C h a p t e r 3 6

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Año nuevo llegó y con ello el mes de enero, por ende, mi cumpleaños.

El seis de enero no pude dormir en lo absoluto. Eran mis dieciocho años y lo único que quería era que de una vez por todas mi vida terminase. Solo imaginé cómo sería morir ese mismo día, cómo sería la vida de mis padres y mi hermana sin mí. Podrían hacerlo, en un comienzo sería doloroso, pero después continuarían con tranquilidad, como si nunca hubiese irrumpido en sus vidas.

La idea era tentadora. Podía ingerir cualquier cosa y sería rápido, sin dolor. Incluso pensé en saltar por la ventana, buscando algún ángulo que me ayudara a romperme el cuello.

Sin embargo, aunque sonase fácil, me da miedo. Me carcomía el pánico y escalofríos me recorrían cada vez que lo pensaba. No importaba cuan oscuro y triste fuera mi día, no importaba cuánto añorara morir... no podía hacerlo y jamás lo podría hacer.

Había aceptado, que en cuestión de meses me generé un problema de alcoholismo. Bella me obligó a abstenerme, lo que generó en poco tiempo que mi organismo reaccionara de forma negativa. Tuve escalofríos y sudoración excesiva, vomité todo en mi estómago durante días, incapaz de poder ingerir algo. Papá notó la palidez de mi piel que seguía carcomiéndome.

Intenté incluso robar una de las cervezas de papá aunque no me gustasen, pero mi hermana había sido veloz y cada mañana apenas él se iba ella las escondía siempre en un lugar diferente. No me daba de todas formas oportunidad para buscar ya que me acompañaba tanto como podía.

Solía tener pesadillas, por lo cual no dormía del todo bien. De por sí el insomnio ya me doblegaba, aquello fue la punta del iceberg. Parecía un fantasma, mi piel blancuzca, mis ojos luciendo como dos profundos hoyos a causa de las pronunciadas ojeras en ellos, mi cabello carecía de brillo y había dejado de peinarlo, no le veía sentido a hacerlo.

No quería levantarme de mi cama, pero me veía en la obligación de hacerlo para ir a ver a mi psicóloga, con quien me habían mandado apenas hace dos semanas mi padre y mi hermana. Fue un alivio que no le dijeran nada a mamá.

Temprano por la mañana, los golpecitos a mi puerta interrumpieron mi descansar. Bostece, en tanto me levantaba y adormilada observaba a papá ingresar junto a Bella.

Sonreí, recordando el cumpleaños de mi hermana. Timorata, Bells siguió al mayor, quien llevaba para mí un pequeño cup cake de vainilla con crema batida y una fresa, además de una caja de regalo en adorables tonos lilas con un enorme listón blanco decorándolo.

—Feliz cumpleaños, January Sunday —felicitó papá, haciéndome sonreír minúsculamente ante el uso de mi segundo nombre.

Yo no sabía si era un don o una maldición; en la escuela me molestaron muchísimo por eso e incluso a la fecha en ocasiones solían hacerme burla. No me molestaba ya que había aprendido a superarlo con el paso de los años y hasta me gustaba el ligero tono cantarino que había al pronunciarlo.

the 1 (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora