the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 7 8

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Rosalie últimamente era quién se encargaba de los baños de Bella, ya que su condición requería fuerza y exceso de cuidado que yo no tenía. Además, ver la figura huesuda de Bella me ponía de nervios, asustada de que apenas la tocara pudiera quebrarse.

Me encargué de prepararle algo ligero de cenar junto a Esme, que hizo algo similar pero para los chicos metamorfos. Me había preguntado sobre la visita de mis amigos extranjeros y también sobre la actitud de Jasper, ya que llegamos tensos.

Sin embargo, traté de eludir eso. Cambié el tema y la disuadí con agilidad. Por supuesto, Esme no era nada tonta, lo notó, mas no comentó nada y me dio el espacio para poder llevar aquello a mí manera aunque fuera equivocada.

Todos nos reunimos tarde en la estancia a ver televisión, o al menos Emmett, Jasper y Young-Do lo hicieron. Yo por mi parte, tenía a Bella acomodada sobre mí bajo mi brazo. Acariciaba su cabello con cuidado, dándole confort como cuando éramos más pequeñas y eso la hacía sonreír.

—¿Recuerdas cuando mamá nos enseñó a cocinar por primera vez? —Curioseé con diversión, recordando como si hubiese sido hace poco aquello. Se rio y asintió, sobando su gran barriga.

—Terminaste con salsa de tomate en el cabello —recordó jocosa.

—Y mamá con un mechón quemado —añadí, echándome a reír junto a ella. Los Cullen nos miraron con ternura, sin comentar nada— en su defensa diré que gracias a eso comimos ese día unas buenas hamburguesas y un lote de helado bastante rico.

Se removió entonces tratando de ajustarse su viejo suéter. Todos nos pusimos en guardia, sobretodo yo, que al tenerla sobre mí me daba miedo hacer un movimiento en falso y herirla.

—¿Tienes frío? —Curioseó Edward con amabilidad. Ella asintió, intentando fallidamente acomodarse contra mí. Yo no le conseguiría generar ni un mínimo de calor.

—Déjame ayudarte con eso —pronunció Jake, que se acercó más a ella, tanto como para que ella lo alcanzara y comenzara a frotarse igual a un gato en su brazo, buscando subir su temperatura junto a una pequeña sonrisilla tierna— no hagas eso. Sonreír como si fuera tu persona favorita.

—Una de ellas —afirmó— me siento completa cuando estás aquí —continuó.

Ah, volvemos a lo mismo, aún casada.

Sentí incomodidad porque yo me encontraba en medio de todo eso. Miré a Edward con gesto de disculpa, sin querer quedarme allí, sin embargo restó importancia cuando las quejas de Bell's llegaron.

Se alzó rápido y su esposo le pasó veloz el cubo que siempre teníamos a la mano. Me apresuré a levantarle el pelo y sobé su espalda mientras ella regurgitaba lo poco que en su estómago había.