismo tiempo continuaba limpiando un poco de la mayonesa y mostaza que se me quedaba en los dedos.

Su suspiro cargado en pesadez, no me gustó nada.

-Necesito saberlo. Lamento si es incorrecto, ¡sé que lo es!, pero necesito saberlo -Vociferó, desesperada.

Nos quedamos calladas, cada quien sumergida en su mundo, aunque yo quería entrar en el de ella para poder terminar de entender sus motivos para seguir investigando esto, porque la verdad, no los entendía y dudaba de que en algún momento pudiese hacerlo.

-¿Vas a odiarme si continúo? -Indagó, temerosa.

Sopesé su pregunta, dubitativa. ¿Tanto así creía que las consecuencias nos afectarían? ¿Tanto así de monumental creía que era el secreto como para tener ese miedo?

-Eres mi hermana, Bella. No creo que pueda odiarte -respondí en un susurro, con honestidad-. Sin embargo -añadí, mirándole a los ojos- a menos que tus razones para hacer esto sean realmente buenas; si llegas al fondo de esto... creo que estaría algo decepcionada -mascullé.

Me pareció ver que se le cortaba el aliento con eso. Se mordió el labio inferior y esquivó mi mirada, llena de pena.

No sabía que hacer con claridad. Quería apoyarla, quería que descubriera cómo Edward Cullen había detenido un auto con solo empujarlo y que tuviera éxito con eso; sin embargo, con lo que nos dijo Jacob, ya no me sentía cómoda e incluso, algo de pánico que acongojaba cada vez que pensaba en que en ello podría estar involucrado Jasper.